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Un apagón histórico pero previsible

Gabriel González16 de agosto de 2003

El mayor apagón en la historia de EEUU y Canadá, que afectó a Nueva York, Toronto y otras importantes urbes demuestra la vulnerabilidad del sistema de electricidad de Norteamérica. Europa, sin embargo, se cree a salvo.

Más peatones que coches. Una imagen poco conocida de Nueva York.

La vulnerabilidad del sistema de electricidad de Norteamérica se hizo patente el jueves cuando 50 millones de personas quedaron sin servicio de energía en una de las tardes más calurosas del verano. Las autoridades del sector advertían desde hace años que el sistema de transmisión de energía norteamericano es anticuado e incapaz de satisfacer la gran demanda necesaria hoy en día.

Nueva YorkImagen: AP

"Somos una superpotencia con una red del tercer mundo. Nos hace falta una nueva red", dijo el gobernador de Nuevo México y ex secretario de Energía, Bill Richardson, a la cadena CNN. "El problema es que nadie está construyendo suficiente capacidad de transmisión".

Que sólo un rayo o una sobrecarga por alto consumo en una central eléctrica haya podido ser la causa de una cadena de cortes de suministro afectando a 50 millones de personas en EEUU y Canadá resulta increíble para los europeos.

Europa es diferente

Expertos en Alemania afirman que un accidente como el ocurrido en EE.UU no podría pasar en este país. La red de transmisión de energía eléctrica es en toda Europa mucho más densa que la de EE.UU. que tiene agujeros mucho más grandes. Según expertos, las redes en Alemania casi son sobredimensionadas.

La planta a carbón en Gelsenkirchen es la más grande en Europa.Imagen: AP

Utz Claasen, presidente de la tercera compañía eléctrica de Alemania, Energie Baden Würtemberg (EnBW), descartó por completo la posibilidad de que pudiera ocurrir en Alemania un apagón de la magnitud del de la pasada noche en parte de EEUU y Canadá: "Somos líderes mundiales en el área de prevención y seguridad del suministro y por ello estamos seguros de que algo así no podría ocurrir aquí".

Pero no todo es color de rosa. Hans-Joachim Ziesing, del Instituto Alemán de Ciencias Económicas (DIW), comenta en una entrevista con DW-TV los efectos negativos que causó la reciente ola de calor en Europa: "Cuando falta agua para enfriar las centrales nucleares, tenemos problemas para mantener el nivel de funcionamiento", explicó el experto.

El calor como único peligro

La ola de calor, con temperaturas máximas superiores a los 40 grados en Alemania, creó a principios de esta semana algunas dificultades al sector de la energía nuclear, que produce un 30% de la electricidad consumida en el país. Este tipo de centrales utiliza agua de los ríos para refrigerar sus reactores pero, debido al calor y a la sequía, este agua es muy escasa y tiene una temperatura demasiado elevada para ser utilizada con este fin. Varias centrales nucleares han tenido que reducir por ello su funcionamiento. Sin embargo, en ningún momento se tuvo que cortar el suministro.

Nueva York

Una de las mayores preocupaciones de las autoridades estadounidenses fue dejar claro que el incidente no se debía a un temido atentado terrorista o al virus informático "Lovesan", sino a un fallo técnico.

Aparte de que cabe preguntar cómo se pudo descartar esa opción casi de inmediato, sin haber localizado el origen exacto del apagón, la imagen vulnerabilidad que ofreció Estados Unidos es alucinante. El apagón demuestra que no se necesitan armas sofisticadas para paralizar a la primera potencia mundial. Simplemente basta con sacar los fusibles.

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