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Un boicot peligroso

28 de marzo de 2003

Jamás en la historia los vínculos económicos entre Alemania y EE.UU. habían sido tan estrechos. El distanciamiento registrado entre ambos países a raíz de la guerra en contra de Irak, amenaza la alianza económica.

Bye, bye Coca Cola y Harley & Davidson.Imagen: AP

La guerra despierta emociones. La gente quiere hacer algo para manifestar activamente su opinión en favor o en contra de la guerra. Desde hace semanas se escuchan exhortaciones a ambos lados del Atlántico a boicotear diferentes productos, un medio pacífico de demostrar la postura política, pero a la vez un medio con consecuencias impredecibles.

Las declaraciones de políticos estadounidenses en el sentido de imponer nuevos aranceles a productos franceses y alemanes no se toman muy en serio en la "vieja Europa", después de todo existe una Organización Internacional del Comercio, pero las exhortaciones a boicotear productos alemanes y franceses en Estados Unidos, y la respuesta en Europa comienza a cobrar dimensiones peligrosas.

Cerca del 10 por ciento de las exportaciones alemanas se dirigen a Estados Unidos, que es después de la Unión Europea, el segundo socio comercial de Alemania. Por el contrario casi el tres por ciento de las exportaciones estadounidenses se dirigen a Alemania. Aún más importante que las exportaciones directas es el entretejimiento comercial entre ambos estados a través de los grandes consorcios internacionales.

Un boomerang que pega duro

Justamente esta estrecha relación hacen dudar sobre el sentido del boicot. En Estados Unidos, por ejemplo, se ven anuncios de televisión mostrando automóviles alemanes y la pregunta ¿Realmente quiere comprar un automóvil alemán? Un peligroso boomerang para los trabajadores estadounidenses pues no hay que olvidar que tanto Mercedes-Benz como Volkswagen cuentan con fábricas en Estados Unidos. También la fábrica de yogur más grande del mundo en el estado norteamericano de Ohio es propiedad del grupo francés Dannone. En total cerca de 4,9 millones de empleos en Estados Unidos dependen de las inversiones europeas directas.

Dimensiones absurdas

Aún cuando los expertos alemanes crean que la actual crisis en el contexto político no afectará a alargo plazo las relaciones comerciales, el boicot sin duda podría perjudicar a aquellas empresas pequeñas y medianas que exportan la mayor parte de su producción a Estados Unidos. Los activistas a ambos lados del Atlántico han concentrado su atención en productos de consumo. Automóviles alemanes y vino y queso francés. Así por ejemplo al empresa francesa "Fromages.com" que logra el 80 por ciento de sus ganancias con exportaciones a Estados Unidos ha registrado un retroceso del 15 por ciento en las últimas semanas.

¿Será queso francés?Imagen: AP

El viejo dicho de que "el amor pasa por el estómago" se convierte en amarga realidad. En Alemania por ejemplo en muchos restaurantes han tachado la cerveza Budweiser y también el Whiskey de su oferta.

El boicot continúa y amenaza con alcanzar dimensiones absurdas. Mientras que en el Pentágono se discute si se puede remozar la Casa Blanca con pinturas Made in Germany, en Alemania muchos han dejado de consumir Coca Cola y consumen ahora Meca Cola, el refresco del profeta.

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