Un camión bomba estalla en la ciudad afgana de Ghazni
29 de noviembre de 2020
Al menos 30 personas murieron y 21 resultaron heridas en un atentado suicida cerca de la base de la Policía en la provincia del mismo nombre al sur de Afganistán.
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"Hemos recibido hasta ahora a 21 heridos y 30 cadáveres", informó este domingo (29.11.2020) el director de Salud Pública Provincial, Baz Muhammad Hemat, quien añadió que la mayoría de las víctimas son miembros de las fuerzas de seguridad. Otras fuentes elevaban posteriormente a 34 los fallecidos.
Un atacante suicida hizo explotar las bombas que portaba en su vehículo a primera hora de la mañana cerca de una base policial en la ciudad de Ghazni, capital de la provincia del mismo nombre, indicó el gobernador provincial, Wahidullah Jumazada. El kamikaze "utilizó un coche lleno de explosivos" en el distrito de Deh Yar", confirmó el portavoz del ministerio del Interior, Tareq Arian, que precisó que el atentado ocurrió hacia las 7:30 am. Otra fuente provincial que prefirió mantener el anonimato declaró que el atentado se perpetró con un Humvee robado con anterioridad a las fuerzas afganas.
Ningún grupo ha reivindicado la acción, que se produce un día después de que los talibanes afirmasen que han llegado a un acuerdo con el Gobierno sobre las normas de las negociaciones de paz. Sin embargo, fuentes gubernamentales manifestaron que solo se han acordado en principio 21 puntos de normas y procedimientos, pero que la decisión no es final y requiere más negociaciones.
Las conversaciones de paz entre los talibanes y el Gobierno de Kabul comenzaron el pasado septiembre sin que se hayan logrado avances, con las normas del proceso como uno de los mayores obstáculos a la hora de realizar progresos. Uno de los principales objetivos de la administración de Kabul era que se declarase cuanto antes un alto el fuego tras el inicio de las conversaciones, pero los talibanes han insistido en que los combates contra las fuerzas de seguridad afganas forman parte de su yihad o guerra santa y que no la detendrán hasta que sean derrotadas. También el grupo yihadista Estado Islámico ha efectuado ataques similares en la región.
lgc (efe/afp/ap)
La interminable lucha por el poder en Afganistán
A 17 años de la invasión estadounidense, Afganistán sigue sumido en la violencia desatada por los talibanes. Una serie de mortales atentados en el último año sugiere que los radicales son más fuertes que antes.
Imagen: picture alliance/Photoshot
Una seguridad frágil
Los reiterados ataques que han tenido lugar en 2018 y 2019 han causado la muerte y dejado con heridas a cientos de inocentes, y muestran cuán frágil es la situación del país y el débil poder del gobierno. Los incidentes han provocado desesperación en los ciudadanos, cansados de la guerra, y han puesto en evidencia las limitaciones del Estado para garantizar la estabilidad.
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Una larga serie de ataques
Los episodios de violencia han puesto nuevameente a Afganistán en el centro de la mirada internacional. Tanto los talibanes como el Estado Islámico se han atribuido distintos ataques, mientras crece la presión para que el gobierno afgano mejore la seguridad y recupere los territorios que están bajo el dominio de distintos grupos insurgentes, incluidos los ya citados talibanes y Estado Islámico.
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Ofensiva de primavera
En 2018, los talibanes anunciaron el comienzo de su ofensiva anual de primavera, desestimando una oferta de paz realizada por el presidente Ashraf Ghani. Los milicianos, que luchan para reinstaurar su visión radical de la ley islámica, aseguraron que su campaña fue en respuesta a la estrategia adoptada por EE.UU. en 2017, más agresiva con el fin de forzar a los insurgentes a sentarse a negociar.
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La política para Afganistán de Trump
El presidente de EE.UU., Donald Trump, presentó una nueva estrategia para Afganistán en 2017, prometiendo desplegar más tropas para entrenar a las fuerzas afganas. También aseguró que su país seguiría apoyando a los afganos en su guerra contra los talibanes y que, para ello, la presencia estadounidense se extendería todo lo que fuera necesario. En 2019, sin embargo, cambió de parecer.
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Proceso de paz
Pese a que el presidente Ghani realizó una oferta en febrero de 2018 para que hubiera conversaciones de paz "sin condiciones previas", los talibanes no mostraron interés alguno hasta 2019, desestimando las propuestas como parte de una "conspiración". En 2019 aceptaron negociar, pero directamente con Estados Unidos, pasando por encima de Kabul.
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Apoyo paquistaní
Pakistán ha sido presionado por Kabul y Washington para que deje de ofrecer refugio a los militantes acusados de realizar ataques en Afganistán, un cargo que Islamabad niega, insistiendo en que su influencia sobre los insurgentes es sobreestimada. Kabul e Islamabad intercambian acusaciones de proteger a milicianos del otro país. El lenguaje áspero ha caracterizado la relación entre ambos vecinos.
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El papel de los señores de la guerra
Además de los talibanes, los señores de la guerra afganos ejercen una enorme influencia en el país. El año pasado, el líder de Hizb-i-Islami, Gulbuddin Hekmatyar, volvió a Kabul -tras un exilio de 20 años- para jugar un rol activo en la política. En septiembre de 2016, el gobierno firmó un acuerdo con él con la esperanza de que otros señores de la guerra y grupos radicales siguieran el ejemplo.
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Un gobierno ineficiente
En medio de una interminable batalla por el poder, los niveles de respaldo al presidente Ghani no hacen más que bajar. La corrupción desenfrenada y el largo tira y afloja dentro del gobierno de unidad nacional respaldado por Estados Unidos han tenido un impacto negativo en los esfuerzos gubernamentales para acabar con el terrorismo.