Un coche bomba destruye una comisaría en Afganistán
8 de julio de 2020
Los talibanes cifran en 20 los muertos en el atentado, aunque las autoridades admiten tres policías fallecidos y catorce heridos. Un jefe policial murió también en otro ataque.
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Al menos cuatro personas murieron, entre ellas un atacante, este miércoles (08.07.2020) en un ataque talibán con un vehículo cargado de explosivos contra una base policial de la provincia de Kandahar, en el sur de Afganistán. Un portavoz de los talibanes, Qari Yusuf Ahmadi, reivindicó la autoría del atentado en un comunicado afirmando que al menos 20 miembros de la policía fallecieron en el atentado.
La potente explosión tuvo lugar a las 03:30 horas frente al cuartel de Policía y la oficina del gobernador del distrito de Shah-Walikot, dijo a Efe el portavoz del gobernador provincial, Bahir Ahmadi. "Tres policías murieron a causa del ataque y catorce personas, incluyendo civiles, resultaron heridas", señaló Ahmadi, quien añadió que "debido a la intensidad de la explosión, los edificios de la Policía y del gobernador resultaron dañados".
El atacante utilizó un camión militar robado y cargado con explosivos, que según el portavoz habían planeado detonar en el interior del complejo. La Policía sin embargo no permitió el paso del vehículo. "El cuartel general de Policía del distrito, utilizado como base por las fuerzas que estaban realizando operaciones militares en las zonas colindantes, fue completamente destruido en la gran explosión", dijo Ahmadi.
Se trata del primer ataque talibán con coche bomba de esta intensidad de las últimas semanas, desde el breve alto el fuego de tres días por el fin del Ramadán a finales de mayo seguido de un periodo de menor violencia. Las fuerzas de seguridad afganas han mantenido una postura defensiva con los talibanes, mientras que la formación insurgente ha evitado llevar a cabo atentados en las áreas urbanas y contra grandes bases militares.
En otro atentado suicida en Ghazni fue asesinado el jefe de policía del distrito de Dayak junto a sus dos guardaespaldas (en la imagen). Además, en el noreste de la provincia de Kapisa, un cohete fue lanzado cerca del lugar donde el presidente afgano tiene previsto pronunciar un discurso hoy, aunque en este caso nadie resultó herido.
lgc (efe/ap/dpa)
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La interminable lucha por el poder en Afganistán
A 17 años de la invasión estadounidense, Afganistán sigue sumido en la violencia desatada por los talibanes. Una serie de mortales atentados en el último año sugiere que los radicales son más fuertes que antes.
Imagen: picture alliance/Photoshot
Una seguridad frágil
Los reiterados ataques que han tenido lugar en 2018 y 2019 han causado la muerte y dejado con heridas a cientos de inocentes, y muestran cuán frágil es la situación del país y el débil poder del gobierno. Los incidentes han provocado desesperación en los ciudadanos, cansados de la guerra, y han puesto en evidencia las limitaciones del Estado para garantizar la estabilidad.
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Una larga serie de ataques
Los episodios de violencia han puesto nuevameente a Afganistán en el centro de la mirada internacional. Tanto los talibanes como el Estado Islámico se han atribuido distintos ataques, mientras crece la presión para que el gobierno afgano mejore la seguridad y recupere los territorios que están bajo el dominio de distintos grupos insurgentes, incluidos los ya citados talibanes y Estado Islámico.
Imagen: picture-alliance/AP Photo/M. Hossaini
Ofensiva de primavera
En 2018, los talibanes anunciaron el comienzo de su ofensiva anual de primavera, desestimando una oferta de paz realizada por el presidente Ashraf Ghani. Los milicianos, que luchan para reinstaurar su visión radical de la ley islámica, aseguraron que su campaña fue en respuesta a la estrategia adoptada por EE.UU. en 2017, más agresiva con el fin de forzar a los insurgentes a sentarse a negociar.
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La política para Afganistán de Trump
El presidente de EE.UU., Donald Trump, presentó una nueva estrategia para Afganistán en 2017, prometiendo desplegar más tropas para entrenar a las fuerzas afganas. También aseguró que su país seguiría apoyando a los afganos en su guerra contra los talibanes y que, para ello, la presencia estadounidense se extendería todo lo que fuera necesario. En 2019, sin embargo, cambió de parecer.
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Proceso de paz
Pese a que el presidente Ghani realizó una oferta en febrero de 2018 para que hubiera conversaciones de paz "sin condiciones previas", los talibanes no mostraron interés alguno hasta 2019, desestimando las propuestas como parte de una "conspiración". En 2019 aceptaron negociar, pero directamente con Estados Unidos, pasando por encima de Kabul.
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Apoyo paquistaní
Pakistán ha sido presionado por Kabul y Washington para que deje de ofrecer refugio a los militantes acusados de realizar ataques en Afganistán, un cargo que Islamabad niega, insistiendo en que su influencia sobre los insurgentes es sobreestimada. Kabul e Islamabad intercambian acusaciones de proteger a milicianos del otro país. El lenguaje áspero ha caracterizado la relación entre ambos vecinos.
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El papel de los señores de la guerra
Además de los talibanes, los señores de la guerra afganos ejercen una enorme influencia en el país. El año pasado, el líder de Hizb-i-Islami, Gulbuddin Hekmatyar, volvió a Kabul -tras un exilio de 20 años- para jugar un rol activo en la política. En septiembre de 2016, el gobierno firmó un acuerdo con él con la esperanza de que otros señores de la guerra y grupos radicales siguieran el ejemplo.
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Un gobierno ineficiente
En medio de una interminable batalla por el poder, los niveles de respaldo al presidente Ghani no hacen más que bajar. La corrupción desenfrenada y el largo tira y afloja dentro del gobierno de unidad nacional respaldado por Estados Unidos han tenido un impacto negativo en los esfuerzos gubernamentales para acabar con el terrorismo.