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Un dejo amargo

Pablo Kummetz14 de mayo de 2009

Los editorialistas europeos analizan hoy la visita del Papa a Israel y los territorios palestinos.

Imagen: AP

El viaje del peregrino

Süddeutsche Zeitung, Múnich: El papa Benedicto XVI siempre ha resaltado que su visita a Oriente Próximo era un viaje de peregrino. Pero el propio Papa rompió con ese principio a comienzos de semana, cuando poco antes de aterrizar en Tel Aviv exigió la implementación de la solución de los dos Estados. El miércoles en Belén, el Papa fue más concreto y se transformó en portavoz del pueblo palestino que sufre bajo la ocupación. Al igual que el nuevo presidente de Estados Unidos, también el Papa cree que es imprescindible que los palestinos vivan en libertad al lado de sus vecinos israelíes. Y al igual que Obama, tampoco el Papa quiso tener consideraciones con Israel, permitiéndose criticar abiertamente la política israelí de ocupación. Lo que llama la atención es que el Papa halló en Belén las palabras y la forma adecuadas. Abogó por una solución de dos Estados, donó dinero, manifestó su compasión con los palestinos en la Franja de Gaza y advirtió de no recurrir a la violencia. En Israel, por el contrario, en el memorial del Holocausto en Yad Vashem, Benedicto XVI había permanecido algo frío y distanciado. No manifestó allí claramente su identificación con el sufrimiento y el trauma de la nación israelí, sino que leyó un discurso que sonó abstracto. Para los palestinos, la visita del Papa es un éxito de relaciones públicas. Lo que quedará en Israel es un dejo amargo.

Condena al muro

La Croix, París: “De las más destacadas personalidades a nivel internacional, el Papa es quizás el único que puede pronunciar un honesto y neutral discurso ante ambas partes en conflicto. Las palabras de Benedicto XVI en Belén lo demostraron claramente. Para disgusto de Israel, el Papa se refirió ante todo el mundo al sufrimiento de la población palestina, subrayó su derecho a tener una patria soberana y condenó el muro divisorio. Pero simultáneamente llamó a los palestinos a “resistir al impulso de la venganza”. El Papa condenó expresamente las tentaciones del terrorismo y llamó a los palestinos a cooperar con Israel en el logro de objetivos comunes. Ello no es un sobreentendido.”

Presión económica

Dziennik, Varsovia: “El Papa defendió el derecho de los palestinos a tener un Estado propio. Ello fueron importantes palabras, pero no él, sino los norteamericanos pueden imponer la puesta en práctica de esa propuesta. No hay en el mundo ninguna otra potencia que tenga tanta influencia sobre Israel. El Gobierno israelí nada quiere saber de una Palestina independiente. Pero deberá prestar atención cuando venga el mensaje correspondiente de Estados Unidos. Obama puede probar ahora si su política para Oriente Próximo es una realidad o sólo una frase hueca. (…) Israel es el mayor receptor de ayuda norteamericana. No hay mejor método para imponer una política que amenazar con una reducción de la ayuda. Occidente obligó así a la Organización para la Liberación de Palestina (OLP) a negociar. Lo mismo puede suceder ahora con Israel.

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