La comunidad achuar de Wachirpas, en Ecuador, se ubica sobre el Río Pastaza, a pocos kilómetros de la frontera con el Perú, en el corazón de una selva aún intacta, de muy difícil acceso. La comunidad no tenía, hasta hace poco más de 50 años, contacto con la civilización occidental. A través de la Fundación Ikiam, creada por los jóvenes achuar de la comunidad, han iniciado alternativas económicas autogestionadas como la cría de abejas y el turismo comunitario, concebido como un intercambio cultural para dar a conocer su forma de vida, su filosofía, su convivencia con la naturaleza y su defensa del medio ambiente, sobre todo contra los embates de la industria petrolera presente en la Amazonía. Así es que un grupo de la escuela secundaria Pachamama de Quito inicia un viaje de descubrimiento a la comunidad Wachirpas, que les permite conocer no solo una cultura, sino ver de cerca los peligros que corren los pueblos indígenas de la selva ecuatoriana. Los jóvenes estudiantes de la capital regresarán a la ciudad transformados, con una nueva conciencia que los llevará a manifestarse en las calles en el marco de las manifestaciones de Friday for Future, en defensa del medio ambiente. Los achuar de Wachirpas viven aún protegidos por su ubicación aislada en la selva. Pero los achuar del Perú ya conocen la desvastación que producen los derrames de petróleo. Por eso luchan juntos. Saben que no solo las compañías petroleras, sino también los proyectos alternativos pueden llegar a destruir la naturaleza. Entre los achuar, el trabajo no es concebido como una forma de actividad específica, separable de las demás manifestaciones de la práctica social, Para ellos, el trabajo es una relación permanente con un mundo dominado por espíritus que seducir, convocar o apiadar. Para los achuar, la finalidad del buen uso de la naturaleza no es la acumulación infinita de objetos de consumo, sino la obtención de un estado de equilibrio, el llamado "buen vivir” o "shiir waras”.