El diario alemán Süddeutsche Zeitung se hace eco de la historia de Bernie Moreno, que acaba de conseguir un escaño por el Partido Republicano en las elecciones en EE. UU. Moreno ha hecho campaña valiéndose de un presunto pasado como migrante colombiano que ha hecho fortuna de la nada:

"Más de 60 millones de personas son latinos en EE. UU., casi una de cada cinco personas. Bernie Moreno se presenta como el conquistador del sueño americano, alguien a quien muchos tratan de imitar, y por eso lo votan, a pesar de los insultos y amenazas de Trump contra los inmigrantes.

Moreno nació en Bogotá en 1967 y se trasladó a Estados Unidos con sus padres cuando era niño. Durante la campaña electoral, ha hecho propaganda de su legendario ascenso hasta convertirse en multimillonario. 'Llegamos sin absolutamente nada', ha repetido una y otra vez Moreno. Según él, nueve miembros de su familia tuvieron que vivir en un departamento de dos dormitorios, su padre tuvo que 'dejarlo todo' y su familia era de clase media baja.

Pero puede ser que estas afirmaciones no sean del todo ciertas. Al parecer, los Moreno son conocidos, ricos y están bien conectados políticamente. Su padre, Bernardo, fallecido en 2013, era un cirujano graduado en Pensilvania. Según informó el New York Times, él y su madre, Marta, poseían propiedades y granjas en Colombia. Además, tenían empleados y, según el diario, una de las casas de la familia se habría convertido en residencia de embajadores alemanes.

Por su parte, el hermano de Bernardo Moreno, Roberto, es jefe de una gran empresa constructora en su país de origen. Otro hermano, Luis Alberto Moreno, fue durante mucho tiempo embajador de Colombia en EE. UU. y luego, de 2005 a 2020, presidente del Banco Interamericano de Desarrollo.

El propio Bernie Moreno creció con sus padres en Florida, estudió administración de empresas en Michigan y se nacionalizó estadounidense a mediados de los años ochenta. Trabajó en General Motors y abrió su primer concesionario de automóviles cerca de Cleveland en 2005, que creció hasta convertirse en una cadena. También fundó una empresa de tecnología blockchain y su fortuna se estima actualmente en 115 millones de dólares. Esto lo convierte en el quinto miembro del Senado en poseer más de 100 millones de dólares, según escribe el Ohio Capital Journal. (...)

En la carrera hacia el Senado, contó con el apoyo de mucho dinero republicano y se impuso, a pesar de que sus rivales demócratas le acusaron de corrupción".

El trasfondo de los bloqueos en Bolivia

El periódico Die Tageszeitung (TAZ) analizó los acontecimientos más recientes en el pulso que enfrenta al expresidente Evo Morales con su antiguo delfín y actual mandatario boliviano, Luis Arce:

"En el año que falta para las próximas elecciones presidenciales en Bolivia, las tensiones entre el expresidente Evo Morales y su sucesor, Luis Arce, siguen aumentando. (...) 

En el departamento de Cochabamba, activistas pro Morales llevan tres semanas bloqueando varias carreteras rurales. (...) El propio Morales pidió a sus partidarios que consideraran la posibilidad de interrumpir los bloqueos para evitar un derramamiento de sangre. El viernes, Morales inició una huelga de hambre.

El trasfondo de los conflictos actuales es la ambición de Morales de volver a presentarse a las elecciones presidenciales del año que viene por el Movimiento al Socialismo (MAS), a pesar de la prohibición del Tribunal Constitucional.

El actual presidente, Luis Arce, también procede del MAS, pero está totalmente enemistado con Morales, incluso por la cuestión de la reforma judicial y constitucional, que debería haber permitido a Morales volver a presentarse. Arce ya no es miembro del MAS desde octubre de 2023.

Morales, por su parte, también está en el punto de mira de las fuerzas del orden desde que fue acusado de violar a una niña de 15 años mientras era presidente en 2015. En otro caso, se le acusa de estar implicado en trata de personas. El mandatario, de 65 años, rechaza las acusaciones y las califica de maniobras políticas para obstaculizar su regreso al poder.

Sus partidarios utilizan los bloqueos callejeros para presionar, a fin de que se retiren los casos pendientes. Mientras tanto, la Comisión Interamericana de Derechos Humanos expresó su preocupación por el aumento de los conflictos en Bolivia. 

El fin de semana pidió al Gobierno boliviano que hiciera todo lo posible para garantizar la seguridad de los soldados secuestrados. Además, dijo que el Gobierno también debe buscar el diálogo con sus oponentes para resolver las disputas políticas subyacentes.

Sin embargo, el presidente Luis Arce se muestra escéptico al respecto: "No hay diálogo posible mientras la economía siga asfixiada", explicó en relación con los bloqueos de carreteras."

(cp)