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Un lustro de Karzai en el país de las amapolas

Mirra Banchón13 de junio de 2007

Hamid Karzai, desde hace cinco años, lidera el destino de Afganistán. Democráticamente elegido, es el interlocutor de Occidente. ¿Su poder real? Bastante relativo.

Hamid Karzai, presidente afganoImagen: picture-alliance/dpa

Han pasado cinco años desde que el 11 de junio de 2002 en la Loya Yirga, la Gran Asamblea afgana, Hamid Karzai fuera elegido como líder de un país que más de 20 años de guerra habían dejado hecho jirones.

De guiar los pasos de sus diversos grupos étnicos hacia un consenso de reconstrucción y democracia se trataba, bajo la tutela de las fuerzas internacionales de la Operación Enduring Freedom y las ISAF, la Fuerza Internacional de Asistencia a la Seguridad. De la esperanza inicial poco queda; la violencia recrudece, los talibanes no pierden poder, las fuerzas democráticas son endebles.

Mujeres y niñas han vuelto a la escuelaImagen: AP

Violencia cotidiana

Un lustro de una aparente democracia no ha podido mejorar la compleja y confusa situación del país. Hamid Karzai gobierna en Kabul y poco más, dicen diversos analistas. Los últimos acontecimientos ilustran la situación a las faldas de la cordillera Hindu Kush: siete policías afganos murieron y otros cuatro resultaron heridos a consecuencia de un ataque erróneo de las tropas estadounidenses, al este del país. En otra localidad, el mismo día, dos profesoras y una niña fueron abatidas a la entrada de una escuela por unos presuntos talibanes que huyeron en motocicleta. Aparte del reguero de sangre, la ineficiencia de los unos y el simbolismo de los otros -un brutal no a la educación a las mujeres- es patente.

Según Cruz Roja, la situación humanitaria empeoraImagen: DW

Más de 1700 personas han muerto en Afganistán en lo que va del año, muchos de ellos civiles. La situación humanitaria del país se deteriora, denuncia la Cruz Roja Internacional. Es más, diversos analistas cuentan con un recrudecimiento de la violencia, pues concluida la cosecha de la amapola, de donde se extrae opio y heroína y cuya producción ha aumentado en un 50% en el último año, las arcas de las milicias talibanes vuelven a estar llenas.

Avances, a pesar de todo

Con proyectos que incluyen infrasteructura de abastecimiento de agua, instalaciones sanitarias y escuelas, el gobierno alemán ejemplifica la estrategia que ha seguido en Afganistán. "Ganarse el corazón de la población" es su lema, asevera una y otra vez el ministro alemán de Defensa, el cristianodemócrata Franz Josef Jung. Cuando hace pocas semanas el atentado contra efectivos germanos puso una vez más en tela de juicio el sentido de esta misión internacional y, sobre todo, su modus operandi, en nombre del gobierno de Berlín se apresuró a recalcar: "racias a esta misión seis millones de niños y niñas han podido volver a la escuela", recalca el ministro Jung. En más detalles se prefiere no abundar.

Líder legítimo

En diciembre del 2001, el Consejo de Seguridad de Naciones Unidas autorizó la creación de una fuerza compuesta por tropas de la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN), que asistió al gobierno del interino de Hamid Karzai en el restablecimiento de la autoridad en la nación. Siguiendo una hoja de ruta establecida en los Acuerdos de Paz de Bonn de diciembre de 2001, una Gran Asamblea -a la usanza de los pastunes afganos- debía elegir de entre 1500 delegados de todas las etnias al líder que los representaría hasta que en 2004 se convocara a elecciones democráticas. En ambas citas, Karzai resultó elegido.

Un soldado alemán de las ISAF, febrero 2007Imagen: AP

Su gobierno, sin embargo, se ha visto confrontado desde siempre a los grandes desafíos que plantean los líderes regionales, las milicias talibanes y la presencia de la fuerzas de Al Qaeda. Un títere de occidente es Hamid Karzai para ellos. Un líder legítimo que requiere de más apoyo internacional para estabilizar la región sigue siendo Karzai para muchos países occidentales, entre ellos Alemania. "Parece no haber una alternativa", resume Said Musa Samimy de la redacción afgana de DW-RADIO. El balance no es claro.

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