“En el año 2011, 7000 toneladas de cocaína llegaron a puertos europeos provenientes de Chile”, informó el eurodiputado Agustín Díaz de Mera García Consuegra en el marco de un encuentro de delegaciones parlamentarias de la Unión Europea (UE) y Chile.

Si bien Chile no es un país productor, “es el segundo consumidor de marihuana y cocaína en América del Sur”, afirmó Díaz de Mera, añadiendo que ese país se ha convertido en un eslabón clave en el envío de la droga proveniente principalmente de Perú, Bolivia y Colombia. Por otro lado, la UE es el segundo consumidor más grande del mundo, después de Estados Unidos.

Esta situación hace que ambas partes tengan como prioridad en su diálogo el control y combate de las organizaciones delictivas y criminales que representan una amenaza tanto socioeconómica como para la salud pública. “Nos queda claro que si no se reduce la demanda no se puede reducir la producción”, afirmó el eurodiputado resaltando el concepto de la responsabilidad compartida.

“200 mil toneladas anuales provenientes de Bolivia, Colombia y Perú se negocian entre la UE y América Latina”, informó por otra parte el diputado chileno Rosauro Martínez. Y si, debido a la lucha del gobierno de Bogotá, la producción colombiana ha disminuido, en Perú y Bolivia ésta ha aumentado. Entonces, por el norte de Chile, con una larga frontera con 150 puntos de paso a más de 4000 metros de altura y sin control, pasa la cocaína con dirección a los puertos del país. Y de ahí a Europa.

La Europol y la DEA

A este respecto, Patrick Byrne, director asistente del aparato de Operaciones de Europol, dijo a Deutsche Welle, durante un encuentro con la prensa, que su institución se encuentra desde hace algún tiempo colaborando fuertemente en el continente americano: “en cuanto al control de puertos y aeropuertos; así como en el tema de la inmigración ilegal”, afirmó Byrne.

En relación con la inmigración ilegal se mueven también los agentes del crimen organizado. Y aunque “el highlight en el tema del narcotráfico son por el momento los carteles mexicanos –que golpean fuertemente el continente europeo y cuyo nivel de violencia es inusitado”, explica Byrne, “está claro que Colombia ha desempeñado un rol principal en el tráfico de drogas”.

Las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC), corrobora a Deutsche Welle por otro lado Russel Benson, de la agencia del Departamento de Justicia estadounidense Drug Enforcement Administration (DEA), “a pesar del inmenso esfuerzo que ha hecho el gobierno colombiano, sigue siendo una de las mayores organizaciones narcotraficantes”.

¿Los acuerdos favorecen el tráfico?

“Nuestros acuerdos con la UE favorecen que haya crecido el papel de Chile como país de tránsito en la medida en que el crimen organizado saca provecho de los menores controles que existen entre nuestro país y el continente europeo”, explica a Deutsche Welle el parlamentario chileno Pedro Araya, vicepresidente de la Cámara de Diputados. La actual situación alarmante, añade, se debe también a que en las fronteras chilenas se retiraron las minas que guardaban el acceso.

Por otro lado, “el que el presidente Evo Morales legalizara el cultivo de la hoja de coca ha favorecido la elaboración de más cocaína”, dice Araya quien aboga por que la UE haga presión sobre su vecino para tomar medidas de mayor control. En este contexto, el político chileno favorecería, por ejemplo, una cooperación con la agencia FRONTEX, encargada de la gestión de fronteras de la UE.

Un tema para la cumbre UE-CELAC

¿Qué pasa con la cooperación con los países productores? Según el diputado chileno, ésta no ha dado los resultados esperados. Una esperanza podría estar en la recién fundada Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños (CELAC), desde ahora organismo interlocutor de la UE para las cumbres entre ambos continentes y cuya presidencia pro tempore ostenta Chile. En este contexto se podría hacer frente a un problema, que a todas luces, no se puede combatir unilateralmente.

“Ése sería el foro ideal”, subraya Araya para quien, en la cumbre UE-CELAC en Santiago de Chile -pospuesta para diciembre de 2013-, ambos continentes deben acordar medidas concretas para combatir de conjunto el problema que afecta tanto a los países productores como a los consumidores y que, como desde ya lo anuncia el Servicio Europeo de Acción Exterior, será una de las prioridades en el diálogo bilateral en los próximos años.

Autora: Mirra Banchón
Editora: Rosa Muñoz Lima