Por segunda vez en siete años, un terremoto sacude a Italia como a ningún otro país europeo. Eso se debe al choque de varias placas tectónicas bajo el suelo de esta nación mediterránea; una auténtica lucha de titanes.
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Los sismos siguen siendo fenómenos naturales impredecibles. Las fuerzas que los causan tienen su origen a cientos de kilómetros de la superficie terrestre y los científicos no han encontrado elemento alguno que les permita pronosticar movimientos telúricos de manera confiable. Por ahora, la geofísica sólo puede fiarse de las estadísticas disponibles desde principios del siglo XX, cuando comenzaron a medirse los terremotos; éstas por lo menos ayudan a estimar la probabilidad de que un temblor azote a una región en un momento determinado.
Intensas fricciones
También el conocimiento de la estructura del planeta y de las ondas mecánicas que lo sacuden ha contribuido a entender mejor todo lo relacionado con los temblores. Como muestra, un botón: este miércoles (24.8.2016), por segunda vez en siete años, un terremoto golpeó a Italia, dejando un saldo de víctimas y daños materiales que otros países europeos no conocen. Eso se debe al choque de varias placas tectónicas bajo el suelo de esta nación mediterránea. Las zonas de Italia más cercanas a los Montes Apeninos son las más vulnerables.
Italia, zona de alto riesgo
Los Montes Apeninos, cuya cumbre más alta –el Corno Grande– está a 2.912 metros sobre el nivel del mar, se formaron gracias a la colisión de la Placa Africana con la Placa Euroasiática. Ese choque no es un suceso puntual que haya quedado en el pasado, sino un proceso que está en pleno desarrollo: la Placa Africana continúa desplazándose hacia el norte y ejerciendo presión bajo la Euroasiática, en el norte. Y en los bordes de estas placas, donde las unas y las otras entran en contacto, el riesgo de terremotos suele ser mayor.
Una enorme cantidad de energía
Por si fuera poco, debajo de la península itálica también se mueve, desde el este, la Placa Adriática –también conocida como Placa Apuliana– y, desde el oeste, la cuenca del mar Tirreno, que baña las costas de Córcega, Cerdeña y Sicilia. Estas fricciones generan una enorme cantidad de energía que, eventualmente y sin advertencia, se deja sentir en forma de temblores y terremotos en la superficie terrestre. De ahí que los sismólogos describan a Italia como un polvorín. Por fortuna, es posible protegerse de estos sacudones.
Medidas antisísmicas
¿Cómo? Invirtiendo en construcciones antisísmicas, por ejemplo. Los recursos técnicos disponibles para evitar que un edificio se desplome tras un temblor son diversos. De hecho, la Unión Europea ha reglamentado los planes para urbanizaciones nuevas en zonas vulnerables. Y también se pueden tomar medidas para impedir que edificios antiguos, como los que abundan en Italia, sucumban bajo los embates de un terremoto.
Italia y los terremotos
Centenares de muertos y muchos heridos son el saldo de los fuertes sismos ocurridos en Italia en los pasados años. Las secuelas de los terremotos en Italia, en una galería de imágenes.
Imagen: picture-alliance/dpa/Usgs
Italia, en riesgo
Los sismólogos advierten: el riesgo de que se produzcan nuevos choques entre placas tectónicas sigue presente. El centro de Italia sigue temblando y en los últimos días se han registrado numerosas réplicas. El primer ministro italiano, Matteo Renzi, ha prometido reconstruir la región afectada por el terremoto que sacudió el domingo (30.10.2016) el país y dejó a miles de personas sin hogar.
Imagen: picture-alliance/dpa/C. Lattanzio
La suerte de Amatrice
Las fuerzas de rescate evacúan a una mujer en Norcia. El temblor del domingo (30.10.2016) no causó ninguna víctima mortal y tan sólo 20 personas sufrieron heridas en Amatrice. Una posible razón es que muchas viviendas llevaban deshabitadas desde el pasado 24 de agosto, cuando otro terremoto acabó con la vida de casi 300 personas en plena temporada estival.
Imagen: Getty Images/AFP/F. Troccoli
El terremoto más fuerte en 26 años
La histórica basílica de San Benito, en Norcia, quedó completamente en ruinas. También la catedral de Santa María Argenta y la iglesia de San Francisco acabaron destruidas. Aquí, en esta ciudad de 5.000 habitantes de la provincia de Perugia se registró el epicentro. Con una magnitud de 6,5 en la escala de Richter, fue el sismo más fuerte desde 1980.
Imagen: picture-alliance/dpa/M. Guidelli
Retiembla Norcia
Un nuevo terremoto de magnitud 4,4 en la escala de Richter se sintió en el centro de Italia en la mañana del 27 de octubre de 2016. Los nuevos terremotos de magnitud 5,4 y 5,9 causaron al menos un herido, según datos oficiales.
Imagen: Reuters/E. Grillotti
Cadena de sismos
El sismo del 27 de octubre de 2016 se produjo dos meses después del que dejó 297 muertos también en esta zona, despertando de nuevo el miedo entre la población, así como las exigencias al Gobierno para que tome medidas preventivas.
Imagen: picture-alliance/AP Photo/S. Perozzi
Epicentro en Perugia
El mapa del Servicio Geológico de Estados Unidos muestra la zona donde se localizó el epicentro del sismo del 27 de octubre de 2016. Esta vez resultó afectada la zona central de Italia, país de alta actividad sísmica. Los temblores se sintieron también en Roma.
Imagen: picture-alliance/dpa/Usgs
Iglesia en ruinas
El pasado 24 de agosto, poco después de las 3:30 horas, un fuerte temblor de 6,2 grados en la escala de Richter sacudió a la zona centro de Italia. El movimiento telúrico sorprendió a muchos mientras dormían. El pueblo de Amatrice, otrora pintoresco, se vio devastado. Muchos edificios se derrumbaron, pero la torre de la iglesia resistió.
Imagen: picture-alliance/NurPhoto/M. Romano
Profundo dolor
La tragedia afectó a muchas familias. Más de 240 personas murieron, y muchas otras resultaron heridas. Entre las víctimas figuran niños que pasaban sus vacaciones de verano en Amatrice. El temblor se sintió incluso en Roma, a más de 150 kilómetros de distancia.
Imagen: picture-alliance/Pacific Press/I. Romano
El "pueblo más bonito de Italia"
Con su centro histórico de estilo medieval, Amatrice había sido nombrado el año pasado como "el pueblo más bonito de Italia". Pero los viejos muros caen convertidos en pequeñas piedras ante un temblor de como éste. Sus escombros dejan pocos vacíos, y es difícil que personas sepultadas en ellos sobrevivan, considera Ulf Langemeier, de la organización alemana de rescate Technisches Hilfswerk.
Imagen: picture-alliance/NurPhoto/M. Romano
Solidaridad del exterior
Muchos rescatistas y personal de asistencia humanitaria colaboraron para intentar aliviar el dolor de las personas afectadas. Solidaridad y donativos vinieron también del exterior. El presidente Barack Obama ofreció ayuda para la reconstrucción. En un telegrama al primer ministro de Italia, Matteo Renzi, la canciller alemana escribió: "Las imágenes de la devastación me han conmocionado".
Imagen: Reuters/S. Rellandini
Esfuerzos de rescate
Días después, los cuerpos de rescate aún buscaban posibles sobrevivientes entre los escombros, como aquí, en Pescara del Tronto, poco después del temblor principal. En la remoción de los escombros, la THW involucró a uno de sus ingenieros. El especialista muestra en qué parte de las ruinas era menos peligroso internarse para buscar a personas atrapadas.
Imagen: Reuters/R. Casilli
La esperanza
Para encontrar a personas sepultadas bajo los escombros, los rescatistas utilizaron perros entrenados, y también sismógrafos capaces de detectar incluso minúsculos sonidos. Pero luego de cuatro días sin agua y sin ayuda, la posibilidad de que algún sepultado sobreviva era muy remota, advertía el THW.
Imagen: Reuters/E. Grillotti
Sismos y negligencias
En el terremoto que sacudió la ciudad de L'Aquila en 2009, el poder letal de la naturaleza se sumó a fallas humanas. A raíz del sismo, en el que murieron más de 300 personas, se llevó a juicio a funcionarios responsables de la protección civil.
Imagen: picture alliance/INFOPHOTO
Sismos devastadores
Tan solo en L'Aquila murieron cientos de personas, en parte por la falta de previsión de funcionarios que luego fueron sentenciados a seis años de prisión. Además de las pérdidas humanas, los daños materiales fueron enormes.