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Un proyecto gigante para un pequeño país

10 de julio de 2012

Nicaragua planea unir el Atlántico con el Pacífico a través de un canal navegable, un proyecto que, a futuro, podría mejorar la situación de ese país. Pero aún no está claro cómo se lo financiará.

Imagen: AP


Cada vez que un jefe de Gobierno nicaragüense siente que debe dar nuevo impulso a su popularidad, saca del cajón una idea que tiene casi 200 años: la de construir un canal navegable que atraviese ese país centroamericano uniendo el Océano Atlántico con el Pacífico. Un plan para que Nicaragua -el segundo país más pobre del continente americano después de Haití- ocupe un lugar en el escenario de la economía mundial. Pero el proyecto nunca pasó de ser una vaga idea, algo que ahora quiere cambiar el presidente, Daniel Ortega.

 

Un viejo sueño para solucionar problemas actuales

Ortega, a quien se acusa de fraude electoral, corrupción y enriquecimiento ilegal, presentó en el Parlamento un proyecto de ley sobre el “Canal de Nicaragua” que fue aprobado por 85 de 91 diputados, incluyendo a los de la oposición. “Somos una economía pequeña”, dijo Xochilt Ocampo, del gobernante Frente Sandinista durante el debate, “pero no hay gran obra que no se haya iniciado con un sueño. Y la realidad ha demostrado que el Gobierno sandinista cumple con el pueblo.”

Daniel Ortega, presidente de Nicaragua.Imagen: AP

Pero si el canal es verdaderamente el sueño de cerca de 6 millones de nicaragüenses, de los cuales la mitad vive en la pobreza, es más que dudoso. En una carta al presidente que publicaron varios periódicos de Managua, un ingeniero se queja sobre los verdaderos problemas que aquejan al país: “Cuando en los hospitales no hay medicamentos y en las escuelas no hay pupitres, eso significa que ni siquiera hay dinero para las cosas más elementales.”

 

El canal, ¿un filón de oro?

Eso es justamente lo que se supone que traería el canal de Nicaragua: riqueza y bienestar. La idea es que, a partir de 2019, buques contenedores transporten 416 millones de toneladas a través de esa ruta. Y seis años más tarde estaría lista la próxima etapa de ampliación gracias a la cual el volumen de carga ascendería a 573 millones de toneladas, casi un 5 por ciento del comercio por vía marítima. Mirando un poco más al sur, los nicaragüenses pueden constatar que eso aporta buenas ganancias. El Canal de Panamá reporta casi 1.000 millones de dólares anuales, y la tendencia sigue en alza. Además, ya se están realizando excavaciones en el canal para que dentro de dos años puedan atravesarlo barcos cargueros de mayor envergadura, lo que representaría mayores ingresos por peaje.

Cerca de la mitad de la población de Nicaragua vive en la pobreza.Imagen: dapd

Y se planea que el Canal de Nicaragua sea mucho mayor que el de Panamá: más profundo, más ancho y, con una longitud de 200 kilómetros, tan largo como el de Panamá. Pero Nicaragua no piensa generar ganancias solo a través del transporte de mercancías. La construcción del canal ya traería consigo la creación de 600.000 nuevos puestos de trabajo. El Gobierno nicaragüense asegura que el canal no será de ningún modo una competencia para el de Panamá, sino más bien un complemento, en vista de que se pronostica un crecimiento del comercio marítimo mundial.

 

Urgente: se necesitan donantes

Pero hasta que el primer carguero pague su peaje a través del nuevo paso de aguas, Nicaragua deberá ocuparse de varias tareas faraónicas. Una de ellas es la financiación del canal, cuyos costos se estiman en 30.000 millones de dólares, cuatro veces más alto que el Producto Interno Bruto del país. Es decir, que hay que encontrar donantes. El viceministro de Exteriores de Nicaragua, Manuel Coronel Kautz, explica que “los grandes amigos, como Rusia, China, Brasil, Venezuela, Japón y Corea del Sur ya han demostrado interés en financiar el proyecto.”

Daniel Ortega junto a Hugo Chávez y la esposa de Ortega, Rosario Murillo, en Caracas.Imagen: AP

Pero ninguno de esos socios potenciales ha hecho propuestas en concreto, ni siquiera Venezuela, que es el socio comercial más importante de Nicaragua y le vende petróleo por un valor de 500 millones de dólares. Uno de los motivos de esa reticencia podría ser la estructura que se planea para el nuevo canal. Nicaragua quiere quedarse con un 51 por ciento, y el resto sería para los financiadores. “No me puedo imaginar que se encuentren socios que financien la construcción del canal en un 100 por ciento, y que luego se contenten con obtener un 49 por ciento del capital”, dice el diputado nicaragüense de la oposición Pedro Joaquín Chamorro.

Tampoco se sabe con certeza cuál será la ruta del canal. Se están probando seis trazas, y la más adecuada será, probablemente, la que pase por el río San Juan, en la frontera con Costa Rica, objeto de repetidas escaramuzas diplomáticas entre ambos países. En cuanto a la indemnización de los agricultores cuyos terrenos serán atravesados por el canal, el Gobierno espera un acuerdo amistoso dentro de los próximos 10 años. Eso, siempre y cuando el proyecto no vuelva al cajón de las ideas nunca puestas en práctica.

Autor: Marc Koch, desde Buenos Aires (CP)
Editora: Emilia Rojas-Sasse

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