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El teatro como impulso a la integración cultural

16 de abril de 2011

Adaptarse a la vida cotidiana en Alemania puede costarle mucho a los inmigrantes jóvenes. ¿Cómo hacer para que se interesen por la literatura clásica germana? El proyecto teatral de Alexander Brill encontró una manera.

Imagen: seweryn zelazny

El proyecto se llama Theaterperipherie (Periferia de teatro) y en su programación figura el drama María Magdalena, de Friedrich Hebbel. Creada en 1844, la tragedia que giraba en torno a una familia alemana ha sido adaptada a los tiempos actuales y sus protagonistas, transformados en un clan de inmigrantes musulmanes. El hijo es acusado de robar y la hija está esperando un bebé sin haberse casado; esas y otras circunstancias conspiran para poner en peligro el honor de la familia, el valor más importante de los musulmanes… al menos a los ojos de muchos alemanes.

Clásicos alemanes actualizados

Esta nueva versión de la añeja obra de teatro se presenta en la iglesia Sankt Peter de Fráncfort del Meno. La escenografía es bastante modesta; una capa de plástico transparente se estira hasta abarcar todo el espacio y aísla a los actores, vestidos de blanco, de su entorno. No se trata de actores profesionales, pero su interpretación es convincente, impactante. A juicio del director, Alexander Brill, eso se debe a la autenticidad de quienes participan en la obra.

“Todos ellos terminan dando algo de sí”, asegura Brill, cuyo objetivo es confrontar a estos aprendices de actores con los trabajos más sobresalientes de la literatura alemana. Uno se da cuenta de que lo que ocurre en el escenario tiene mucho que ver con sus respectivas vidas. En el montaje de Brill no hay un guión que dicte las pautas de lo que se debe decir en escena, no hay diálogos ni monólogos que daban ser memorizados exactamente.

El teatro como catalizador de la integración cultural

La pieza de Friedrich Hebbel sirve de marco, pero las palabras surgen de manera improvisada, revelando las experiencias y conocimientos propios de los actores. Jonas, por ejemplo, abandonó Irak junto a su familia en el año 2000 y se vino a Alemania; en la obra, él es Murat. Su participación en la Theaterperipherie de Brill se ha transformado en una parte importante de su vida y su personaje, Murat, en reflejo parcial de algunos de sus rasgos.

“Hubo una época en la que la escuela me importaba muy poco, en la que hice algunas tonterías y siempre usaba la misma ropa”, cuenta Jonas; pero, cuando empezó a actuar, agrega, se dio cuenta de que ya no le quedaba tiempo para desperdiciar. Entonces empezó a, como el mismo dice, concentrarse en los ensayos.

Sacando provecho a las experiencias de otros

Alexander Brill fundó la Theaterperipherie en 2008. Antes de eso había trabajado como director durante 25 años en el club juvenil de la Frankfurter Schauspielhaus, un prominente teatro de Fráncfort. Ahora, Brill monta obras en las que la confrontación de los jóvenes con las diferencias culturales entre su país de origen y su país de acogida está en el centro de la acción. Los actores tienen parte de sus raíces en países como Afganistán, Irán, Pakistán, Irak, Turquía, el Líbano, Marruecos, Polonia, Serbia, Etiopía y Alemania, y en religiones como el cristianismo, el judaísmo y el Islam. De ahí que Brill admita sentirse tan enriquecido cada vez que termina una sesión de trabajo en escena.

Autores: Gudrun Stegen / Evan Romero-Castillo
Editor: José Ospina Valencia

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