Un relámpago de solidaridad
24 de noviembre de 2003Aun cuando la vista relámpago del ministro Fischer sea corta en tiempo, su mensaje tiene gran valor político. Fischer no sólo quiere presentar personalmente la solidaridad alemana al pueblo turco estremecido por los más recientes atentados en Estambul. El ministro alemán se entrevistará con su homólogo Abdullah Güll para deliberar sobre el ingreso de Turquía a la UE, una señal clara del apoyo alemán.
El actual gobierno no ha escatimado esfuerzos por impulsar la entrada de Turquía al conglomerado de la Unión Europea. El gobierno encabezado por el canciller Gerhard Schröder ve en Estambul la puerta de enlace por excelencia, entre Asia y Occidente.
Con su presencia en Ankara, Alemania reafirma su postura en el sentido de que, a pesar de los más recientes ataques terroristas, Turquía sigue siendo el símbolo de una síntesis entre democracia e islamismo. Más allá, el gobierno alemán refuerza su apoyo a Turquía en la lucha contra el terrorismo internacional y señala claramente que Europa no capitulará frente a sus embates.
Turquía, clave para el entendimiento
Desde la semana pasada muchas preguntas deben replantearse. No sólo cuál es el momento indicado para el ingreso de Turquía a la UE, sino también si los aparatos de seguridad de los países europeos están preparados para responder a un terrorismo que parece haberse reorganizado y cobrado fuerza. Pero lo más importante en todo el proceso es reconocer a los verdaderos agentes del terrorismo y no caer en generalizaciones absurdas. Turquía, y así lo sabe Alemania, puede jugar un papel de vital importancia para oponerse al fanatismo islámico. Poner en duda la entrada de Turquía a la Unión Europea alentaría únicamente los propósitos perseguidos por los terroristas.
La única vía correcta
Para que la ola de violencia fundamentalista no se expanda al resto del continente europeo es necesario impulsar y promover el proceso de maduración de Turquía como candidato de ingreso a la UE, en vez de obstaculizar su entrada y torpedearla con declaraciones populistas que sólo tienen por fin captar los votos del electorado. El canciller Gerhard Schröder así lo ha indicado al calificar de falta de carácter el intento de instrumentalizar políticamente la miseria humana en Turquía y la visita del ministro Fischer corrobora este mensaje.