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Un riesgo subestimado

Eva Usi9 de julio de 2003

Ya en 1988, el renombrado Instituto Neurocientífico Internacional, con sede en Hannover, descartó la viabilidad de la operación a las siamesas Laden y Laleh. Su director, Madjid Samii, explica por qué.

Las siamesas gemelas iraníes, Ladan y Laleh Bijani.Imagen: AP

Las siamesas Ladan y Laleh, que no pudieron ver realizado su sueño de verse a la cara sin la necesidad de un espejo, apostaron a que la medicina moderna podría realizar algo casi imposible. Ahora los médicos responsables de la cirugía explicarán por qué la operación fracasó. Un equipo médico de Heidelberg descartó en 1996 la viabilidad de la intervención.

Pero mucho antes, cuando las siamesas iraníes contaban con 14 años de edad acudieron al renombrado Instituto Neurocientífico Internacional con sede en Hannover. Su presidente, el neurocirujano Madjid Samii, también de nacionalidad iraní, dijo a las hermanas que las posibilidades de éxito eran muy reducidas y que por lo menos una de las siamesas corría el peligro de morir. El mayor riesgo consistía en reconstruír una arteria entre el cerebro y el corazón.

Lamentable desenlace

Ahora el trágico desenlace de la operación en la que participaron los mejores cirujanos del mundo le dió la razón. "Es muy lamentable el desenlace de la operación y sólo se siente uno lleno tristeza", afirma Madjid Samii, en entrevista con DW-WORLD. El especialista afirma que sin duda los médicos hubieran podido o debido decidir interrumpir la intervención al ver las complicaciones que se presentaron.

"Hace quince años las siamesas me pidieron que realizara la operación. Para responder a su pedido las sometí a las pruebas necesarias antes de semejante intervención y llegué a la conclusión de que ambos cerebros compartían una misma arteria que suministraba la corriente sanguínea a sus cerebros y que la separación de esta arteria era de facto incompatible con la vida. Por esta razón decliné entonces realizar la operación. Esta problemática no cambió desde entonces y eso fue para mí lo decisivo", indica el especialista.

La edad no jugó ningún papel

Samii, evita emitir juicios sobre la motivación y expectativas del equipo de cirujanos que participaron en la cirugía en Singapur y afirma que la edad de las pacientes no jugó un papel preponderante. "La problemática que presentaban las hermanas sería también el impedimento central para una intervención en pacientes de edad infantil, capaces de tolerar temporales derrames de sangre, pero no así una situación que involucra al torrente sanguíneo en su conjunto. Por esto la edad no jugó en este caso ningún papel".

El Instituto Neurocientífico Internacional que atiende enfermedades relacionadas con el sistema nervioso, médula y columna vertebral, es capaz de responder a las interrogantes de los pacientes relativamente rápido. A partir del diagnóstico se delibera sobre la terapia más adecuada. Los interesados pueden dirigirse a través de internet, fax o teléfono. "Si una persona tiene un padecimiento, lo más importante es tener un diagnóstico, afirma Samii, pues eso permite tener claridad y ponderar sobre posibles terapias. Posteriormente es importante averiguar quién tiene la mejor experiencia y es capaz de dar la mejor recomendación".

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