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"¡Un sastre, por favor!"

22 de mayo de 2006

Italia ganó su segundo Mundial en Francia 1938, después de eliminar a Brasil en semifinales gracias a un penalti que Giuseppe Meazza tuvo que anotar agarrándose con una mano los pantalones para que no se le cayeran.

Giuseppe Meazza, ídolo del fútbol italiano.

Italia revalidó en 1938 en Francia el título de Campeón del Mundo conseguido cuatro años antes como anfitriona. Transcurría la segunda parte del decisivo partido de semifinales contra Brasil y los italianos dominaban por la mínima (1 a 0). Un penalti concedido a favor de los transalpinos podía poner la sentencia al choque y dar la posibilidad a Italia de defender el título en la gran final.

El habitual encargado de transformar los lanzamientos desde los once metros por parte de la escuadra italiana era el gran Giuseppe Meazza. En esta ocasión, Meazza tuvo que superar un problema nada habitual: la goma de sus pantalones se había roto y tenía que sujetárselos con una mano para evitar que se le cayeran.

Pese a este contratiempo, el jugador italiano se dirigió al punto de penalti agarrándose los pantalones con una mano, con la otra colocó el balón y transformó el gol. Un tanto que resultaría decisivo, dado que los brasileños recortarían distancias en el marcador para colocar el definitivo 2 a 1.

Ya en la final, Italia superó a Hungría por 4 a 2 para alzarse con el segundo título consecutivo en sus dos únicas participaciones hasta aquel momento en la fase final del Mundial. Sin embargo, los italianos tendrían que esperar 32 años para llegar de nuevo a una final, en Brasil 1970, y 44 para coronarse de nuevo Campeones del Mundo en España 1982.

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