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Sociedad

Un techo para los refugiados venezolanos en Perú

6 de abril de 2019

Percy Ariansen, un gerente de hotel en Tumbes, Perú, hace de la necesidad una virtud y les da alojamiento a los venezolanos que se han visto obligados a abandonar su país debido a la crisis humanitaria que lo azota.

Peru Migranten aus Venezuela an der Grenze
Imagen: picture-alliance/AP Photo/M. Mejia

Para muchos refugiados venezolanos, Percy Ariansen es un ángel. Es posible que él prefiera describirse como un hombre de negocios con consciencia social. Ariansen es el gerente del hotel Toloa, ubicado en la localidad peruana de Tumbes, muy cerca de la frontera ecuatoriana. Con un total de cien camas y sesenta habitaciones disponibles, esta posada constituye el primer amparo que muchos venezolanos consiguen al llegar al Perú.

"Nosotros estuvimos entre los primeros que les dimos alojamiento a los venezolanos. Primero a aquellos con algo de dinero y ahora a los que tocan a nuestra puerta, remitidos por el Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Refugiados (ACNUR)”, cuenta Ariansen desde la primera planta de su sencillo y pulcro hotel.

Una pernocta sin desayuno incluido cuesta treinta soles, aproximadamente ocho euros. Pagar esa suma no era un problema para los primeros grupos de venezolanos que llegaron a Perú huyendo de la crisis humanitaria que azota a su país. "Pero llegó un momento en el que a Tumbes empezaron a arribar familias con poco dinero y muchos niños, y ancianos, y homosexuales y personas transgénero empobrecidas”, recuerda Ariansen.

Percy Ariansen, gerente del hotel Toloa, en la ciudad peruana de Tumbes.Imagen: DW/O. Pieper

Un pacto ganar-ganar con ACNUR

Para los recién llegados con poco en el bolsillo, treinta soles era impagable. Miles de refugiados tenían que dormir en las calles. Pero el año pasado, ACNUR se acercó a Ariansen con una propuesta. "La implementación de una ‘tarifa social' para los refugiados venezolanos. Yo consulté a mi suegro, que es el dueño del hotel, y él aceptó de inmediato”, dice el gerente de Toloa.

El negocio es muy sencillo: de los treinta soles que cuesta una pernocta, ACNUR paga el 75 por ciento –es decir, 22,50 soles– a cambio de que Ariansen renuncie a los restantes 7,50 soles. "La cantidad de personas que pasa por nuestro hotel hace que, al final, nosotros no perdamos nada. Y, al mismo tiempo, podemos ayudar a mucha gente”, explica Ariansen. Y es que parte del convenio consiste en que ACNUR lleve a refugiados directamente desde la frontera hasta la puerta del hotel.

ACNUR lleva a los refugiados venezolanos directamente hasta el hotel Toloa.Imagen: DW/O. Pieper

Clientes solidarios

En un momento de gran afluencia, cincuenta refugiados venezolanos tuvieron que dormir en cuarenta camas, comenta Ariansen. "Nuestro hotel está abierto para todos; pero, en este instante, aquí alojamos casi exclusivamente a refugiados venezolanos”, admite. Quienes duermen allí suelen quedarse una noche y continuar sus caminos hacia nuevos destinos al día siguiente.

Ariansen describe a la clientela tradicional del Toloa como un público fiel. "Aquí nunca ha pasado que un cliente peruano me diga que no va a venir más al hotel porque recibimos a refugiados venezolanos. ¡Nunca!”, jura. Al contrario, enfatiza: muchos peruanos han invitado a comer a refugiados venezolanos, sobre todo las familias con niños.

A estas alturas, el Toloa es conocido más allá de las fronteras peruanas. Un periodista venezolano que trabaja en Ecuador elogió el compromiso social del hotel. "Muchos venezolanos llegan a Tumbes y preguntan directamente por nuestro hotel”, dice Ariansen orgulloso.

(erc/er)

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