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Un templo para xocolatl

Mirra Banchón13 de julio de 2006

Un templo del deleite achocolatado abre sus puertas en Berlín. A las pralinés, bombones y tortas del café, se suman aromáticas y delicadas combinaciones de un restaurante que cree firmemente que el chocolate hace feliz.

El Gendarmenmarkt tiene algo delicioso para ofrecerImagen: dpa

Sumándose a los muchos localitos y cafés, joyas arquitectónicas e históricas del Gendarmenmarkt -para muchos la plaza más bonita de Berlín-, a partir de agosto los mediodías berlineses se verán enriquecidos con una curiosidad: el primer restaurante especializado en chocolate. A partir de septiembre, también las noches capitalinas contarán con los delicados aromas y texturas de creaciones a base de la semilla, a la que dieron su nombre los mesoamericanos precolombinos: xocoatl.

Los chocolatiers Fassbender & Rausch -empresa que une dos casas de más de cien años de tradición germana fabricando ensueños con cacao- se precia de decir que sumando el restaurante a su chocolatería y a su café, se ha convertido en la casa de chocolate más grande del mundo. Pero si así no fuera, en realidad no importa mucho: la de platos de más dulces aromas a orillas del Spree sí que será.

Cacao brasileñoImagen: DW

¡Umh!

Pastete de ganso con cubierta de chocolate. Pollo con salsa de chocolate y chile. Pescado asado con cubierta de coco al chocolate. O quizás, ¿cordonises estofadas o tagliatelle al chocolate con trufas? Hasta ahora todo sigue en la imaginación del comensal, pues el gerente del restaurante, Steffan Reichl confesó a DW-WORLD, cuando inauguraron el café a comienzos de junio, que el menú no estaba listo ni mucho menos. El motivo de ello es que el restaurante representará para los comensales "un cambio en el gusto, y hay que ajustar muy fino para que los sabores lleguen bien al paladar", explica Reichl añadiendo "y quisimos, conscientemente, dejarnos tiempo para la creatividad, para tener la musa necesaria para probarlo todo".

Plantación de cacao en GhanaImagen: dpa - Bildarchiv

Y es que aunque Jürgen Rausch, el gestor de la idea y dueño de la empresa, ha viajado por todos las tierras madres del cacao recogiendo ideas y atesorando sabores y recetas, el enfrentamiento con un público exigente y poco acostumbrado a las carnes estofadas, guisadas o asadas con salsa de cacao -que ciertas regiones denominan llanamente "mole"- representa, junto a la exigencia de calidad que se autoimponen, un gran desafío.

En el detalle está el gusto

¿Cómo hacer sentir entre los sabores de un trozo de caza con trufas la diferencia entre los diversos tipos de cacao? ¿Cómo respetar los detalles que distinguen a los criollos criados en los países andinos, de los amazónicos o los deltanos? Reichl y su equipo prometen saber cómo hacerlo. Para acometer el proyecto, Reichl volvió a Alemania después de haber pasado 15 años en el extranjero. En Telaviv y en México trabajó; en Egipto intercambió las primeras ideas con Rausch; en Grecia pusieron la piedra angular de su delicioso proyecto. "El primero de enero volví a Alemania, y Berlín me pareció una ciudad magnífica para esto", declara un entusiasta Reichl.

Siguiendo con la tradición de las casas de los Fassbender y los Rausch, este restaurante promete utilizar materias primas de altísima calidad, ofrecer composiciones artesanales delicadas y distinguirse por sus productos creativos. "Y ser un templo del placer", subraya Reichl. Y es que a los deleites gastronómicas se sumarán cada noche bailes y cantos compatriotas de las diversas semillas de la teobroma que se utilicen en los platos.

"La casa del chocolate más grande del mundo" ha puesto su listón bastante alto no sólo por la filosofía de la casa sino por el público al que se enfrenta: el consumo del chocolate en Alemania es uno de los más altos de Europa. "El chocolate está ahora en la boca de todo el mundo", subraya Reichl, para quien otro de los fines de este templo de las delicias es arremeter contra la gran mentira de que el chocolate engorda. "Un chocolate con alto contenido de cacao es saludable y si no se exagera, el chocolate no engorda, hace feliz".

Imagen: AP