Un trozo de piedra revela nuevos secretos sobre Stonehenge
10 de agosto de 2021
Unos investigadores británicos analizaron un fragmento del conocido monumento megalítico y descubrieron que en su interior se alojan cristales de cuarzo entrelazados, lo que ha servido de protección frente a la erosión.
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Robert Phillips, un hombre que participó de la restauración de 1958 del reconocido monumento megalítico Stonehenge, perforó uno de los monolitos y se llevó el pedazo de 2,5 cm de diámetro y un metro de largo a Estados Unidos. En 2018, arrepentido por habérselo robado, Phillips devolvió la muestra al Reino Unido para que los científicos pudieran analizarla.
Luego de tres años de estudiar esta pequeña roca que recibió el nombre de Stone 58, los investigadores británicos han encontrado nuevos aspectos sobre la composición de estos pilares de piedra gigantes denominados "sarsen", que pueden llegar a pesar más de 20 toneladas.
Los científicos descubrieron que estas piedras contenían sedimentos que se remontan a la época en la que los dinosaurios caminaban por la Tierra, e incluso algunos de estos podrían datar de hace 1.600 millones de años.
"Le hicimos una tomografía computarizada a la roca, le aplicamos rayos X, la observamos con varios microscopios y analizamos su sedimentología y química", afirmó David Nash, geomorfólogo de la Universidad de Brighton y principal autor del estudio publicado por Plos One.
Asimismo, los expertos determinaron que el fragmento Stone 58 está compuesto por un 99,7% de cuarzo, un material muy resistente a la erosión, que no se corroe ni se desmorona fácilmente. El objeto contenía granos de cuarzo que formaban "un mosaico de cristales entrelazados".
Ante este inesperado resultado, se estima que los antiguos constructores de Stonehenge en el 2.500 a. C. eligieron este tipo de piedra precisamente por su durabilidad: "Estos materiales son increíblemente resistentes. Me pregunto si los constructores de Stonehenge podían saber algo sobre las propiedades de esa piedra, y no solo eligieron los bloques más grandes y cercanos, sino también los que tenían más probabilidades de resistir el paso del tiempo", agregó Nash.
Cabe mencionar que, debido a que el monumento está oficialmente protegido, no se pueden retirar muestras de ningún tipo, ni siquiera para su análisis. El fragmento robado por Phillips sirvió en este caso para el estudio, y en palabras de Nash, fue el "Santo Grial" de la investigación.
"El acceso al núcleo de la Stone 58 que había sido perforada fue prácticamente el Santo Grial de nuestra investigación", añadió.
Además de Stone 58, hay otras dos muestras que fueron sacadas de los enormes monolitos: el fragmento de Salisbury, custodiado en el Museo de esa ciudad inglesa, y un tercer núcleo, de cual se desconoce su ubicación.
Editado por José Ignacio Urrejola
Edificios sostenibles inspirados en la naturaleza
Los arquitectos llevan siglos observando la naturaleza, desde Stonehenge hasta el estadio Nido de Pájaro de Pekín. Conocida como biomimetismo, esta práctica integra soluciones naturales sostenibles en nuestro entorno.
Imagen: Frank Rumpenhorst/dpa/picture alliance
La Sagrada Familia, Barcelona, España
La emblemática catedral del arquitecto Antoni Gaudí es una obra en construcción desde 1882. Gaudí, cuyo estilo estaba muy influenciado por el mundo natural, no era partidario de la línea recta. Su magnífica estructura cuenta con columnas de doble torsión que sostienen el techo y atraen la mirada hacia los vitrales, que iluminan el espacio sagrado con luz dorada y verde.
Imagen: Frank Rumpenhorst/dpa/picture alliance
Las copas de los árboles
La obra de Gaudí evoca la luz moteada por el sol que se filtra a través de las copas de los árboles de un bosque. Los visitantes de la nave, la zona central de la iglesia, pueden sentirse como si estuvieran caminando por un claro del bosque. Sus columnas, que se ramifican para sostener la bóveda y el tejado, imitan la forma en que los árboles distribuyen el peso.
Imagen: Halil Sagirkaya/AA/picture alliance
Centro Eastgate, Harare, Zimbabue
Este complejo de oficinas y tiendas fue el primer edificio de África en utilizar la ventilación pasiva. Construido en la década de 1990, aprovecha las oscilaciones diarias de temperatura para enfriar y calentar de forma natural. Los ventiladores aspiran aire fresco a nivel del suelo y lo empujan hacia arriba hasta el tejado, por donde escapa el aire caliente.
Imagen: Mick Pearce
Montículos de termitas
El arquitecto se inspiró en los termiteros que se encuentran a menudo en Zimbabue. Estas estructuras, algunas de ellas de hasta 9 metros de altura, atrapan la brisa en la base y ventilan el aire caliente por la parte superior. Las termitas, que necesitan mantener su temperatura corporal en torno a los 30 grados, construyen constantemente nuevos túneles y bloquean otros para regular el calor.
Imagen: Julian Peters/Zoonar/picture alliance
30 St Mary Axe, Londres, Reino Unido
Este icónico rascacielos forma parte del panorama londinense desde 2003. Diseñado por Norman Foster y más conocido como The Gherkin (“El pepinillo”), también se beneficia de la calefacción y refrigeración pasivas, con una fachada de vidrio de doble capa que ayuda a aislar las oficinas y maximizar la luz natural.
Imagen: Martin Sasse/DUMONT/picture-alliance
Cesta de flores de Venus
El interior del edificio es abierto y espacioso gracias a una estructura exterior de enrejado. Los refuerzos diagonales dan soporte a la torre de 180 metros, de la misma manera que un esqueleto de sílice ayuda a esta esponja de cristal a sobrevivir en las profundidades del océano Pacífico y el Índico.
Imagen: Wikipedia/Public Domain
Edificio BIQ. Bioarquitectura Algae, Hamburgo, Alemania
Un complejo de apartamentos de cinco plantas en el norte de Alemania, construido en 2013, ha integrado la materia viva en su diseño. Una "fachada de biorreactores" ayuda a dar sombra y proporciona una forma de energía renovable para alimentar el edificio. Dos lados del edificio orientados al sur están montados con 129 biorreactores, paneles de vidrio que forman una granja vertical de algas.
Las algas toman el sol y utilizan la fotosíntesis para crecer y llenar los paneles. Se cosechan y almacenan en tanques en el edificio, luego se fermentan en una central eléctrica cercana y se utilizan para generar electricidad. En verano, las algas ayudan a dar sombra a las ventanas; en invierno, un crecimiento más lento proporciona más luz.
Imagen: ChinaFotoPress/Getty Images
Museo de Arte de Milwaukee, Wisconsin, Estados Unidos
El aporte del arquitecto español Santiago Calatrava a la principal galería de arte de Milwaukee, terminada en 2001, tiene la forma de un barco, apropiada para su ubicación junto al lago. Un enorme techo de protección solar puede abrirse y cerrarse para dar sombra. Cuando está completamente extendido, tiene una envergadura de unos 66 metros, comparable a la de un avión 747.
Imagen: Shawn Thew/dpa/picture-alliance
Pájaro en vuelo
Calatrava quería reflejar las características urbanas y naturales del entorno, especialmente el paso de los barcos y las velas. Las alas de la cubierta de 90 toneladas tardan 3 minutos y medio en abrirse o cerrarse. El grácil movimiento recuerda al de un pájaro alzando el vuelo.
Imagen: M. Varesvuo/WILDLIFE/picture alliance
Vidrio apto para pájaros
Cientos de millones de aves mueren cada año al chocar con ventanas transparentes. Las pegatinas adheridas al cristal pueden ayudar, pero tienen que cubrir una gran parte de la superficie. La empresa alemana Arnold Glas ha desarrollado una lámina de vidrio aislante con un revestimiento especial reflectante ultravioleta, casi invisible para el ser humano, que ayuda a alejar a las aves del peligro.
Imagen: Michael Probst/AP Photo/picture alliance
Tela de araña
La mayoría de las aves, al igual que otros animales, son capaces de ver la luz en el espectro ultravioleta porque tienen más bastoncillos y conos en sus ojos que los humanos. Esto les ayuda a diferenciar y evitar las hojas cuando vuelan por las copas de los árboles. Y muchas arañas crean sus telas con seda que refleja la luz ultravioleta. Esto hace que los pájaros vuelan hacia otro lado.
Imagen: picture-alliance/ZB
Azulejos exteriores
Los investigadores del fabricante japonés de azulejos Inax desarrollaron un revestimiento de sílice que puede pintarse en los azulejos exteriores para ayudar a mantenerlos limpios. El sílice forma bultos microscópicos en la superficie de las baldosas. La humedad del aire se adhiere a estos bultos y atrae partículas de suciedad. Cuando llueve, los edificios se limpian.
Imagen: The Yomiuri Shimbun/AP Images/picture alliance
Concha de caracol
Los investigadores tuvieron la idea al observar las conchas de los caracoles, que tienen su propio patrón de pequeños bultos. La superficie irregular crea pequeños charcos de agua en la concha del caracol, y los contaminantes flotan en estos charcos y acaban siendo arrastrados por la siguiente lluvia.