Afganistán y talibanes a través de películas y documentales
17 de agosto de 2021
Aquí algunos títulos que pueden ser encontrados en plataformas en línea, han brillado en festivales internacionales de cine, o cineastas afganos retratan la realidad del país pero desde el exilio.
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Existe un amplio número de filmes que retratan la vida y cultura de Afganistán y los talibanes desde distintas perspectivas y momentos. Encabezando la lista, la película que atrajo la atención del mundo hacia el país fue "Kandahar", de Mohsen Makhmalbaf (2011), que también se convirtió en la primera película afgana en participar en el festival de cine de Cannes.
Así, a lo largo de dos décadas de ausencia talibán (2011-2021), se han realizado varias películas notables como "Osama", que ganó los globos de oro en 2003, "Buzkashi Boys" (2012), que fue nominada a los Oscar, "Una carta al presidente" y "Emaan", entre otras.
Alejados de Afganistán, cercanos a la realidad
Desde que muchos cineastas huyeron del país debido a las guerras, comenzaron a hacer películas fuera de Afganistán. Algunos títulos destacados son "Shirin Gul-o-Shir Agha" realizada en Rusia, "In the Wrong Hands” o "Shade of Fire” hechas en Estados Unidos, "Shekas” desde Pakistán y "Gridami” realizada en Italia por Razi Mohebi, entre otras.
Las más destacadas fueron "FireDancer", presentada al premio de la Academia, y "Khakestar-o-khak", de Francia. De hecho, FireDancer fue la primera película afgana presentada al Oscar, una película sobre la diáspora afgano-estadounidense en la ciudad de Nueva York del guionista y director, Jawed Wassel, un afgano-estadounidense que había recibido asilo en Estados Unidos en la década de 1980, y que fuera brutalmente asesinado mientras la película estaba en fase de postproducción en 2001.
Wassel también dirigió "In the Wrong Hands” y "The Fear”.
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Disponibles en Netflix o YouTube
Nominada al Oscar, "The Breadwinner" es una película animada de ficción que cuenta varias situaciones reales que han vivido niñas y mueres durante el régimen talibán. Puntualmente, la obligación de vestir completamente cubiertas - para evitar provocaciones -, sin poder trabajar ni estudiar o simplemente estar en las calles sin un familiar varón.
"Morir para contar” ha sido un acercamiento al conflicto político y bélico en el país desde hace décadas y su relación con Estados Unidos contado a través de los ojos d los periodistas que son corresponsales de guerra. Desde el frente noticioso, son ellos quienes han visto la violencia y atestiguado lo que implica un régimen Talibán.
La Sharia es el nombre como se le conoce a la ley talibán involucrando cuestiones religiosas y de moral, que en su mayoría, son normas que se caracterizan por la violación a los derechos humanos. Los castigos, humillaciones y lapidaciones públicas están contenidas en "Sharia: ¿Licencia para matar?
Basada en hechos reales, "The Outpost” se aproxima a la Batalla de Kamdesh en 2009 en Afganistán, donde alrededor de 2000 talibanes atacaron un puesto de combate de Estados Unidos.
ee (imdb / YouTube / Farsi Cinema Center)
Las numerosas prohibiciones que los talibanes imponen a las mujeres
Durante el primer gobierno talibán, mostrar los tobillos, reírse o salir solas de casa eran motivo suficiente para que las mujeres fueran castigadas. Los matrimonios forzados son un peligro latente para las niñas.
Imagen: Paula Bronstein/Getty Images
Combatientes talibanes en Afganistán
RAWA (Revolutionary Association of the Women of Afghanistan) es una organización fundada en 1977 para promover los derechos de las mujeres en Afganistán. Su papel cobra especial importancia ahora que los talibanes volvieron al poder. Estos reducen el rol de las mujeres hasta casi convertirlas en meros objetos. RAWA recopiló algunas de las prohibiciones impuestas por los radicales.
Imagen: Mohammad Asif Khan/dpa/AP/picture alliance
Borradas de la esfera pública
Esta fotografía se ha convertido en un símbolo del cambio de gobierno. Para los talibanes, las mujeres no juegan ningún rol en la esfera pública. Si bien hoy se presentan como moderados ante los ojos del mundo, la represión contra estudiantes y trabajadoras ha comenzado en algunas provincias. Una de las prohibiciones impuestas es que no puede haber imágenes de mujeres ni en revistas ni en tiendas.
Imagen: Kyodo/dpa/picture alliance
Las mujeres no se educan
En mayo de 2012, los talibanes tirotearon a Malala Yousafzai en Pakistán por pelear por el derecho de las niñas a recibir educación. A estos integristas les parece innecesario que las mujeres se eduquen, y a partir de los 10 años tienen prohibido ir a la escuela. No hablemos ya de la universidad. Durante el primer gobierno talibán (1996-2001), muchas escuelas se convirtieron en seminarios.
Imagen: Paula Bronstein/Getty Images
¿Modelos? Ni soñarlo
Los pantalones acampanados o los zapatos con taco alto están vedados, porque un varón no debe oír los pasos de una mujer. Las mujeres tampoco pueden usar vestimentas coloridas, porque para los talibanes los tonos vistosos son "sexualmente atractivos". Es decir, una escena como la de la foto, de un desfile de modas en Kabul en agosto de 2017, sería imposible hoy por hoy en Afganistán.
Imagen: picture-alliance/Photoshot
Nada de uñas pintadas ni maquillaje
Según RAWA, durante el primer gobierno talibán hubo reportes de mujeres a las que les fueron amputados los dedos por haberse pintado las uñas. Ellas tampoco pueden maquillarse o usar cosméticos, y si no se atienen a las estrictas normas de vestir de los talibanes, corren el riesgo de ser azotadas en público, como ocurrió ya en el pasado y como muchas temen que vuelva a ocurrir.
Imagen: Getty Images/AFP/R. Conway
Nada de TV y nada de tobillos
Todas las prohibiciones descritas fueron impuestas por los talibanes entre 1996 y 2001, y nada hace pensar que eso no volverá a suceder. Según el criterio de los radicales, las mujeres no tienen derecho a tener presencia en radio, TV ni en reuniones públicas. De hecho, no pueden siquiera escuchar música. En la foto, la presentadora Karishma Naz, que comete otro pecado: muestra los tobillos.
Imagen: picture-alliance/AP/R. Maqbool
Adiós a las bicicletas
En el primer régimen talibán, las mujeres tenían prohibido montar en bicicleta o en motocicleta. Si querían viajar en bus, debía ser en buses solo para ellas, pues no tenían permitido mezclarse con varones en el transporte público. Y si por alguna razón necesitaban un taxi, debían tomarlo en compañía de su mahram, una suerte de cuidador que debe ser un familiar cercano (padre, hermano o esposo).
Imagen: DW/A. Akramy
A los talibanes no les gustan las deportistas
Por cierto, las mujeres tampoco tienen derecho a participar en actividades deportivas o pertenecer a un club. Incluso hubo épocas durante el régimen talibán en que las castigaban por asomarse a la ventana o salir al balcón. Actividades como el montañismo practicado por Fatima Sultani (en la foto) probablemente dejarán de ser posibles ahora en Afganistán.
Imagen: Mohammad Ismail/Reuters
¿Podrán seguir trabajando fuera de casa?
Salvo algunas doctoras para atender a mujeres (pues ellas no pueden ser tratadas por médicos varones), los talibanes prefieren no ver a nadie del sexo femenino trabajando. Y si bien el 17 de agosto de 2021 llamaron a las funcionarias a presentarse en sus puestos, está por verse cuántos derechos les van a reconocer en ese campo. En la foto, la periodista Anisa Shaheed.
Imagen: Mortaza Behboudi/DW
Reducidas a la invisibilidad
La lista de prohibiciones es larga y los castigos son palizas públicas. Las mujeres deben usar un velo que las cubra completamente, no pueden salir solas ni estrechar la mano a un varón. Las lapidaciones por adulterio eran pan de cada día. Las mujeres incluso tenían vedado reír fuerte o ser fotografiadas. Además, muchas veces eran forzadas a casarse, incluso siendo niñas.
Imagen: Mary Evans Arichive/imago images
Mujeres de armas tomar
A la luz de la vida miserable a la que se vieron sometidas por los talibanes, muchas mujeres tomaron las armas para enfrentarlos. En la provincia de Ghor se montó una milicia femenina para frenar a los integristas, mientras que en Charkint, la gobernadora (una de las tres de Afganistán) Salima Mazari formó milicias que contuvieron a los talibanes hasta después de la caída de Kabul.
Imagen: Presseabteilung des Gouverneurs der Provinz Ghor