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Una bicoca

Miguel Volpara24 de agosto de 2004
Doy vuelta la lata de arvejas… “50 Cent”. Doy vuelta el cd de Britney Spears que me regaló mi hermanita… “50 Cent”. Me digo que no, no puede ser. Trato de calmarme, pongo música, alguna trompeta. Ya estaba mucho mejor, cuando veo el equipo de música y me entra la duda. Levanto el equipo, lo llevo a la mesa y se cae un parlante pero no me preocupa; quiero ver una cosa... ¡Sí señor! Debajo de todo se lee “50 Cent”. Realmente, una locura. Pero no me puedo dejar caer, tengo que concentrarme en la música…
¿Y eso qué es? Sentí un ruido en mi pieza. En cuanto llego, veo a un pibe con un revolver en la mano.
– Te vooy a dextrosaar la kazaa d tu bidaa. – dijo.
– Se dice “destrozar la casa de tu vida, animal”. – corregí. La falta de sintaxis en una oración me pone mal, es más fuerte que yo.
– Perdoon. – agregó.
Acá arde Troya, pensé. Agarré el motor del Scaléctric y se lo tiré por la cabeza. El pibe cayó desplomado y el arma salió volando por el cuarto. La alcancé en el aire y apunté; era un arma de juguete… “50 Cent”. ¿Y este de dónde salió, de las páginas amarillas? pensé. Lo tomé de los pies y lo arrastré hasta la calle. Flor, mi hermanita, volvía de la escuela.
– ¡Es igualito a Brad Pitt! – dijo.
Ni le contesté. Cerré con llave y fui a bajar la persiana de mi cuarto. Flor me siguió sonriente.
– Vos sos un gran hermano, ¿Sabías? – dijo. Con qué se va a venir, pensaba, cuando me atacó por sorpresa. – ¿Hermanito, qué es el sexo? –.
Si hubiera consultado el horóscopo, seguro que decía: “Haga viajes por el mundo, vaya a los mejores hoteles, vea en directo la Copa Euro 2004, haga cualquier cosa menos quedarse en su casa”
– Mañana, Flor, mañana hablamos ¿Sí? – dije.
Se fue echa un trapito. Volví a mi sillón y me senté. Me estaba quedando dormido cuando noté mi recibo de sueldo en el piso. Lo doy vuelta y leo… Neto a cobrar: “50 Cent”.