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¿Una cumbre histórica?

Miodrag Soric, desde Panamá10 de abril de 2015

La VII Cumbre de las Américas es distinta de las anteriores. Cuba participa encabezada por el presidente Raúl Castro, lo cual muestra la distensión en las relaciones con EE.UU. Miodrag Soric informa desde Panamá.

Imagen: picture-alliance/dpa

“Cuba ya no es lo que fue durante la Guerra Fría: un apéndice de la Unión Soviética. Por eso, mucho de lo que en aquel entonces era vigente, hoy no lo es más”, dice a DW Carl E. Meacham, del conservador Centro de Estudios Estratégicos e Internacionales. El presidente Obama sabe que Cuba recibe hoy poca ayuda de Moscú, y que La Habana depende de los envíos de petróleo de Venezuela, país que se tambalea económicamente debido al dispendio y a los bajos precios del hidrocarburo.

La actual política hacia La Habana no solo se debe al presidente Obama, quien la pretende dejar como una de su legado en política exterior. “Hay consenso entre el establishment internacionalista: se piensa que de esa manera será más fácil deshacerse del gobierno cubano. Si esto funcionará así o no, es cosa que está por verse”, señala Mark Weisbrot, del izquierdista Centro de Investigación Política y Económica.

No está programado un encuentro directo entre los presidentes de Cuba y Estados Unidos, según la Casa Blanca. Pero al margen de la cumbre habrá oportunidad suficiente para que ambos puedan dialogar. La Habana y Washington acordaron el pasado 17 de diciembre comenzar el proceso para reanudar sus relaciones diplomáticas. Del lado estadounidense, se afirma que las negociaciones hasta el momento han sido más difíciles de lo que se había pensado. Cuba quiere que se le elimine de la lista de países que patrocinan el terrorismo. Con ello espera obtener ventajas económicas.

Sin avances en DD.HH.

El gobierno de Estados Unidos parece dispuesto a cumplir este deseo. Pero quiere ver avances de Cuba en cuanto a los derechos humanos. Ahí parece haber mordido cemento. Varios opositores cubanos que estaban invitados a la cumbre no recibieron permiso para salir de la isla. Tan solo en marzo, la policía cubana detuvo a cientos de opositores. Estados Unidos seguramente llevará estos temas a la cumbre.

La administración Obama cuenta con que su nueva política hacia Cuba le atraerá elogios. Lo mismo puede decirse del anuncio de Washington, en cuanto a que otorgará ayudas por miles de millones de dólares para lograr una cooperación más estrecha con países centroamericanos en los sectores económico y energético. La decisión de Obama de otorgar derecho de residencia en Estados Unidos a millones de inmigrantes ilegales también fue bien recibida en las capitales de Centroamérica y Sudamérica.

Sanciones contra Venezuela

Un mes antes de la cumbre, el gobierno de Estados Unidos decretó sanciones contra miembros del gobierno de Venezuela. Desde entonces, el presidente de ese país, Nicolás Maduro, no se cansa de denunciar la “agresión estadounidense”. De este modo busca alejar la atención acerca de la catastrófica situación económica por la cual atraviesa Venezuela. Otros países como Cuba, Ecuador y Bolivia se han mostrado solidarios con Maduro. Durante la cumbre, Estados Unidos observará con mucho detenimiento si otros siguen este ejemplo.

Carl E. Meacham defiende la decisión de Obama: “Las sanciones afectan a siete importantes miembros del gobierno a causa de graves violaciones a los derechos humanos que han ocurrido a partir de las protestas de febrero de 2014. Las cuentas de esas personas en el exterior fueron congeladas y no contarán con visa para entrar a territorio estadounidense. Washington actúa, mientras que los países de esa región no lo hacen”, considera el especialista.

Imagen: picture-alliance/dpa/Michael Nelson/Alejandro Ernesto

Contener a China

Desde la perspectiva de Washington, resulta además importante hablar acerca de la creciente influencia que China adquiere en América Latina. Estados Unidos quisiera contener el crecimiento de dicha influencia. Mientras la economía china se desacelera, la estadounidense parece estar en los albores de un nuevo auge. Varios países latinoamericanos podrían sacar provecho de esta circunstancia, entre ellos Brasil, que ocupa esfuerzos especiales por parte del gobierno estadounidense.

Al final de la cumbre, Obama anunciará la fundación de nuevas iniciativas para el combate al narcotráfico, para la colaboración en el sector energético y para la protección al medio ambiente. Todo indica que esto no bastará para que la cumbre concluya con una declaración conjunta. No sería algo nuevo. En las dos últimas cumbres, celebradas en 2009 y 2012, las posiciones fueron tan distantes que tampoco hubo un pronunciamiento general.

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