Mientras el presidente de la FIFA propone un Mundial con 40 selecciones, la Champions League sigue rompiendo marcas de audiencia y se vuelve cada vez más popular. ¿Desplazará una competencia a la otra?
Publicidad
Dortmund fue escenario de un clásico del fútbol internacional. Alemania recibía a Inglaterra y los amantes del balompié se relamían los bigotes con un encuentro que prometía pasión, entrega y espectacularidad. Eso, hasta que se dio a conocer la alineación oficial.
Los locales y los visitantes lucieron ausencias que inducían a pensar que el amistoso tendría el carácter circense de cotejos anunciados con títulos tan creativos como "Maradona and Friends” o "Bebeto and Friends”. La cita fue aprovechada para despedir a uno de los preferidos de la afición germana: Lukas Podolski.
El "script” se cumplió a la perfección y la historia tuvo un final feliz. "Poldi” anotó un golazo, que además le dio el triunfo a la "Mannschaft”, e hizo efectivo aquel dicho de Gary Lineker que le quita el sueño a muchos ingleses: "El fútbol es un juego sencillo. 22 hombres persiguen un balón durante 90 minutos y al final… los alemanes siempre ganan”.
¿Y vivieron muy felices?
Sin embargo, más allá de lo anecdótico del asunto, el espectáculo fue más bien pobre. Pocas llegadas, demasiada cautela, pasajes excesivamente largos en el centro del campo, allí donde si la pelota permanece demasiado tiempo cobra un efecto soporífero.
De fútbol se vio poco. De "odio deportivo”, menos. Ni siquiera una de las rivalidades más añejas del balompié curó a este tipo de cotejos de una enfermedad que aqueja con cada vez más frecuencia a los partidos entre selecciones nacionales: la prudencia.
Érase una vez…
No existe un demonio que asuste más a un futbolista que el temor a una lesión. No se puede culpar a ningún elemento del Bayern o Dortmund por no asumir una actitud kamikaze en un partido en el que "nada” está en juego, poniendo en riesgo su participación en la Champions. Las ligas tampoco están aún decididas y la lucha por un puesto de honor y la clasificación para las próximas justas continentales siguen abiertas.
La cautela no es reprochable, aun cuando esté en juego el honor, sobre todo porque aquellos tiempos en los que Brasil no podía perdonarse una derrota ante Argentina o España jamás se arriesgaría a caer ante Francia son parte de un cuento que narraban los abuelos, pero que se entierra cada vez más en el pasado.
Este cuento se ha acabado
El premio destinado al campeón de la Liga de Campeones de la UEFA ascenderá a 57,2 millones de euros para este año, mientras que en el Mundial anterior se repartieron 35 millones de euros para el vencedor. Las camisetas más vendidas del mundo son las que llevan el nombre de Messi y Ronaldo en la espalda, pero no van teñidas con los colores ni de Argentina ni de Portugal.
Las competencias internacionales entre clubes parecen ir ganándole cada vez más terreno a los agarrones entre selecciones nacionales. La intensidad y velocidad de un partido de Champions seducen, mientras ya nadie mete la pierna en un clásico internacional, donde parece estar muy poco en juego: solo el honor.
Autor: Israel Dehesa (DZC)
Alemania vs Argentina: un duelo con historia
Imagen: Getty Images
Cuando Diego aún era el rey...
Por tercera vez, después de 1986 y 1990, Alemania y Argentina se encuentran en una final de la Copa Mundial. En 1986, en México, Diego Maradona le puso su sello a la Copa del Mundo. A pesar de haber usado la mano para anotar un gol en los cuartos de final contra Inglaterra, fue nombrado el mejor jugador del torneo.
Imagen: imago sportfotodienst
Buchwald, el nuevo Diego
Cuatro años más tarde, en la final del Mundial de Roma, la situación es completamente diferente. Alemania le ganó por 1- 0 a Argentina, merecidamente. Alemania se convirtió así en campeón del mundo, por tercera vez. Maradona ya no fue la estrella sino Guido Buchwald, su contraparte alemana, que luego fue apodado “Diego Buchwald”.
Imagen: picture-alliance/dpa
Un hombre, un gol, una victoria
La final de 1990 no fue un gran partido que, al final, se decidió por un solo gol. Andreas Brehme convirtió un penal justo antes del final del juego. En realidad, el capitán, Lothar Matthäus era el que debía cobrarlo, pero éste se sentió inseguro y dejó que Brehme lo hiciera.
Imagen: picture alliance/empics
La ventaja de estar bien informado
En Berlín 2006, una nota decidió los cuartos entre Alemania y Argentina en la Copa de Alemania. En la decisión por penalties, el entrenador alemán de porteros, Rainer A. Köpke, le pasó una papeleta al guardameta, Jens Lehmann, en la que estaba consignada la dirección en que, usualmente, apuntaban cada uno de los jugadores de Argentina. Lehmann tapó dos disparos y Alemania pasó a semifinales.
Imagen: picture-alliance/ASA
Cuando vuelan golpes, no goles
Una vez cobrados los penalties los argentinos se fueron contra los jugadores alemanes: el argentino Leandro Cufre fue sancionado con tarjeta roja por una patada contra Merstesacker. Al alemán Torsten Frings, por su parte, no le fue permitido jugar el siguiente partido por un golpe dado a Julio Cruz. Esta fue la primera sanción después de haber introducido pruebas de vídeo en una Copa Mundial.
Imagen: picture-alliance/dpa
Debacle de Maradona en Sudáfrica
En los cuartos de final de la Copa del Mundo 2010 vuelven a encontrarse Argentina y Alemania. Esta vez, sin embargo, los roles están claramente definidos: Alemania derrota a Argentina con un muy convincente resultado: 4-0. Maradona, que había regresado al campo, esta vez como entrenador de la “albiceleste” tuvo que renunciar tras semejante debacle.
Imagen: Getty Images/AFP
Thomas Müller, el goleador
Esta vez, Müller necesitaba anotar un gol para sobrepasar a James Rodríguez, de la selección Colombia, como máximo goleador del torneo. Algo que ya consiguió anotando dos tantos contra Brasil. ¿Cuántos más anotará contra Argentina?
Imagen: Getty Images
Todas las esperanzas puestas en Lionel Messi.
El cuatro veces mejor Jugador del Mundo tiene el peso de convertir a su equipo en el campeón del mundo 2014. Este sería, en efecto, el título más importante para Messi, después de la medalla de oro en los Olímpicos de 2008.
Imagen: Reuters
Alianza germano-brasileña
Un factor clave podría ser la afición. Muchos brasileños ya han anunciado su apoyo a los alemanes ante su eterno rival, Argentina. Aunque, por ejemplo, Neymar quiere ver a Messi, su amigo y compañero de equipo del FC Barcelona, proclamarse campeón.