Una respuesta al cáncer desde Latinoamérica
1 de junio de 2013 Científicos argentinos y cubanos desarrollaron la primera vacuna terapéutica contra el cáncer de pulmón, que activa el sistema inmunológico para que ataque las células tumorales y que permite prolongar la supervivencia en estados avanzados de la enfermedad.
La vacuna está indicada para los casos de cáncer de pulmón de células no pequeñas, el más frecuente. En los ensayos clínicos se comprobó que el medicamento, cuyo nombre científico es racotumomab, triplicó el porcentaje de pacientes que viven dos años después de la aplicación de la vacuna.
El desarrollo del racotumomab llevó 18 años y fue realizado por un consorcio público-privado binacional en el que participaron más de 90 científicos. Argentina es el primer país en el que estará disponible, a partir de julio próximo, tras recibir la aprobación de la Administración Nacional de Medicamentos, Alimentos y Tecnología Médica (ANMAT). Brasil, México, Uruguay y Turquía están próximos a iniciar su proceso de aprobación y lanzamiento.
Prolonga la sobrevida
El cáncer de pulmón es la principal causa de muerte por cáncer en todo el mundo, con cerca de 1,38 millones de muertes anuales, lo que representa el 18,2 por ciento del total de las muertes oncológicas, según cifras de la Organización Mundial de la Salud (OMS). Se estima que cada año se producen 1,61 millones de casos nuevos de cáncer de pulmón en el mundo, y un 70 por ciento de ellos son del tipo de células no pequeñas.
“El cáncer de pulmón es una enfermedad que tiene mucha letalidad. En su mayoría aparece como enfermedad avanzada y no tiene tratamiento curativo. Las armas tradicionales, que son la quimioterapia y la radioterapia, siguen siendo útiles, pero llega un momento en que dejan de serlo, o el paciente pasa un tiempo con la enfermedad controlada y vuelve a aparecer. En esta instancia tiene mucho valor la vacuna terapéutica”, explicó el médico Luis Enrique Fein, director de investigación del Instituto de Oncología de Rosario.
Fein, investigador del ensayo clínico del nuevo fármaco, subrayó que “no es una vacuna preventiva, sino una vacuna terapéutica para una enfermedad avanzada después de haber hecho los tratamientos habituales. Es inmunoterapia activa. Y a los que se les da la vacuna viven más tiempo que a los que no se les da la vacuna, ése es el valor principal: prolonga la sobrevida”, remarcó.
Cronificar la enfermedad
El objetivo de este medicamento se enmarca en el concepto de “cronificar la enfermedad, que no crezca o que crezca lo más lento posible cuando aún no se halló su cura”, señaló el doctor Roberto Gómez, director médico del laboratorio argentino Elea.
Esta empresa impulsó el consorcio público y privado integrado por el Centro de Inmunología Molecular de La Habana, Cuba, y prestigiosas entidades científico-médicas de la Argentina, entre ellas el Instituto de Oncología Ángel Roffo, el laboratorio de oncología molecular de la Universidad de Quilmes, y el Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas (CONICET).
Fein indicó que el racotumomab "es una nueva forma de encarar el cáncer, que es a través de la inmunoterapia, que en general genera menor toxicidad" que la quimioterapia o radioterapia. “Y cuando logra una respuesta inmune, que es cuando el organismo se defiende de ese tumor porque uno lo ayuda a través de la vacuna, la respuesta es mucho más prolongada que lo que uno logra a través de los tratamientos más habituales”, destacó.
Verdadero hallazgo científico
El medicamento cuenta con un innovador mecanismo de acción que induce una respuesta inmune específica contra antígenos glicolilados, como el NGcGM3, presentes únicamente en células tumorales y no en tejidos sanos, precisó Daniel Alonso, director científico del Consorcio de Investigación y Desarrollo Innovador.
“Tanto la identificación del blanco terapéutico como su mecanismo de acción constituyen un verdadero hallazgo científico”, afirmó. Al llegar al tumor detiene la formación de nuevos vasos sanguíneos que lo alimentan y produce un mecanismo de muerte celular descrito como “necrosis oncótica”.
“La nueva vacuna, que se produce en Cuba y en el futuro se fabricaría también en Argentina, se aplica de forma intradérmica. Las primeras cinco dosis de inducción se dan cada 14 días y luego se aplica un refuerzo mensual de mantenimiento.
Autora: Cecilia Caminos (dpa)
Editor: Diego Zúñiga