1. Ir al contenido
  2. Ir al menú principal
  3. Ir a más sitios de DW

Unas elecciones que nadie nota en Irán

Peter Philipp/ enviado especial a Teherán (mb)14 de marzo de 2008

Irán elige un nuevo Parlamento. Para los 290 escaños, el Consejo de Guardianes controlado por teólogos conservadores ha permitido 4500 candidaturas. Un ambiente verdaderamente electoral no es de esperar.

El presidente iraní, Mahmoud Ahmadineyad deposita su votoImagen: AP

Inimaginable, hay elecciones y nadie se da cuenta; a pocos días de las elecciones el ambiente en Teherán es así. En las calles hay maceteros con pensamientos, en los acuarios se ofrece carpas doradas para la próxima fiesta de Nourouz, el comienzo de año iraní el 21 de marzo. Los transeúntes prestan más atención a estas cosas que a los volantes que les dan al pasar y que informan sobre los candidatos a las elecciones parlamentarias del 14 de marzo.

Tampoco los paneles con propaganda electoral -que una semana atrás se permitió colocar - llaman la atención. No debían ser muy grandes, y sólo deben contener sólo una foto. Así lo estipula la Ley y muchas de las hojas volantes ya han sido arrancadas por el viento. Los caminantes no lo notan. Al parecer tampoco se interesan demasiado por titulares que se leen en los puestos de periódicos: las primeras planas ponen de relieve al Gobierno y no informan demasiado. No es de admirarse. Los periódicos más críticos han sido clausurados.

Diarios en las paredes, un día antes de las eleccionesImagen: AP

Minimizar la campaña electoral

Una mezquita en la parte occidental de la capital. Hay unas 200 sillas , ni un cuarto de ellas están ocupadas. Pero lo que es peor para el organizador del encuentro: el candidato no está. Una hora después del inicio oficial del mitin sigue atascado en el tráfico. Por lo menos eso es lo que dice su manager, que ha organizado en reemplazo un discurso sobre el Corán. Los presentes, se quedan. Son adeptos del orador.

Otros mítines han transcurrido de manera similar. Sólo pueden tener lugar en espacios pequeños y a pequeña escala; en lo posible, la campaña electoral debe pasar casi desapercibida. Esto es una táctica de las instituciones, opina Rasoul Montadschabnia del Partido de la Confianza Nacional de Mahdi Karroubi, ex presidente del Parlamento. Se pretende minimizar las probabilidades de éxito tanto de los reformistas como de los críticos.

El líder supremo, Ayatollá Alí JameneiImagen: AP

Aunque también son teólogos conservadores, los adeptos de Karroubi son reformistas. Sin embargo, no han coaligado con ellos para la campaña electoral y su lista de candidatos no ha sido tan diezmada por el Consejo de Guardianes como la del ex presidente Mohammad Jatamí y su hermano Reza: primero fueron rechazados 2.200 de los 6.500 candidatos presentados, luego se les permitió participar a algunos de ellos. En total hay 4.500 candidatos para los 290 escaños del Parlamento iraní.

Los reformistas se quejan, de que puedan participar en escasos 2/3 de los distritos electorales; también de que apenas les comunicaron su admisión una semana antes y de que tuvieron muy poco tiempo para preparar la campaña. Algunos se resignaron y retiraron su candidatura. Entre estos últimos, Hossein Jomeini, nieto del líder de la Revolución, quien primero fue rechazado, luego admitido, y ahora no quiere participar. Hay uno que desde el comienzo no quiso participar: Akbar Hachemi Rafsanyani -ex presidente a quien Mahmud Ahmadineyad venció por pocos puntos hace 3 años- prefiere mantenerse en segundo plano, su gente también.

“Si no se candidatizan”, opina el dueño de una casa de té, “¿qué harán los otros en el Parlamento?” El hombre no espera respuesta; es uno de los muchos decepcionados, de los que, en el mejor de los casos, se decidirán a último momento de ir a votar. Sobre todo, porque así les sellarán el documento de identidad, de lo contrario podría haber inconvenientes.

La jornada electoralImagen: AP

Mujer avanzando

Son las mujeres las que muestran agallas: en el Parlamento actual tienen una representación del 8%. Y eso hay que cambiarlo. En Teherán se presenta sólo una lista de mujeres. En Irán, la mayoría es femenina y su papel en la sociedad cobra cada vez mayor importancia: de las universidades iraníes egresan más mujeres que hombres, y las escuelas superiores emplean más mujeres que hombres. Por esta razón, mientras que para ellas se torna problemático encontrar un compañero adecuado, los hombres iraníes se sienten en desventaja.

Ante las urnas, una mujer iraní busca a su candidato

Hace poco se aprobó una cuota masculina en las universidades. En general, en lo cotidiano, las mujeres se encuentran en la delantera. En el moderno metro de Teherán, por ejemplo, existe un vagón sólo para mujeres. Un vagón para los mujeres que quieren estar sólo entre mujeres; las otras se sientan a lado de los hombres, como si fuese Berlín, Londres o París. Que su presión por entrar al Parlamente aumente es un indicio más de la emancipación. Cabe anotar que la religiosidad parecería no desempeñar en ello ningún papel: conservadoras-religiosas participan tanto como liberales-reformistas.

Si pueden lograr algo desde el Machles, es otra cuestión. Su poder es limitado. Las leyes son vetadas por el Consejo de Guardianes o por el Líder si no corresponden a los principios islámicos de Irán. Sin embargo, pertenecer al Parlamento es una cuestión de prestigio. Por ello, los políticos profesionales se mezclan en estos días con el pueblo. Uno se deja entrevistar a la entrada del metro. El presidente del Parlamento asiste al teatro con toda la familia; después de ver La visita de la vieja dama, del dramaturgo alemán Friedrich Dürrematt, se muestra impresionado y comenta: “una obra difícil, mejor verla dos veces”.

Ir a la siguiente sección Descubra más