Unos 4.000 migrantes permanecen en Ciudad de México
6 de noviembre de 2018
Por su parte, la Comisión Nacional de Derechos Humanos (CNDH) de México informó que tiene un reporte de dos camiones desaparecidos, unas 80 personas, de la caravana migrante que entró a México el 19 de octubre.
Publicidad
Ciudad de México acogió hoy (05.11.2018) a miles de personas de la primera caravana de migrantes centroamericanos que se dirigen a Estados Unidos en un estadio deportivo, donde se les brindó ayuda humanitaria, aunque las autoridades locales advirtieron que no les proporcionarán transporte para continuar su marcha.
El alcalde de la capital, José Ramón Amieva, dijo en conferencia de prensa que alrededor de 4.000 migrantes permanecen en el estadio Jesús Martínez "Palillo" de la Ciudad Deportiva Magdalena Mixhuca, acondicionado como albergue y con capacidad para unas 5.500 personas. Amieva indicó que los migrantes, entre los que hay muchas familias con niños pequeños, han recibido atención de diversas dependencias del Gobierno capitalino.
Señaló que les han brindado atención médica, ropa, agua y alimentos. Dentro del estadio se dispusieron colchones y cobijas para que los migrantes, cuyo objetivo es llegar a Estados Unidos, puedan dormir y agregó que se instalaron centros para recolectar donaciones. "El centro de acopio del Zócalo capitalino seguirá funcionando y recibiendo alimentos enlatados, productos de higiene personal y ropa preferentemente nueva", detalló en Twitter el titular de Protección Civil de la Ciudad de México, Fausto Lugo, que acompañó al alcalde en la conferencia.
Organizaciones humanitarias internacionales, como el Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia (Unicef) y el Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Refugiados (Acnur), también están presentes en el estadio, donde brindan asistencia médica y psicológica, apoyo a niños y mujeres embarazadas, y asesoría jurídica para los migrantes que quieran pedir refugio a México.
Reportan dos camiones de migrantes desaparecidos
Por otra parte, la Comisión Nacional de Derechos Humanos (CNDH) de México informó que tiene un reporte de dos camiones desaparecidos, unas 80 personas, de la caravana migrante. En conferencia de prensa, el visitador general de la Comisión, Edgar Corzo indicó que el organismo emitió medidas cautelares para que se busque a las personas y se les guarde su integridad
"Desaparecidos son dos autobuses, estamos haciendo las gestiones correspondientes, emitimos medidas cautelares para que se busque a las personas, se les guarde su integridad", apuntó Corzo. Relató que una persona denunció la situación ante una instancia de procuración de justicia en el estado de Oaxaca y la CNDH llevó a cabo el acompañamiento correspondiente junto con la Comisión estatal de Derechos Humanos de la entidad.
Corzo señaló el municipio de Isla, en el estado de Veracruz, donde desaparecieron "estamos pidiendo la información y preguntando a las personas".
Mayoría de mexicanos a favor de ayudar
Según una encuesta difundida por la encuesta Mitofsky, 51,4 % de los mexicanos están a favor de ayudar y proteger a la caravana, mientras que 33,8 % optan por regresar a los migrantes a sus países de origen.
Los migrantes, en su mayoría hondureños, forman parte de una primera caravana que ingresó a México hace más de dos semanas, tras salir de Honduras el 13 de octubre. El contingente, que no cuenta con documentos, cruzó los estados de Chiapas, Oaxaca y Veracruz, donde empezó a fragmentarse al querer llegar a la capital mexicana. Los primeros extranjeros empezaron a llegar el domingo y hoy arribaron más desde Puebla, de donde unos 1.500 a 1.700 partieron muy temprano. Otro grupo partió de Córdoba, en el estado de Veracruz y aunque algunos lograron llegar hoy en buses, muchos todavía caminan por la carretera.
FEW (dpa, EFE)
Deutsche Welle es la emisora internacional de Alemania y produce periodismo independiente en 30 idiomas. Síganos enFacebook | Twitter | YouTube |
¿Por qué huir de Honduras?
Ante la ola de personas que emigran en busca de un futuro mejor, cabe preguntarse el porqué de esa difícil decisión. A continuación, algunas imágenes que narran el contexto en el que viven miles de hondureños.
Imagen: DW/Aitor Saez
Periferia de Tegucigalpa
Según datos oficiales, el año pasado se registraron 588 asesinatos en la capital hondureña. Es decir, que la tasa de homicidios cayó a 85,09 asesinatos por cada 100.000 habitantes. En un año Tegucigalpa pasó del cuarto puesto al 36 de las ciudades más peligrosas del mundo.
Imagen: DW/Aitor Saez
Patrullaje
Una camioneta de la policía patrulla las calles de la colonia 28 de marzo, "La 28", es uno de los diez barrios más peligrosos de Tegucigalpa. El crimen se ha reducido en esta zona gracias a la iniciativa de "Policía Comunitaria", que consiste en realizar actividades recreativas con los vecinos en lugar de hacer uso de la fuerza.
Imagen: DW/Aitor Saez
"Casas locas"
Varios agentes acceden a una "casa loca", nombre con que se conoce a las viviendas que las Maras utilizan para torturar y ejecutar a sus víctimas.
Imagen: DW/Aitor Saez
Lucha contra la corrupción policial
Otra de las claves de la disminución de la violencia fue la depuración de la Policía. Se separó del cuerpo policial a 4.500 agentes sospechosos de estar involucrados con el crimen organizado.
Imagen: DW/Aitor Saez
Persecución a la extorsión
Las maras han transformado sus actividades criminales: del asalto y el secuestro al narcomenudeo y la extorsión. La Policía ha centrado esfuerzos en perseguir este último delito, que considera origen de otras formas de violencia. Algunas ONG, sin embargo, denuncian detenciones arbitrarias.
Imagen: DW/Aitor Saez
"Mara o muerte"
José, exmiembro de la Mara 18, borró de su cuerpo el tatuaje de la pandilla, pero no las secuelas por haber asesinado a ocho personas. Tras el asesinato de su hermano, se metió a la pandilla como única solución para proteger a su familia. Ahora quieren matarlo los familiares de sus víctimas, bandas rivales y su expandilla, castigo que aplican a aquellos que abandonan a “la familia”.
Imagen: DW/Aitor Saez
Refugio de expandilleros
Unos 80 expandilleros se esconden en el Proyecto Victoria, una de las pocas iniciativas de reinserción de ex mareros. Esta iniciativa se ubica en medio de la montaña con el objetivo de evitar que sean localizados por sus "exhermanos".
Imagen: DW/Aitor Saez
Mareros desde niños
Jesús entró a la Mara 18 cuando tenía tan sólo diez años. Todo empezó como un juego con tareas de vigilancia menores hasta que empuñó un arma. “No tengo miedo a la muerte... Si pensara que voy a morir, nunca estaría tranquilo”, asegura sobre la amenaza de salir de la pandilla.
Imagen: DW/Aitor Saez
Víctimas escondidas
A su hijo de 12 años lo violaron y golpearon durante dos años. Era la cruel forma en que la Mara de su barrio reclutaba a las personas. Cuando su madre denunció lo acontecido, la Mara los amenazó de muerte, motivo que los obligó a abandonar su hogar. Ahora la familia vive escondida en un hostal y sin poder abandonar la habitación desde hace seis meses.
Imagen: DW/Aitor Saez
Cuatro disparos
La agente Medrano se incorporó a la Policía con 20 años. En ocho años ha recibido cuatro disparos de bala. En una ocasión, tuvo que esconderse en un contenedor para salvar su vida. Aun así, no teme a las pandillas.
Imagen: DW/Aitor Saez
Los barberos de la Mara
Estos dos jóvenes abrieron su propia peluquería y al poco tiempo fueron obligados por la Mara de su barrio a ser sus barberos. Uno de ellos vivió una balacera con la policía mientras que le cortaba el cabello a un pandillero. Ahora su abuela los acompaña a todas partes como protección. “Si estoy yo, una anciana, no los van a matar”, dice.
Imagen: DW/Aitor Saez
Huir o morir
Los jóvenes rezan antes de emprender su viaje a Estados Unidos. Tuvieron que cerrar su peluquería por temor a los pandilleros. Debido a las amenazas, no pueden salir de su casa ni trabajar en otro lugar. “Quiero trabajar tranquilo, tener libertad y desde allí ayudar a mi familia”, aseguró uno de ellos sobre el motivo de su emigración.
Imagen: DW/Aitor Saez
Las mujeres, con mayor riesgo
Esta mujer llora al recordar las siete ocasiones en que ha tratado de llegar a EE. UU. En una de ellas la deportaron en la misma frontera estadounidense. Trata de huir de los maltratos de su exmarido y de la pandilla a la que este pertenece. En su último viaje se llevó a sus tres hijos pequeños, pero fueron detenidos por las autoridades mexicanas por una alerta migratoria de su propio exmarido.