Uribe renuncia a su escaño en el Senado de Colombia
25 de julio de 2018
"La Corte Suprema me llama a indagatoria, no me oyeron previamente, me siento moralmente impedido para ser senador", dijo el exmandatario colombiano, Álvaro Uribe.
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El expresidente colombiano Álvaro Uribe (2002-2010) anunció este martes (24.07.2018) su renuncia al Senado tras ser citado a indagatoria por la Corte Suprema por un caso de soborno y fraude procesal e impedir que su defensa "interfiera con las tareas" de la Cámara Alta.
"La Corte Suprema me llama a indagatoria, no me oyeron previamente, me siento moralmente impedido para ser senador, enviaré mi carta de renuncia para que mi defensa no interfiera con las tareas del Senado", escribió Uribe en su cuenta de Twitter.
Poco después Uribe publicó otro tuit con una breve misiva dirigida al presidente del Senado, Ernesto Macías, en la que presenta su renuncia y pide que le sea aceptada. Por su parte, la Corte Suprema explicó en un comunicado que ha recaudado "pruebas que condujeron a abrir investigación formal contra" Uribe, que asumió como senador para un nuevo periodo hace cuatro días, y el representante a la Cámara Álvaro Hernán Prada, ambos del partido Centro Democrático, "para que respondan por los delitos de soborno y fraude procesal".
Tendrán tiempo para defensa
La Corte Suprema detalló que los dos legisladores "serán vinculados al proceso mediante indagatoria", si bien detallaron que "antes de presentarse a esta diligencia tendrán oportunidad de conocer las pruebas que los comprometen". También explicó que "contarán con tiempo suficiente para preparar la defensa frente a los cargos que surgen en su contra".
El caso está relacionado con un proceso que se le sigue por presunta manipulación de testigos que le enfrenta al también senador Iván Cepeda, del partido de izquierdas Polo Democrático Alternativo (PDA). El pasado 17 de febrero, la Corte Suprema pidió investigar a Uribe por una posible participación en la manipulación de testigos en el caso contra Cepeda.
Todo se remonta a 2012 cuando Uribe denunció a Cepeda por el presunto uso de falsos testigos al acusarlo de buscar a exparamilitares en las cárceles y convencerlos de que declaran en su contra. Con esos testimonios, Cepeda vinculaba a Uribe con grupos paramilitares en su natal departamento de Antioquia (noroeste). Uribe, que fue releegido como senador el pasado 11 de marzo con 875.554 sufragios, la votación más alta en la historia de Colombia, asumió su escaño el pasado 20 de julio.
CT (EFE, dpa)
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Los olvidados de Colombia
El 17 de junio, el país celebra la segunda vuelta de las elecciones presidenciales, pero el drama cotidiano de los desplazados por el conflicto no parece tener fin a la vista.
Imagen: Getty Images/AFP/R. Arboleda
Desigualdad
Pese a que la paz oficial tiene ya año y medio de vida, la situación de muchos refugiados del conflicto no ha cambiado. "Colombia está dividida entre los que tienen una casa de verdad y nosotros, los que vivimos en una cabaña con una chapa de metal por techo; entre quienes comen lo que quieren y nosotros, que nos tenemos que conformar con una comida al día", dice José Pineda, padre de tres hijos.
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Al borde del precipicio
Pineda huyó con su familia luego de ser brutalmente torturado. El sangriento conflicto armado, que hizo estragos en el último medio siglo, llevó a expulsiones en masa de la población rural colombiana de su hogar. Más de 220.000 personas perdieron la vida y miles de familias se exiliaron en la supuesta seguridad de las ciudades. Allí viven en barrios en la periferia de la sociedad.
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Una paz controvertida
En 2016, el presidente Juan Manuel Santos logró un acuerdo de paz con la guerrilla de las FARC. En consecuencia, el mandatario fue galardonado con el Premio Nobel de la Paz. Pero no a todos les satisface el acuerdo. Muchos critican que los antiguos rebeldes de las FARC fueran amnistiados y hayan podido dedicarse a la política.
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El día a día en la miseria
Los desplazados que viven en la pobreza están decepcionados, porque la paz no ha mejorado sus perspectivas. Cuando fueron expulsados de sus tierras tuvieron que construir cabañas. Desde entonces temen un desalojo. Las familias viven en condiciones miserables. Algunos, muy pocos, tienen dinero para un billete de autobús. Si es que el autobús llega a venir...
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Un hogar perdido, o robado
"El Ensueño" pertenece al barrio de Ciudad Bolívar, en el sur de Bogotá. El expolicía Óscar Lezama y su familia son víctimas del conflicto. Como ellos, 13 millones de personas siguen viviendo en la pobreza. Para ellos la guerra dista de ser algo del pasado.
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Una infancia rodeada de violencia
En "El Ensueño" y otros lugares los niños crecen entre bandas armadas que se dedican al narcotráfico, a la extorsión a cambio de protección o a la minería ilegal. Su futuro dependerá de si el futuro gobierno colombiano logra una paz sostenible, así como librar a las zonas rurales de la violencia.
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Una aparente normalidad
En "El Ensueño", la gente sigue con su trabajo. La situación de seguridad ha mejorado claramente desde el desarme de las FARC: amplias áreas del país son de nuevo accesibles y los enfrenamientos armados se han acabado. Pero la violencia en muchas regiones colombianas podría agravar la pobreza y la división social.
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Cultivo de café
Fuerzas paramilitares ocuparon la granja de la viuda Deysi García. Más tarde se encontraron allí dos cadáveres. Tras ser liberada de la cárcel, esta madre de cinco niños puso salvar su plantación de café. El Gobierno ha presentado un ambicioso plan para la devolución de las tierras, pero sin planes concretos para quienes se hallan desplazados en las ciudades.
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Un futuro incierto
El candidato favorito, Iván Duque, del derechista Partido de Centro Democrático, quiere introducir cambios significativos en el acuerdo con las FARC. Si los exguerrilleros volvieran a las armas, el proceso de paz se vería gravemente perjudicado.
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El miedo continúa
En las elecciones parlamentarias de marzo, los opositores al proceso de paz quedaron en primer lugar. El partido de las FARC solo sacó unas decenas de miles de votos. Si hubiese una nueva escalada del conflicto, las zonas rurales serían las más afectadas. "Nos mantenemos neutrales para no meternos en problemas", dice Luz María Guehia, de 45 años. "Pero tenemos miedo de que vuelvan a expulsarnos".