Uruguay no pagará viajes de exreo de Guantánamo que huyó
28 de julio de 2016
Uruguay no pagará el viaje de regreso o el traslado a un tercer país del exrecluso de Guantánamo Jihad Ahmad Diyab, tal como este pidió en el Consulado uruguayo en Caracas, ciudad en la que se encuentra en la actualidad.
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A través de un comunicado, la Cancillería informó que Diyab, acogido en Uruguay en 2014 y que abandonó el país a mediados de junio y se encontraba desde entonces en paradero desconocido, se presentó el martes en el Consulado uruguayo en Caracas para pedir ser trasladado a Turquía o a un tercer país distinto a Uruguay a efectos de reunirse con su familia.
"Expresó claramente que en ningún caso era de su interés retornar a Uruguay, pero requería la ayuda de nuestro país para su propósito" dice el texto oficial. "El Ministerio de Relaciones Exteriores señala que no corresponde que la República Oriental del Uruguay solvente financieramente su traslado a la República (de Uruguay), Turquía o cualquier otro país para reunirse con su familia", continúa el comunicado.
La Cancillería manifestó que, a solicitud de Diyab, se le facilitó en el Consulado comunicarse telefónicamente con la Cruz Roja, con su abogado y con los miembros de su familia y que finalmente se retiró voluntariamente y por sus propios medios del lugar.
“Condición legal de refugiado solo aplica en Uruguay”
El texto añade que las autoridades venezolanas se encuentran en conocimiento de la presencia de Diyab en su territorio. El Ministerio de Exteriores uruguayos indicó que la condición legal de refugiado que ampara a Diyab no ha variado pero que solo aplica en territorio uruguayo. Por último, el texto señala que "no existe impedimento legal alguno para el eventual retorno o reingreso" de Diyab a Uruguay.
En total, cuatro sirios, un tunecino y un palestino fueron acogidos como refugiados en Uruguay en diciembre de 2014 como parte del compromiso del entonces presidente uruguayo, José Mujica (2010-2015), de colaborar con su par estadounidense, Barack Obama, en el plan de cierre del penal de Guantánamo.
JOV (efe, theguardian)
El plan de Barack Obama para cerrar Guantánamo
El presidente de Estados Unidos presentó ante el Congreso de su país su estrategia para clausurar el centro de detención. Obama se acerca así a uno de sus objetivos politicos principales. Las etapas, en una galería.
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Barack Obama presentó su plan de cierre de Guantánamo
El presidente de Estados Unidos planea reubicar a los reclusos en diferentes centros penitenciarios en estados como Carolina del Norte o Colorado, también se contempla en algunos casos enviarlos a otros países.
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El recinto militar llegó a albergar a 800 reclusos
El campo de detención es usado desde el 2002 para encarcelar a acusados de terrorismo. Comenzó a recibir reclusos después del atentado a las Torres Gemelas el año 2001, actualmente alberga a 91 presos.
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El Congreso de EE. UU. tiene la última palabra
Después de presentar su propuesta de cierre de Guantánamo, el presidente Obama debe esperar la aprobación del Congreso que tiene mayoría de parlamentarios republicanos, los que se han opuesto sistemáticamente al traslado de reos de la isla cubana a territorio estadouniense.
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El vacío legal que enfrentan los presos
Estados Unidos considera a los reclusos de este centro penitenciario como combatientes enemigos ilegales, por lo que no los ampara bajo la convención de Ginebra, manteníendolos retenidos por tiempo indefinido, sin derecho a representación ni a un juicio. Esta situación ha sido constantemente criticada y ha generado mucha polémica.
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Las manifestaciones por el cierre de la cárcel se repiten en Estados Unidos
Desde que Obama ganó la presidencia se le ha cobrado la palabra sobre la promesa de cerrar el recinto penitenciario. Es por esto que las manifestaciones que exigen que Guantánamo deje de existir se han repetido durante años.
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Las protestas contra Guantánamo persiguen a Obama por el mundo
Los detractores de la emblemática cárcel no pierden oportunidad de recordarle a Obama que sería bueno cerrar el lugar, que según las propias palabras del mandatario simbolizaría el "cierre de un capítulo de la historia". Los carteles de protesta se han dejado ver en diversas capitales del mundo, cada vez que el mandatario está de visita.