Las empresas turísticas del norte y del sur de Europa tienen algo más en común este verano: todos se quejan. Es que los negocios no van muy bien este año. Al parecer, los nórdicos han preferido quedarse en sus casas, con lo cual las compañías de transporte han sufrido pérdidas y la hotelería en el sur –las costas españolas y portuguesas, los archipiélagos de las Baleares y Canarias- se ha quedado con camas vacías.

Mallorca preocupada

Como ejemplo baste un botón: Mallorca, isla del archipiélago de las Baleares en el mar Mediterráneo. Esta islita ha sido por muchos años la reina entre los sitios de veraneo predilectos de los europeos del norte, los que más se desplazan hacia el sur entre junio y agosto, los meses de calor. Casi 8 millones de personas visitaron la isla en el año 1999, siete en el 2001 y este año se habla ya de que el turismo habrá descendido en un 20%. En muchos centros de turismo masivo, como Palma en Mallorca, los hoteles se han quedado con camas libres.

Causas internas y externas

Según un instituto de investigación de Hamburgo, la reducción de la afluencia alemana a la isla se debe a la mala relación precio-rendimiento que existe desde hace mucho en la isla. La introducción del euro les ha abierto los ojos a los turistas. En efecto, la inflación en España es una de las más altas de Europa , pero a ello se suma que, en su afán de lucro, las empresas turísticas bajaron la calidad de sus servicios. En vez de reaccionar con ofertas más baratas, los hoteles deberían ofrecer mejor servicio y hacer algo por el medio ambiente, ha dicho el escritor español Antonio Gala.

Búsqueda de alternativas

A este problema de las vacaciones se le busca soluciones: las compañías aéreas ofrecen vuelos baratísimos, las empresas hoteleras crean nuevos paquetes, se descubren nuevos paraísos turísticos cercanos en los países del Este de Europa... O, en su defecto, se invierte un poco en plantas, en una silla bonita y se toma el sol en el propio balcón: la región más barata de todas se llama "Balconia".