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Vacuna china en Brasil: ciencia convertida en arma política

Thomas Milz
11 de noviembre de 2020

Tras la muerte de un voluntario de 33 años, Brasil canceló los ensayos clínicos de la vacuna china Coronavac. Desde hace semanas, el tema sirve para que Bolsonaro y su más enconado adversario político midan fuerzas.

Imagen: Allan Carvalho/NurPhoto/picture-alliance

La carrera hacia una vacuna universal ha desatado en Brasil una lucha de poder entre el presidente Bolsonaro y su más enconado adversario político, João Doria, gobernador del estado de São Paulo, región muy influyente política y económicamente. Doria planea competir como candidato contra Bolsonaro en 2022 y eso convierte la crisis del coronavirus en una batalla preelectoral anticipada. 

El lunes (9.11.2020), la autoridad sanitaria ANVISA suspendió en São Paulo todos los test clínicos de la vacuna Coronavac, , de la empresa china Sinovac, después de que uno de los participantes muriera. El Instituto Butantan, que coordina los test y que está asociado al Gobierno regional, mostró sorpresa ante la decisión, ya que asegura haber advertido a ANVISA (Agencia de Vigilancia Sanitaria) de que la muerte no tenía relación alguna con los test realizados. Antes de que se dieran a conocer detalles sobre el caso, el presidente Bolsonaro comentó la suspensión de los test en Facebook: "Muerte, invalidez, anomalías. Esa es la vacuna que Doria quiere imponer obligatoriamente a todo el mundo en São Paulo. El presidente ha dicho que una vacuna nunca puede ser obligatoria. Y una vez más, Jair Bolsonaro ha ganado".  

Investigación del incidente 


Aunque los medios informaron un día después que la persona fallecida, un hombre de 33 años, se había suicidado el 29 de octubre, ANVISA mantuvo vigente la suspensión. Según Antonio Barra, presidente de ANVISA, el Instituto Butantan había informado deficientemente sobre las causas del fallecimiento, por lo que la suspensión fue "inevitable".

"Interrumpir los test por un incidente grave como este es un procedimiento normal", dice a DW la microbióloga Natália Pasternak Taschner, de la Universidad de São Paulo, y agrega que el Comité de Monitoreo de Datos (DMC por sus siglas en inglés), entidad externa e independiente responsable de la observación durante la fase de pruebas, obliga a investigar el caso y a mantener parados los test hasta su esclarecimiento total. Finalmente, ANVISA autorizó el miércoles (11.11.2020) a retomar los ensayos clínicos de Coronavac. "La Agencia de Vigilancia Sanitaria  informa que acaba de autorizar el reinicio del estudio clínico de la vacuna Coronavac", informó el organismo en una nota, en la cual aclaró también que las suspensiones en fase de estudio son comunes y "no significan necesariamente que el producto bajo investigación no sea de calidad, seguro o eficaz".      


Brasil: condiciones ideales para ensayos

Debido a la alta incidencia de contagios, Brasil es un campo de pruebas ideal para la vacuna contra el nuevo coronavirus. Actualmente, Pfizer-BioNtech, AstraZeneca  y Johnson&Johnson llevan a cabo test en el país sudamericano, pero la empresa china Sinovac es la que ahora mismo lleva la delantera, al menos en São Paulo. El gobernador Doria había anunciado la obligatoriedad de esta vacuna en São Paulo. Bolsonaro respondió acusándolo de autoritarismo. "Esta politización es criminal porque pone en peligro la inmunidad de la población", dice a DW el politólogo Marco Aurelio Nogueira, y agrega que la utilización política del fallecimiento de un voluntario por parte de Bolsonaro demuestra su carencia de cualidades morales. "El presidente celebró con entusiasmo la muerte del hombre, como si se tratara de su victoria personal sobre Doria". 

La lucha contra el coronavirus también los separa. Mientras Doria apostó por las medidas restrictivas, Bolsonaro saboteó todas las regulaciones del gobernador y exigió el levantamiento de las restricciones. En lugar de mascarilla y distanciamiento social, Bolsonaro ha venido ponderando las bondades de la polémica hidroxicloroquina, un medicamento contra la malaria. Incluso en pleno apogeo de la crisis llegó a destituir a su ministro de Salud por no seguir sus indicaciones al respecto. 

Vacuna china contra la gripe china

A finales de octubre, Eduardo Pazuello, nuevo ministro de Salud, anunció que Brasil recibiría 46 millones de dosis de Coronavac que serían distribuídas a través del sistema público de Salud. Al día siguiente, Bolsonaro desautorizó a Pazuello y habló en su cuenta de Facebook de "traición". Al igual que su ídolo político Donald Trump, Bolsonaro culpa a los chinos de la pandemia. Por su parte, Pazuello echó marcha atrás y declaró que no había intención de recibir la vacuna china. 

"Dentro de los círculos científicos brasileños no hay prejuicios sobre la procedencia de las vacunas, porque los investigadores piensan que estas no tienen pasaporte, sino solo eficiencia y seguridad", comenta la microbióloga Pasternak, quien cree que Bolsonaro politiza el proceso de investigación y desarrollo, que debería ser considerado solo de forma técnica y científica. "El abuso político de la vacuna conduce a la desconfianza de los procesos científicos y puede debilitar la confianza general de los brasileños hacia las vacunas", advierte Pasternak. 

Debate contraproducente 

Pero la microbióloga critica también la introducción prematura y, según ella, contraproducente, por parte del gobernador Doria, del debate sobre la obligatoriedad de la vacuna. "Hasta ahora no tenemos ninguna, no tiene sentido hablar sobre si la gente tendrá que ponérsela o no". Pasternak recuerda que ya existe indirectamente esa obligatoriedad en Brasil, porque los funcionarios, los estudiantes de escuelas públicas y los receptores de ayudas públicas deben tener sus cartillas de vacunación al día, pero esto no supone un problema. "Los brasileños ven las vacunas en general como un derecho y no como una obligación", asegura. 

(ms/ers)

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