ONG demandan a la Casa Blanca por facilitar deportaciones
7 de agosto de 2019
Según los demandantes, la directriz del Gobierno de Donald Trump viola la Ley de Inmigración y Nacionalidad y la cláusula del debido proceso de la Quinta Enmienda de la Constitución estadounidense.
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Un grupo de organizaciones estadounidenses proinmigrantes demandó este martes (06.08.2019) a la Casa Blanca por una directriz que entró en vigor el pasado 23 de julio, y que permite una deportación rápida sin el derecho a comparecer ante un juez o tener acceso a un abogado.
Según los demandantes, esta medida viola la Ley de Inmigración y Nacionalidad y la cláusula del debido proceso en la Quinta Enmienda de la Constitución, al privarles "de una valiosa oportunidad" de defenderse de la expulsión antes de ser deportados. Asimismo, alegan que viola los estatutos que requieren que los no ciudadanos que comparecen ante un oficial o juez de Inmigración sean representados por un abogado.
De acuerdo con las organizaciones, además, el proceso administrativo no fue correcto e incluso vulneró la ley, ya que entró en efecto de inmediato, sin una notificación previa o un período de comentarios.
Los demandantes afirman que la expansión de la deportación rápida tiene como blanco a inmigrantes, en todo país, que no pueden probar que han residido de manera continuada en Estados Unidos durante los dos últimos años o más.
Antes de esta regla, la deportación rápida estaba limitada a inmigrantes detenidos a 150 kilómetros de la frontera -según el texto legal-, aquellos que hubiesen llegado por mar o que hubiesen estado en el país durante catorce días o menos.
Los grupos aseguran a la Corte Federal de Washington, donde presentaron la demanda, que la deportación rápida es "arbitraria y caprichosa", y afirman que la Casa Blanca ha proporcionado razones inadecuadas para justificar su decisión. Además, insisten en que la medida no aborda las serias preocupaciones del debido proceso y el grave riesgo de error creado por la expansión de la deportación rápida.
La acción legal fue presentada por las organizaciones Se Hace Camino Nueva York, la Unión del Pueblo Entero (LUPE) y We Count!, representados por la Unión de Libertades Civiles (ACLU).
Con la nueva directriz, "cientos de miles de personas están en riesgo de ser separadas de sus familias y expulsadas del país sin ningún recurso", dijo el abogado del Proyecto de Derechos del Inmigrante de la ACLU, Anand Balakrishman, en un comunicado. "Este es un dramático e ilegal recrudecimiento de los ataques del Gobierno de Trump contra las comunidades inmigrantes", agregó el abogado.
eal (efe, aclu.org)
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¿Qué pasa con los inmigrantes cuando salen de los centros de detención de Estados Unidos?
Cada día, cientos de inmigrantes son liberados de los centros de detención estadounidenses después de haber cruzado con éxito la línea que separa al país más poderoso del mundo con una región en crisis.
Imagen: DW/J. Jeffrey
Libres por ahora
Los autobuses llegan a lo largo del día a la estación de McAllen, Texas, con inmigrantes liberados de los centros de detención de la Oficina de Inmigración y Aduanas (ICE) a los que se les permitió permanecer en EE. UU. mientras se procesan sus casos. Entre octubre de 2018 y marzo de 2019, unos 268.000 inmigrantes fueron detenidos en la frontera, según las autoridades fronterizas estadounidenses.
Imagen: DW/J. Jeffrey
Entregados a voluntarios
Una vez fuera del autobús de Seguridad Nacional, los inmigrantes esperan que un agente los entregue a un voluntario de las Caridades Católicas del Valle del Río Grande (CCRGV). Debido al gran número de familias que cruzan la frontera y la magnitud de la crisis humanitaria que agobia al gobierno de EE. UU., organizaciones civiles ayudan a los inmigrantes en la frontera entre Texas y México.
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Caos organizado
En el Centro de Ayuda Humanitaria de CCRGV, las personas pueden comer y bañarse antes de viajar con los que los recibirán mientras esperan las audiencias de la corte de inmigración. Hasta 800 inmigrantes llegan al centro cada día. "Ninguna de las partes políticas de EE. UU. parece tener una respuesta", dice Brianna Trifiletti, una ayudante. "La solución tiene que venir de América Central".
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Largo camino por delante
Los inmigrantes son devueltos a la estación una vez que obtienen un boleto de autobús. Aquí, la voluntaria Melanie Domínguez usa un mapa del país para indicar a los inmigrantes, muchos de los cuales solo hablan un idioma indígena, donde necesitan cambiar de autobús. "Es ocupado pero también es gratificante, ya que fui inmigrante una vez", dice. "Siento que es mi lugar estar aquí".
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Los números detrás del muro
Al este de McAllen hay un larguísimo muro construido en la década de 2000. En ese entonces, el número de inmigrantes detenidos en la frontera, en su mayoría hombres solteros, eran 81.550 por mes en promedio. Ahora son 32.012 por mes y el dilema es diferente, ya que los que vienen son en su mayoría familias inmigrantes con niños pequeños, que son más difíciles de detener y procesar.
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Río de muerte
"Cada semana escucho sobre otro ahogado" en el río Bravo, dice Jennifer Harbury, quien trabaja con personas que huyen de la violencia en Centroamérica. "Una madre le pagó a contrabandistas para que la llevaran a ella y sus tres hijos en una balsa. Su hija de dos años cayó al agua luego de una turbulencia. 'No nos detenemos en medio del río', dijo el hombre de la balsa mientras el niño se hundía".
Imagen: DW/J. Jeffrey
Medidas de Estados Unidos para limitar el flujo de migrantes
En el lado mexicano del puente International Gateway, que une a las ciudades de Matamoros y Brownsville, los inmigrantes revisan listas que indican el orden en el que las personas podrán cruzar y acercarse al lado estadounidense. Esta es una de las muchas políticas nuevas introducidas por la Administración Trump que muchos argumentan contravienen las leyes de asilo internacionales y de EE. UU.
Imagen: DW/J. Jeffrey
Migrantes económicos vs. solicitantes de asilo
En otro puente, una madre e hija nicaragüenses esperan poder solicitar asilo. Uno de los debates es que si los que vienen deben obtener asilo, que es para los que huyen de la persecución y no de las dificultades económicas. "Tenía un trabajo como ingeniero civil, pero igual vine", dice Erving (27), de Nicaragua. "Estamos huyendo de la violencia, no se trata de encontrar trabajo".
Imagen: DW/J. Jeffrey
La esperanza se mezcla con el miedo
De vuelta en la estación de autobuses de McAllen, Valeria, de 9 años y de Honduras, espera el autobús que la llevará a ella y a su familia al norte. Los inmigrantes tienden a estar de buen humor una vez que han descansado y han sido alimentados en el centro de CCRGV. "Pero todavía hay miedo", dice una mujer hondureña. "No sé si después de mi audiencia en la corte podré quedarme o me deportarán".