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Varsovia y Bupadest, separados por sus vínculos con Rusia

Jo Harper
27 de abril de 2022

Polonia y Hungría comparten la inclinación hacia la derecha nacionalista y una desconfianza hacia la UE. Pero sus relaciones con Rusia son todo menos parecidas. DW explora los lazos que los unen y los que no.

Planta de distribución de gas en Gustorzyn.
Polonia dice que puede abandonar el gas ruso con bastante rapidez.Imagen: Wojciech Kardas/Agencja Gazeta/REUTERS

El gigante energético ruso Gazprom interrumpió el miércoles (27.04.2022) el suministro de gas a Bulgaria y Polonia por no haber pagado las entregas de gas en rublos. Esta es, claramente, la respuesta más dura del Kremlin -hasta ahora- a varias rondas de sanciones impuestas por Occidente debido a la invasión de Ucrania.

Polonia y Bulgaria son los primeros países a los que el principal proveedor de gas de Europa ha cortado el suministro desde el inicio de la guerra en Ucrania, el 24 de febrero. Es así como Rusia está haciendo inequívocamente una demostración de fuerza, después que Varsovia adhiriera a las sanciones impuestas a 50 entidades y personas, entre ellas Gazprom, la mayor compañía de gas rusa, que suministra el 55% del consumo anual de Polonia, y que en números llega a los 21.000 millones de metros cúbicos de gas al año (21 bcm o millardo de metros cúbicos, del inglés: billion cubic meter ).

Desafíos estructurales

El ataque de Rusia a Ucrania ha empujado a la UE a demostrar hasta qué punto está dispuesta a reducir su dependencia de los combustibles fósiles procedentes de Rusia, que suministra el 40% del gas del bloque, el 27% de sus importaciones de petróleo y el 46% de las de carbón.

Pero un cambio radical afectaría a algunos países mucho más que a otros. En ese sentido, destacan dos casos en Europa Central y Oriental: Polonia y Hungría. El primero, por su ya iniciada desvinculación de las fuentes de energía rusas, y el segundo, por sus planes de reforzar los lazos energéticos con Rusia. "Las decisiones sobre seguridad energética que han tomado Varsovia y Budapest en los últimos años son sorprendentemente divergentes", dice a DW Benjamin L. Schmitt, investigador asociado de la Universidad de Harvard y miembro del Centro de Análisis de Políticas Europeas.

El primer ministro húngaro, Viktor Orbán, no ha vetado las sanciones de la UE contra Moscú, pero tampoco ha criticado directamente al presidente ruso, Vladimir Putin. Por su parte, el partido gobernante en Polonia, Ley y Justicia (PiS), ha liderado los llamados a favor de una línea más dura de parte de la UE con respecto a Rusia y lleva tiempo haciendo planes para desvincularse de las fuentes de energía rusas.

La administración polaca de Andrzej Duda (en la foto) hace tiempo que se está alejando de la dependencia energética de Rusia. Imagen: Jakub Szymczuk/Kprp/PAP/dpa/picture alliance

 El desacoplamiento polaco

A pesar de las medidas adoptadas, a Polonia no le resulta posible escapar muy pronto de las garras de la energía rusa. "Al igual que Ucrania, Polonia también ha considerado la dependencia del gas natural ruso como una amenaza estratégica, más que como una amenaza económica asociada a la obtención de tarifas de tránsito", dice Schmitt.

"El enfoque de Varsovia coincide con su apoyo total a la soberanía ucraniana y con las acciones para presionar al régimen de Putin por su criminal guerra de agresión contra Ucrania. Entre esas acciones, Varsovia ha declarado que pondrá fin a todas las importaciones de petróleo, gas y carbón rusos para finales de año", señala Schmitt. La clave es la puesta en marcha del proyecto BalticPipe, cuya construcción en alta mar finalizó el pasado mes de noviembre. BalticPipe transportará el gas noruego en alta mar a través de Dinamarca, llegando a la costa de Polonia, justo al este de su terminal de GNL (Gas Natural Líquido) de Swinoujscie, para continuar con los mercados de Europa Central y Oriental. El proyecto, de una capacidad de 10 millones de bcm, ha sido desarrollado por el TSO polaco Gaz-System y el danés energienet.dk. A ese proyecto se suman la apertura de una nueva conexión con Lituania y un acuerdo firmado con dos filiales estadounidenses que suministrará a Polonia hasta 2,7 bcm de gas natural.

"A diferencia de Hungría, Polonia ha sido muy consciente de los problemas relacionados con esa dependencia, y se ha movido para disminuirla y hacerla posiblemente desaparecer en 2023, a través de nuevas interconexiones con sus vecinos para equilibrar el mercado regional”, sostiene, por su parte, Anna Mikulska, experta en energía de la Universidad de Rice.

¿Qué alternativas tiene Hungría?

Hungría importa de Rusia el 80% del gas y el 65% del petróleo que necesita, y las refinerías húngaras MOL en Szazhalombatta y Eslovaquia procesan petróleo ruso.

Gergely Gulyas, de la oficina del primer ministro, Orbán , dijo recientemente que en un futuro previsible no había alternativa al gas ruso. "No sólo la economía húngara, sino también la alemana, naufragaría, y entraría en una profunda recesión sin el gas ruso, por lo que cualquier debate al respecto, o moralización, carece de sentido", afirmó. Gulyas agregó también que se necesitarían entre varios meses y un año, y cientos de miles de millones de forintos (moneda local) para adaptar las refinerías húngaras y permitirles procesar petróleo no ruso.

El gobierno de Viktor Orban ha señalado que no pueden reemplazar la energía proveniente de Rusia.Imagen: ATTILA KISBENEDEK/AFP

"Hungría también se ha mostrado más receptiva al gas ruso, incluso a través del nuevo gasoducto, el Turkish Stream, que podría sustituir completamente su tránsito por Ucrania. Con excepción del reciente acceso a una cantidad relativamente pequeña de GNL desde una terminal flotante en Krk, Croacia, Hungría depende del gas natural de Rusia casi por completo, al igual que de las importaciones de petróleo. También depende al 100% del uranio para sus centrales nucleares (Paks) y el 80% de la financiación para la ampliación de esas centrales nucleares procede de Rusia", aclara Anna Mikulska. "Así, mientras que Polonia podría desvincularse de las fuentes de energía rusas en un sentido material, eso no es algo que Hungría pueda hacer fácilmente, pero tampoco es algo que Hungría quiera hacer necesariamente", añade.

¿Y ahora qué?

El experto en el Este europeo Albrecht Rothacher afirmó en entrevista con DW que un embargo de petróleo y gas por parte de la UE no detendría de golpe la guerra: "El armamento y la munición rusos para la guerra actual se han financiado con los ingresos de las exportaciones de petróleo del pasado, ya que los ingresos del gas se utilizan, sobre todo, para subvencionar el consumo interno de los hogares y la industria", afirma. Y agrega que "en lugar de perjudicar a las economías de los países de Europa Central y Oriental más que a la rusa, deberíamos, en mi opinión, pagar nuestras facturas en una cuenta de depósito en garantía, de la que más tarde se podrían pagar también las reparaciones rusas".

"Esto tendría dos ventajas: frenaría la tendencia de las tropas rusas a la destrucción masiva, gratuita y sin sentido, de objetivos civiles, de la industria y de las infraestructuras en Ucrania, y en segundo lugar, reduciría la capacidad de Putin o, más probablemente, de sus sucesores, de rearmarse rápidamente para nuevas aventuras imperialistas", concluye Rothacher.

(mn/cp)

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