Ecuador exige desde hace poco tiempo un certificado de antecedentes. Colombia ha suspendido los permisos de residencia desde mediados de diciembre. Por eso, muchos refugiados venezolanos prueban suerte en Perú.
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Quienes ven bailar hip hop a venezolanos en la Plaza San Martín, bajo el sol del mediodía limeño, aprenden una cosa rápidamente: es más fácil emigrar a lugares donde ya hay una red de gente conocida. Un grupo presta apoyo incluso en los malos tiempos, y el deporte es una de las mejores maneras de reducir el estrés tras abandonar Venezuela. Francisco Díaz, de 31 años y profesor de danza en su país, lo expresa así: "Cuando bailo puedo desconectarme y olvidarme de todos mis problemas. Siento que la energía fluye a través de mi cuerpo y estoy de buen humor".
El ambiente ha cambiado en Perú
En Venezuela, la iniciativa apuntaba a ayudar a gente a desengancharse de las drogas a través del hip hop y mirar con optimismo hacia el futuro. Ahora, en Perú, es incluso más que eso. "Inyectando Kultura", proyecto de danza que Díaz inició en su país, reunió a los refugiados venezolanos en Lima y fue punto de referencia para los bailarines que no sabían a dónde ir después de escapar de Venezuela.
Francisco Díaz fue el primero del grupo en llegar a Perú en 2017. Cuando los semáforos se ponen en rojo, comienza a bailar con la esperanza de ganar un par de soles. "Entonces, el ambiente era bastante diferente: la gente te preguntaba cómo te llamabas, te motivaban todo el tiempo y te animaban diciendo que íbamos a conseguirlo", recuerda Díaz.
Hoy, con cientos de miles de venezolanos en Lima, la situación ha empeorado. "A menudo nos miran mal y tenemos que escuchar muchas cosas estúpidas, y ahora es más difícil llegar a fin de mes, porque no recibimos tanto dinero en los semáforos como antes". Su esposa y su hijo llegaron más tarde a Lima. Suelen bailar los tres en los cruces de la capital peruana.
Todos quieren el PTP
Perú reaccionó muy rápidamente a la llegada de los venezolanos. "PTP", el "Permiso Temporal de Permanencia", es un permiso de residencia válido por un año para los refugiados venezolanos. Si se le pregunta a Roxana Del Águila, gerente general de Migraciones en Perú, qué nota le concedería a sus centros por la inmigración venezolana, ella responde con orgullo: "La mejor en creatividad." El PTP "fue nuestra idea, fuimos los primeros en Sudamérica", añade.
495.000 venezolanos han solicitado ya el "Permiso Temporal de Permanencia". Pueden trabajar y abrir un negocio, tener acceso al sistema de salud y se les permite abrir una cuenta bancaria. Requisito previo: los refugiados deben haber inmigrado legalmente antes del 31 de octubre de 2018.
Perú quiere reclutar personal cualificado venezolano
"La mitad de los solicitantes ya han recibido un PTP", explica Del Águila. Quienes hayan entrado al país después del 31 de octubre no lo recibirán, pero al menos pueden solicitar asilo. El departamento de inmigración ya tiene 167.000 solicitudes de asilo. Quien lo obtenga, puede trabajar en Perú. En ningún otro país, los venezolanos han presentado tantas solicitudes de asilo como allí.
Antiguamente, el servicio de inmigración procesaba 400 solicitudes de asilo al año; ahora son 400 al día. Del Águila quiere sacar provecho de esta situación y hacer que Perú sea un imán para los profesionales venezolanos: "¡Queremos médicos, queremos ingenieros, queremos maestros y no queremos que los médicos venezolanos vendan arepas!”.
Creencias falsas en Venezuela
De regreso a la plaza San Martín. Una trabajadora de la agencia de refugiados de la ONU, pregunta a dos jóvenes venezolanos que acaban de llegar a Perú: ¿Dónde viven? ¿Qué tipo de permiso de residencia tienen? ¿Han sufrido violencia? Las Naciones Unidas quieren obtener una mejor perspectiva sobre los problemas de los refugiados.
Por su propia experiencia, Miguel Flores tiene un buen consejo para aquellos que consideran irse de Venezuela: "Si tienes la oportunidad de irte, entonces hazlo, pero no es fácil. Se está bien aquí en Perú, pero es duro". Si muchos de sus amigos, que todavía están en Venezuela, le preguntaran si Lima es un buen lugar para empezar una nueva vida, Díaz contestaría: "No es lo que parece, tenemos que trabajar duro aquí todos los días".
(rmr/er)
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El drama diario en Cúcuta
3,4 millones de venezolanos han dejado ya sus hogares debido a la crisis humanitaria y cada día son más. Para muchos, la ciudad fronteriza colombiana de Cúcuta es la primera escala rumbo a un futuro incierto.
Imagen: DW/O. Pieper
El puente como símbolo del conflicto
El "Puente Internacional Simón Bolívar" se hizo conocido en el mundo cuando el autoproclamado presidente venezolano, Juan Guaidó, intentó liderar el transporte de ayuda humanitaria procedente de EE. UU. desde Colombia hacia Venezuela. El presidente Nicolás Maduro ordenó cerrar el puente, en la parte venezolana, por considerar que ese acto respondía a intereses políticos. El puente sigue cerrado.
Imagen: DW/O. Pieper
Bienvenidos a Colombia
Sin embargo, hay excepciones: gente mayor de 55 años, madres con niños, estudiantes y discapacitados pueden cruzar el puente en dirección a Colombia. Entre ellos, hay jubilados que abandonan su país a una edad avanzada. Madres que vacunan a sus hijos en Colombia, y niños que van allí a la escuela. Casi todos necesitan medicamentos y comida caliente.
Imagen: DW/O. Pieper
Las peligrosas trochas
Para los que no pueden usar el puente Simón Bolívar de forma legal, las trochas son la única esperanza. Son caminos ilegales fronterizos, que usan miles de personas diariamente. Quien decida usar estos inseguros senderos, corre un gran riesgo. Los llamados "colectivos", gruposde matones armados, exigen dinero para poder cruzar la frontera. Quien no pague, puede ser víctima de violencia.
Imagen: DW/O. Pieper
Ejército colombiano superado por la situación
El Ejército colombiano solo puede proteger a los venezolanos cuando hayan traspasado la frontera colombiana. Sobre todo para las mujeres, el camino a través de las trochas es mucho más que una tortura. La violencia sexual acecha en cada esquina.
Imagen: DW/O. Pieper
Venezuela y Colombia son países amigos
La Agencia de Refugiados de las Naciones Unidas evoca la amistad entre los países vecinos, pero es casi innecesario. En Colombia, la gente no ha olvidado los tiempos del conflicto interno, cuando miles de personas emigraron a Venezuela y probaron suerte allí. Ahora, dicen muchos colombianos, es la hora de devolver esa ayuda.
Imagen: DW/O. Pieper
Cola ante las autoridades migratorias
Colombia, que durante décadas fue un país acostumbrado a emigrar, tuvo que adaptarse en poco tiempo a recibir muchos migrantes de Venezuela. El puente Simón Bolívar es uno de los siete pasos fronterizos oficiales entre Colombia y Venezuela. Justo en el puente se halla la oficina de control migratorio.
Imagen: DW/O. Pieper
Animar a llevar una nueva vida
Quien haya solucionado los temas burocráticos, será recibido por la Cruz Roja y el servicio de ayuda a refugiados de las Naciones Unidas. Aquí se presta la atención médica más urgente y se informa a los recién llegados sobre sus derechos. Muchos de los venezolanos desconocen la información, dicen los responsables de ACNUR.
Imagen: DW/O. Pieper
Iglesia abre sus puertas como comedor
La primera pregunta de los refugiados es casi siempre dónde pueden comer algo. Las organizaciones los envían a la Diócesis de Cúcuta, donde se creó en poco tiempo un comedor en el que pueden desayunar y almorzar. Pero solo atiende a gente mayor, discapacitados, mujeres y menores de edad.
Imagen: DW/O. Pieper
Apoyo de todo el mundo
Voluntarios llegados de todo el mundo, incluso de Italia, cocinan, limpian y friegan. 200 ayudantes colaboran en la Diócesis de Cúcuta. 120 son necesarios para que el comedor funcione. La mayoría de los voluntarios son venezolanos que llegaron hace tiempo a Colombia y quieren apoyar a sus compatriotas.
Imagen: DW/O. Pieper
El ultramaratón hacia Bucaramanga
Los primeros que huyeron de Venezuela lo hicieron en avión, la clase alta. La segunda oleada de venezolanos llegó a Colombia en bus. Ahora, los más pobres y débiles llegan a pie. Y siguen su camino porque no todos pueden permanecer en Cúcuta. En la Cruz Roja reciben información sobre la ruta hacia Bucaramanga: cinco horas en auto... pero, ¿a pie?
Imagen: DW/O. Pieper
La esperanza del retorno
Algunos venezolanos no sobreviven ese periplo, ya que subestiman el esfuerzo requerido y el frío imperante en las montañas de Colombia, a 3.000 metros de altura. Los mensajes dejados en Los Patios, cerca de Cúcuta, dan cuenta del sentir de muchos. Todos los que plasmaron aquí su huella manifiestan la voluntad de regresar algún día a su patria.