Conocedores del acontecer latinoamericano comentan la importancia –o falta de trascendencia– de la moción para suspender a Venezuela de la OEA por las infracciones de su Gobierno a la Carta Democrática Interamericana.
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En la última jornada de la 48ª Asamblea General de la Organización de Estados Americanos (OEA), que tuvo lugar este martes (5.6.2018), 19 de sus 34 integrantes le dieron el visto bueno a una resolución para suspender la membresía de Venezuela. La moción había sido presentada un día antes por Estados Unidos y los 14 países miembros del Grupo de Lima –Argentina, Brasil, Canadá, Chile, Colombia, Costa Rica, Guyana, Guatemala, Honduras, México, Panamá, Paraguay, Perú y Santa Lucía– con miras a sancionar al Gobierno venezolano por la realización de comicios presidenciales opacos en los que Nicolás Maduro resultó reelecto (20.5.2018), por despojar al Parlamento de sus facultades legislativas, por negarse a liberar a todos sus presos políticos y por impedir que la población azotada por el desabastecimiento tenga acceso a ayuda humanitaria externa.
Independientemente de las probabilidades de que el proyecto de resolución fuera aprobado –inusualmente altas, según diplomáticos que asistieron a las sesiones de Washington–, algunos observadores celebraron de antemano el impulso que la Casa Blanca le dio. La solicitud de disciplinar a Venezuela no era nueva, pero, según Ivo Hernández, profesor de Relaciones Internacionales en la Universidad de Münster, sus posibilidades de éxito crecieron gracias a la consecuencia de la política estadounidense de cara al caso venezolano. “Estados Unidos persuadió, uno por uno, a los Gobiernos de los países que habían sido sobornados por el presidente Hugo Chávez (1999-2013) con el suministro de petróleo venezolano barato y chantajeados después por Maduro con el cobro de las facturas correspondientes de que le dieran luz verde a la petición”, comenta el catedrático.
Smolansky apoya la expulsión de Venezuela de la OEA
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Una prueba por superar
La resolución en cuestión es la más severa de las respaldadas por una mayoría en la OEA desde 2015, cuando Luis Almagro fue nombrado secretario general del organismo multilateral y convirtió la crisis político-institucional venezolana en uno de los puntos centrales de su agenda; ella no sólo allana el camino para la suspensión de la nación sudamericana, sino que describe sus elecciones presidenciales más recientes como carentes de legitimidad “por no cumplir con los estándares internacionales”. Al suscribir el documento, 19 países ratificaron que en Venezuela se ha producido “una alteración del orden constitucional”. El ministro de Exteriores venezolano, Jorge Arreaza, acusó a sus homólogos americanos de haberle abierto la puerta a una intervención militar estadounidense en Venezuela. “Allá ustedes con sus conciencias”, lamentó el canciller.
En la Asamblea General de la OEA de este 5 de junio, aliados de Caracas terminaron votando en su contra; República Dominicana fue uno de ellos. Once Estados se abstuvieron de votar; ese fue el caso de Nicaragua, Ecuador y Surinam, otrora defensores de los Gobiernos de Chávez y Maduro. Sólo Bolivia, Dominica y San Vicente y Granadinas se pronunciaron contra el texto que sanciona a Venezuela. No obstante, es sólo en el marco de una Asamblea General Extraordinaria –que aún está por ser convocada por el consejo permanente de la OEA– donde se puede decidir finalmente la suspensión de Venezuela. Y para que la medida entre en vigor con efecto inmediato, ésta deberá contar con los votos de dos tercios de los miembros del organismo, 24 votos difíciles de conseguir. Sólo dos países han sido suspendidos previamente: Cuba, en 1962, y Honduras, en 2009.
“Victoria moral”
“La suspensión de Venezuela en la OEA constituiría una victoria moral, considerando la frecuencia con que el régimen chavista se salió con la suya en votaciones previas de ese organismo. Pero, además, esa medida sería una pieza más en un engranaje que busca forzar a la cúpula del chavismo a negociar su salida del poder. Y cuando digo negociar no me refiero a diálogos como los auspiciados por el español José Luis Rodríguez Zapatero y otros expresidentes iberoamericanos, sino a una negociación donde haya garantías y mediadores reales, donde se llegue a compromisos que conduzcan a la restauración del Estado de derecho en Venezuela. En el caso que nos ocupa, esa meta sólo puede alcanzarse usando mecanismos de presión”, señala Hernández.
Günther Maihold, subdirector de la Fundación Ciencia y Política (SWP), de Berlín, se muestra escéptico. “La ofensiva estadounidense en la OEA luce un poco gratuita y su carácter es ante todo retórico, considerando que Washington podría emprender muchísimas otras acciones a escala bilateral para restringir el margen de maniobra de Maduro. Yo no veo una nueva postura de la Casa Blanca; lo que veo es a Estados Unidos insistiendo en posicionar a la OEA de tal forma que el presidente Donald Trump quede mejor parado, de manera que su Gobierno pueda exhibir liderazgo y una solidaridad simbólica con América Latina”, esgrime Maihold. A sus ojos, suspender al país caribeño del organismo continental sólo aceleraría el proceso de divorcio entre la OEA y Venezuela que Caracas ya había iniciado.
Más que fanfarronadas
Hernández sugiere que Maduro y su entorno fanfarronean, que ninguno de ellos está realmente interesado en que Venezuela le dé la espalda a la OEA. “Los portavoces del Gobierno venezolano dicen tener prisa en abandonar la OEA, pero actúan como si no lo quisieran; sus mensajes son muy incongruentes”, dice el experto de Münster. Maihold disiente: “No creo que sea puro bluf. Las declaraciones que hizo el ministro venezolano de Exteriores, Jorge Arreaza, en la sesión de este 4 de junio, dejan claro que el organismo no pasa de ser una tarima donde los emisarios de Maduro presentan al suyo como un Gobierno democrático y legitimado por elecciones limpias. En la OEA, un Maduro en retirada lo que hace es orquestar escaramuzas y provocaciones”, arguye el especialista de Berlín. Maihold concede que, si Venezuela es suspendida antes de retirarse voluntariamente, quedaría en el aire la impresión de que la Carta Democrática Interamericana todavía funciona.
“Por otro lado, si Venezuela decidió cancelar su membresía es porque no ve a la OEA como una interlocutora válida. Y si Venezuela abandona sus filas, la OEA dejará de jugar el rol que jugaba en la búsqueda de soluciones para el conflicto venezolano”, acota el politólogo de la SWP. En ese sentido, Hernández agrega: “Lo importante no es que Venezuela sea suspendida o abandone la OEA por completo, como lo ha ordenado Maduro, sino que continúe la sustanciación de su expediente como una nación regida por una dictadura. Lamentablemente, las sanciones no se aplican con la velocidad que desearían quienes sufren los desmanes de la élite chavista porque las medidas punitivas deben ser respaldadas con pruebas incontrovertibles; esa es la única manera de proceder legalmente contra la narcotiranía de Maduro. Por fortuna, cada vez que se avanza en este proceso, no hay vuelta atrás”, sostiene.
Evan Romero-Castillo (ERS)
*Este artículo fue actualizado el 6 de junio de 2018 con detalles sobre el inicio del proceso de suspensión de Venezuela en la OEA.
Venezuela, de elección en elección
Después de los comicios en los que la oposición le arrebató la mayoría de los escaños en el Parlamento venezolano, el partido de Nicolás Maduro ha usado su hegemonía institucional para evitar nuevos reveses en las urnas.
Imagen: picture-alliance/AP Photo/A. Cubillos
Comicios controvertidos
La reelección de Nicolás Maduro como presidente de Venezuela fue reconocida por Bolivia, China, Cuba, Ecuador, Irán, Rusia, el oficialismo sirio y Turquía. Los países que no ven en Maduro a un mandatario legítimo son Argentina, Australia, Brasil, Canadá,Chile, México, Paraguay, Perú y Estados Unidos. Tampoco la Unión Europea reconoce su reelección. (21.5.2018)
Imagen: picture-alliance/AP Photo/A. Cubillos
Maduro aspira a la reelección
Tres hombres que alguna vez tuvieron nexos con el oficialismo dicen querer impedir que Maduro gane las presidenciales del 20 de mayo: Reinaldo Quijada atribuye la crisis nacional a un “desgobierno absoluto” y el líder pentecostal Javier Bertucci describe a sus seguidores como “chavistas inconformes”, pero es el exmilitar Henri Falcón quien luce como el principal rival de Maduro. (18.5.2018)
Imagen: picture-alliance/AP Photo/A. Cubillos
Purga castrense
Analistas advierten el desarrollo de una purga extraordinaria en la institución castrense venezolana: Maduro expulsó de las Fuerzas Armadas a once jóvenes soldados y degradó a trece oficiales de alto rango por presunta traición a la patria y sospechas de espionaje. Días más tarde, el 2 de marzo, nueve uniformados fueron llevados ante un tribunal militar por instigación a la rebelión. (28.2.2018)
Imagen: picture-alliance/Photoshot/B. Vergara
Volátil calendario
El CNE anunció que las elecciones presidenciales, originalmente pautadas para diciembre de 2018, se realizarían el 22 de abril, a pesar de que la Unión Europea y dieciséis países americanos advirtieron de antemano que no reconocerían los resultados de esos comicios tal como estaban siendo programados. El 1 de marzo siguiente, los comicios fueron pospuestos hasta el 20 de mayo. (7.2.2018)
Imagen: Getty Images/AFP/F. Parra
Elecciones presidenciales
Los miembros de la oficialista Asamblea Nacional Constituyente (foto) aprobaron la solicitud hecha por el Ejecutivo de adelantar las elecciones presidenciales (pautadas originalmente para diciembre de 2018) y decretó que los votantes debían ir a las urnas antes de mayo. El Gobierno pateó así la mesa donde negociaba con la oposición. El último diálogo había tenido lugar en 2016. (23.1.2018)
Imagen: Reuters/Miraflores Palace
“La masacre de El Junquito”
Así fue bautizado extraoficialmente el desenlace del operativo con que las fuerzas de seguridad venezolanas pretendían capturar a Óscar Pérez (foto), quien se esmeró en presentarse como el enemigo número uno del régimen chavista. Pérez, exinspector de la Policía científica del país, y otros seis rebeldes empeñados en derrocar a Maduro murieron bajo una lluvia de balas y cohetes. (15.1.2018)
Imagen: Getty Images/AFP/I. Zugasti
Elecciones municipales
Estados y organismos multilaterales se niegan a reconocer la legitimidad de los gobernadores elegidos el 15 de octubre de 2017 en circunstancias opacas y juramentados poco después (foto) en ceremonias inconstitucionales. Indiferente a la protesta internacional, el Gobierno venezolano convoca a comicios municipales. Buena parte de la oposición los boicotea. (10.12.2017)
Imagen: picture-alliance/Zumapress/E]Avn
Elecciones regionales
Tiene lugar la elección de gobernadores que, por ley, debía haberse realizado un año antes; alineado con el Ejecutivo, el Consejo Nacional Electoral la había suspendido sin mayores explicaciones el 18 de octubre de 2016. La desconfianza en el CNE hace que la mayor alianza opositora se divida entre quienes participan en comicios, a pesar de las dudas, y quienes los boicotean. (15.10.2017)
Imagen: picture-alliance/ZUMAPRESS.com/J. C. Hernandez
Asamblea Nacional Constituyente
Nicolás Maduro fue ratificado unánimemente como presidente del país por los miembros de la Asamblea Nacional Constituyente que él mismo pidió elegir el 30 de julio de 2017 en condiciones tachadas de inconstitucionales (por reporteros de la agencia de noticias Reuters) y fraudulentas (por Smartmatic, la empresa a cargo de procesar los votos electrónicamente en Venezuela). (10.8.2017)
El Parlamento hizo una consulta popular (foto) en la que, según sus registros, participaron 7,3 millones de personas. El 98,4 por ciento de ellas se pronunció contra el llamado de Maduro a elegir una Asamblea Nacional Constituyente (ANC) sin voto universal ni directo. Eso no impidió que la elección de la ANC se llevara a cabo el 30 de julio de 2017. (16.7.2017)
Imagen: Picture Alliance/AP Photo/A. Cubillos
“Golpe judicial”
Las calles son tomadas por la segunda gran ola de protestas contra el Gobierno de Maduro. La oposición convocó a manifestaciones días después de que el Tribunal Supremo de Justicia (TSJ) despojara de sus facultades legislativas a los miembros del Parlamento, de mayoría opositora. Estas protestas terminarán en julio de 2017 con más de cien muertos y centenares de presos políticos. (1.4.2017)
Imagen: picture-alliance/AP/F. Llano
Diálogo truncado
Oficialismo y oposición se acusan mutuamente de sabotear la búsqueda de una tregua para solucionar la crisis de gobernabilidad y de incumplir los acuerdos alcanzados. Chavistas y antichavistas también esgrimen reproches contra los auspiciantes del diálogo –el Vaticano y UNASUR– que empezó el 30 de octubre. Las negociaciones no fueron retomadas en enero de 2017 como se había anunciado. (7.12.2016)
Imagen: Reuters/Miraflores Palace
Plebiscito accidentado
La oposición protestó ante la máxima autoridad electoral alegando que sus requisitos para la realización de un referendo revocatorio buscaban imposibilitar el proceso. Más tarde, el 20 de octubre, el CNE suspendería por completo la organización del plebiscito –que debía celebrarse antes del 10 de enero de 2017– en respuesta a acusaciones de fraude hechas por voceros del oficialismo. (21.9.2016)
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Guerra entre poderes
El Tribunal Supremo de Justicia (foto) declaró inválidas todas las sesiones y decisiones del Parlamento posteriores al 28 de julio. Fue en esa fecha cuando la corte de mayor rango declaró que la Asamblea Nacional estaba en desacato por reincorporar a diputados opositores cuyos nombramientos habían sido impugnados por el oficialismo en enero de 2016. (5.9.2016)
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Una meta, cuatro rutas
La mayor alianza de partidos opositores (MUD) presentó varias estrategias constitucionales para acortar el mandato de Maduro: exigir su renuncia, enmendar la Carta Magna para reducir la duración de los Gobiernos de seis a cuatro años y llamar a la elección de una Asamblea Constituyente con miras a refundar la república. Finalmente, la MUD optaría por organizar un referendo revocatorio. (8.3.2016)
Imagen: picture-alliance/dpa/M. Guiterrez
Impugnados diputados opositores
Tras refutar los resultados electorales en varias circunscripciones, el PSUV logró que el Tribunal Supremo de Justicia –dominado por fichas del oficialismo– suspendiera la proclamación de tres diputados antichavistas y limitara las prerrogativas de la oposición al reducir su incipiente hegemonía en el Parlamento, de una mayoría calificada de dos tercios a una de tres quintos. (06.01.2016)
Imagen: Reuters/M. Bello
Cambios de última hora
El Poder Judicial, que es de facto el brazo ejecutor y normativo del Gobierno de Maduro, fue renovado por los diputados oficialistas salientes cuando el período parlamentario 2011-2016 ya había culminado y los empleados del Tribunal Supremo de Justicia (foto) ya se hallaban de vacaciones. Todos los jueces nuevos, leales al PSUV, han favorecido al Ejecutivo con sus decisiones. (26.12.2015)
Imagen: Getty Images/AFP/A. Alvarez
Preludio de la crisis de gobernabilidad
El hombre fuerte de Caracas, Nicolás Maduro, prometió aceptar los resultados de las elecciones legislativas del 6 de diciembre de 2015; pero tan pronto se constató que la oposición había obtenido la mayoría de los escaños en la Asamblea Nacional, el partido de Gobierno (PSUV), que controlaba todos los poderes públicos, tomó medidas para restringir las prerrogativas del Parlamento. (9.12.2015)