Venezuela: el concejal Fernando Albán, póstuma celebridad
10 de octubre de 2018Si bien Fernando Albán consiguió ser elegido concejal en el municipio Libertador de Caracas, considerado desde hace lustros como uno de los principales bastiones oficialistas de la capital, el abogado venezolano de 56 años estaba lejos de ser uno de los políticos opositores más populares: en los comicios de 2013 obtuvo el 17,30 por ciento de los votos; una hazaña más bien discreta. Su celebridad es póstuma. El 5 de octubre de 2018 fue detenido por el Servicio Bolivariano de Inteligencia Nacional (SEBIN), la Policía política de la nación sudamericana, acusado de estar involucrado en el presunto atentado contra el hombre fuerte de Venezuela, Nicolás Maduro (4.8.2018). Tres días más tarde, las autoridades anunciaron que Albán se había quitado la vida.
Según la Fiscalía General de Venezuela, el concejal se suicidó lanzándose desde el décimo piso de la sede del SEBIN cuando estaba por ser trasladado a tribunales. El partido en que militaba, Primero Justicia, emitió un comunicado el 8 de octubre donde acusaba al Gobierno de haberlo asesinado. También la Casa Blanca ha responsabilizado al Ejecutivo de Maduro por la muerte de Albán. La Organización de las Naciones Unidas (ONU), los países miembros del Grupo de Lima y el Estado alemán han demandado una investigación transparente e imparcial de la suerte corrida por el concejal, quien acababa de regresar de Nueva York cuando el SEBIN lo arrestó en el Aeropuerto Internacional Simón Bolívar de Maiquetía.
“El ‘caso Albán’ debe allanar el camino hacia una transición política en Venezuela porque el régimen de Maduro dejó de ser democrático y ya no puede garantizar los derechos humanos de sus ciudadanos”, señala la politóloga Ana Soliz, en entrevista con DW. “El Estado venezolano debe proteger la vida de todos los encarcelados y no lo hace, con el agravante de que Albán no es el primer preso político que muere en circunstancias poco claras. Aun si se determinara que la causa de su muerte fue el suicidio –lo cual es muy poco probable–, velar por la integridad física y mental de Albán era responsabilidad del SEBIN”, subraya esta investigadora del Instituto Alemán de Estudios Globales y Regionales (GIGA), con sede en Hamburgo.
“Un tropezón inoportuno para Maduro”
Pero, ¿quién le pone el cascabel al gato? El excomisionado de la ONU para los Derechos Humanos, Zeid Ra’ad al Husein, propuso enviar observadores al país caribeño en dos ocasiones con miras a auscultar su situación y sus iniciativas fueron desestimadas en el Consejo de Derechos Humanos de la misma organización. Más arriba, en el Consejo de Seguridad, la Venezuela de Maduro cuenta con el respaldo de China y Rusia cada vez que se sopesan sanciones multilaterales en su contra. Y, en el peor de los casos, la “Revolución Bolivariana” puede soportar las condenas de las democracias occidentales por el “caso Albán” porque se ha preparado para subsistir en el aislamiento, sostiene Daniel León, del Instituto de Estudios Globales de la Universidad de Leipzig.
Fernando Mires, profesor emérito de la Universidad de Oldenburg, disiente. “Lo de Albán es un tropezón inoportuno para Maduro, tomando en cuenta lo interesado que está en que el presidente de Estados Unidos, Donald Trump, le dé audiencia. Lo acontecido mancha aún más su imagen. Por otro lado, si la muerte de Albán no pudo haber sido ordenada por Maduro, cabe especular que los servicios secretos venezolanos se le están escapando de las manos y cooperando más estrechamente con el G2 cubano que con él en la implementación de estrategias para neutralizar a la oposición venezolana”, dice Mires, conocedor de todos los episodios que han fracturado tanto al chavismo como a sus adversarios en la extinta Mesa de la Unidad Democrática.
Confrontado con el argumento de que a Maduro no le resulta indiferente la percepción que el mundo tiene de él, León concede que su régimen puede esmerarse en seguir presentando la muerte de Albán como un suicidio o buscar chivos expiatorios entre los agentes del SEBIN para culparlos del asesinato, alegando que lo ocurrido fue un caso aislado. “Aunque ya tiene la reputación de una dictadura por su deplorable récord de derechos humanos –incluido el encarcelamiento y la tortura de muchas personas por motivos políticos–, el Gobierno de Maduro todavía cuenta a su favor el hecho de que no se le han atribuido tantas ejecuciones extrajudiciales ni desapariciones forzosas como a las tiranías latinoamericanas previas”, observa el experto de Leipzig.
“La oposición huirá o llamará a la protesta”
“Cualquier presión que se ejerza sobre la jerarquía chavista será muy débil si no pasa por la implementación de sanciones como las impuestas por Estados Unidos en el pasado”, agrega León. Consultado sobre las implicaciones de la muerte de Fernando Albán para la oposición, el especialista de Leipzig esgrime parcamente: o huye despavorida o llama a la protesta. A juicio de Mires, el antichavismo está en un estado tan deplorable que ni siquiera puede canalizar políticamente el rechazo colectivo que ha causado la muerte de Albán. “El ímpetu necesario para llevar a multitudes a la calle se agotó. Las calles sólo podrán volver a llenarse cuando exista un objetivo claro que trascienda la mera protesta contra el Gobierno”, diagnostica el catedrático.
“Y ese objetivo no puede ser otro que las votaciones más cercanas: el referendo en torno a la nueva Constitución, cuya fecha no ha sido fijada todavía, y las elecciones municipales del 9 de diciembre, importantes porque la ciudadanía designa allí a sus representantes más inmediatos, que son los concejales”, enfatiza Mires. En el sitio informativo runrun.es se destaca que, aunque el partido de Albán, Primero Justicia, no podrá para participar en los comicios comunales de diciembre por no haber recabado el 1 por ciento de las firmas requeridas recientemente para figurar en el Registro Electoral Permanente, no se descartaba que concejales como Albán aceptaran el apoyo de otras formaciones para lograr una reelección.
“De cara a los próximos comicios municipales y al plebiscito para legitimar la nueva Carta Magna redactada por la espuria Asamblea Nacional Constituyente –que sólo está formada por oficialistas–, es muy probable que la oposición vuelva a demostrar que está estructuralmente dividida en dos bandos: los unos van a decir que no es posible llamar a elecciones cuando el régimen está asesinando a la gente y los otros van a responder que es necesario convocar a las urnas precisamente porque el régimen está asesinando a la gente. Será difícil que se pongan de acuerdo. El segmento electoralista de la oposición debe deslindarse del antidemocrático porque, en Venezuela, todo el mundo está harto de ese matrimonio mal avenido”, lamenta Mires.
“La indignación puede ser transformada en energía”
Ana Soliz, del Instituto Alemán de Estudios Globales y Regionales (GIGA), es más optimista. “Muy pocos creen que Albán se haya suicidado y eso hace que su muerte emita un mensaje muy potente. No faltarán los opositores que se sientan amedrentados, sabiendo que hay muchos políticos y activistas recluidos en el SEBIN; incomunicados, como lo estuvo Albán, pese a que sus familiares insisten en verlos y en exigir constancias de vida. Pero la indignación que ha causado el suceso puede ser transformada en energía para reunificar a quienes adversan al régimen. A su vez, esa reunificación puede poner otros procesos en marcha, incluyendo el ejercicio de presión para que se repitan las elecciones presidenciales, esta vez transparentes y justas”, opina Soliz.
“En Venezuela, la cantidad de políticos opositores prominentes se ha ido reduciendo progresivamente; los que no se han visto obligados a exiliarse han sido inhabilitados para ejercer cargos públicos o están presos. Por fortuna, siempre surgen nuevos líderes. Uno de ellos era Albán, quien comenzaba a adquirir notoriedad cuando lo arrestaron. Él estuvo en Nueva York, abogando ante la Comisión de Derechos Humanos de las Naciones Unidas para que no perdiera de vista lo que acontecía en su país. Si se comprueba que el régimen de Maduro asesinó a Albán, se constatará también que erró al pensar que el homicidio de un político de bajo perfil no tendría repercusión internacional. Venezuela está siendo permanentemente monitorizada”, acota Soliz.
Evan Romero-Castillo (ERS)
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