Es indignante y sumamente peligroso lo que sucede en las fronteras de Venezuela. La instrumentalización política de la ayuda humanitaria toma de rehén a todo un pueblo y es un crimen, opina Astrid Prange.
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Para prevenir cualquier malentendido: la población de Venezuela necesita ayuda humanitaria. Cada vez más personas tienen que luchar para obtener lo esencial para la supervivencia, y el abastecimiento de alimentos y medicamentos en el país ha colapsado.
Por eso mismo resulta aún más demoledor ver que el autoproclamado presidente interino Juan Guaidó y sus seguidores utilizan la ayuda humanitaria como instrumento de poder. Mostrarse junto a paquetes con alimentos para bebés asegura a Guaidó imágenes impactantes en los medios, pero le otorga muy poca credibilidad política.
Ayuda humanitaria, caballo de batalla de ambos bandos
Aún menos creíble es el presidente de Venezuela, Nicolás Maduro. El sucesor del expresidente venezolano Hugo Chávez, fallecido en 2013, ha conducido al país sistemáticamente a la total ruina económica. Encarceló a opositores, despojó de poder al Parlamento, dominado desde 2015 por la oposición, y dejó a la población librada a su suerte.
Ahora, ambos bandos usan la ayuda humanitaria como caballo de batalla para distraer de los errores políticos. Las sanciones impuestas por EE. UU. desde 2015 contra el régimen de Maduro no llevaron al "éxito” buscado, es decir, al colapso del "socialismo del siglo XXI”. Únicamente aceleraron la caída de Venezuela y empujaron a Maduro cada vez más hacia los brazos de Moscú y de Pekín.
Maduro huye a los brazos de Moscú
Mientras Maduro todavía afirmaba, la semana pasada, que en Venezuela no hay hambre, ahora, antes del espectáculo en Cúcuta, anunció que está esperando la llegada de 300 toneladas de ayuda de Rusia.
Moscú es, en este momento, el aliado más importante de Venezuela. Ya bajo el gobierno de Hugo Chávez, el Kremlin suministró armas al Ejército venezolano. Además, Caracas le debe 12.000 millones de dólares a Rusia, ya que, como garantía de crédito, Venezuela empeñó la mitad de las acciones de sus gasolineras Citgo en EE. UU., que pertenecen a la petrolera estatal PDVSA.
De ese modo, Moscú tiene dos ases en la manga contra el presidente estadounidense, Donald Trump: a través de la red de gasolineras Citgo ejerce influencia en el abastecimiento de combustible en EE. UU. Y se estableció, gracias a su presencia en Venezuela, como un importante actor global en América Latina, junto a China y EE. UU.
EE. UU. vs. Rusia en el Consejo de Seguridad de la ONU
El ejemplo más reciente es el veto de Rusia en el Consejo de Seguridad de la ONU, la semana pasada. La resolución propuesta por Washington pidiendo nuevas elecciones y ayuda humanitaria para Venezuela fue replicada por Moscú con un contraproyecto.
La situación de empate indica un retorno a la Guerra Fría. Y que esa situación amenace justamente a América Latina es realmente trágico. Aún más teniendo en cuenta que recién se había logrado superar la confrontación oficial entre EE. UU y Rusia en el subcontinente con la normalización de las relaciones entre Cuba y EE. UU., a fines de 2014.
Ayudar de verdad, no profundizando la grieta
Si el asunto central fuera verdaderamente la ayuda para la población venezolana, organizaciones de la ONU como el Programa Mundial de Alimentos (PMA) podrían llevar comida al país, incluso a través de un mandato del Consejo de Seguridad, de ser necesario. Organizaciones humanitarias estadounidenses y rusas, así como voluntarios de todo el mundo, podrían entregar esa ayuda a la ONU en lugar de abrir más la grieta política en Venezuela.
Y lo más importante: el propio gobierno de Venezuela podría solicitar ayuda a la comunidad internacional. Los bienes humanitarios también podrían ser transportados, en caso de emergencia, a pie a través de otros puntos fronterizos, no solo de Cúcuta, y llevados por voluntarios al país, sin atraer la atención de los medios de comunicación.
La actual instrumentalización política de la ayuda es todo lo contrario de una acción humanitaria. Lo que hace es tomar de rehén a todo un pueblo y convierte a quienes prestan ayuda humanitaria en cómplices de una amarga lucha política por el poder. Es simplemente un crimen.
(cp/ers)
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Conciertos históricos con un mensaje sociopolítico
Por un lado, el concierto "Live Aid Venezuela", y paralelamente, un contraconcierto para denunciar intervención de EE. UU. en ese país. DW les muestra aquí otros conciertos históricos con un mensaje claramente político.
Imagen: picture-alliance/MediaPunch/P. Tarnoff
1969: Woodstock y Jimi Hendrix
Fue una de las actuaciones más legendarias de este músico de rock. Ese día cerró el festival de Woodstock y su aparición quedó en la memoria colectiva. Con efectos de sonido de vanguardia para esa época, acoples de guitarra y tonos salvajes, Hendrix tocó el himno nacional de EE. UU. emulando el sonido de los bombardeos y las ametralladoras para protestar contra la Guerra de Vietnam.
Imagen: picture-alliance/MediaPunch/P. Tarnoff
1985: "Live Aid" para África
Fue el mayor concierto de rock de todos los tiempos, y se realizó por un buena causa: recaudar dinero para paliar el hambre en el continente africano. "Live Aid", en el estadio londinense de Wembley, tuvo a "Queen" como punto culminante y se llevó a cabo al mismo tiempo en Philadelphia, EE. UU. Bob Geldorf y Midge Ure reunieron más de 100 millones de dólares para luchar contra el hambre en África.
Imagen: picture-alliance/dpa/N. Försterling
1987: "Concierto para Berlín"
En "Concert for Berlin" actuaron ante el edificio del Reichstag estrellas como David Bowie, Eurythmics y Genesis en honor de esa ciudad, que cumplía 750 años. Por cerca de 50 marcos, los fans pudieron disfrutar durante tres días a los grandes de la música pop y progresiva de la época. Pero otro espectáculo, no tan agradable, sucedía al mismo tiempo al otro lado del Muro de Berlín.
Imagen: picture-alliance/dpa/C. Hoffmann
1987: Protestas en la RDA
La música se escuchaba al otro lado del Muro de Berlín, y muchos jóvenes de la Alemania comunista no querían perderse a David Bowie. El objetivo de los organizadores era, precisamente, unir a las dos Alemanias a través de la música, algo que no agradó en absoluto ni al gobierno ni a la Policía de la RDA, que atacó a los jóvenes reunidos en la calle a bastonazos.
Imagen: picture-alliance/AP
1988: Contraconcierto en la RDA
En Berlín Occidental se presentó el "rey del pop", Michael Jackson. Pero del otro lado del Muro de Berlín, Alemania Oriental se había preparado para evitar conflictos como el del año anterior. En la RDA se realizó paralelamente un concierto en el que actuaron, entre otros, Joe Cocker y Bryan Adams. Gracias a eso, todo transcurrió en paz.
Imagen: picture-alliance/dpa/ADN
1988: ¡Libertad para Mandela!
Diez horas de rock para el septuagésimo cumpleaños de Nelson Mandela se celebraron en el estadio de Wembley, en Londres, el 11 de junio de 1988. En ese entonces, el líder de la lucha contra el apartheid cumplía 25 años en la cárcel. Fue liberado en 1990. Se presentaron Sting, Phil Collins, Peter Gabriel y Whitney Houston, y el concierto se transmitió en vivo en 60 países, menos en Sudáfrica.
Imagen: picture-alliance/ dpa
2003: Música para concientizar sobre el sida
La Fundación Nelson Mandela organizó en 2003 la campaña "46664", cifra que recordaba al número que identificaba a Mandela cuando estuvo en prisión. Este también estuvo presente en el primer concierto con ese nombre, que se efectuó primero en Ciudad del Cabo. Músicos de la envergadura de Bono, de U2, Anastacia y Beyoncé tocaron y cantaron frente a unas 40.000 personas.
Imagen: picture-alliance/dpa/W. Conradie
2005: Lucha contra la pobreza
20 años después del espectacular "Live Aid" en Londres y Philadelphia para frenar el hambre en África, Bob Geldorf organizó en 2005 los conciertos "Live 8", que se realizaron en once lugares de cuatro continentes, entre otros, en Canadá, poco antes de la cumbre del G8 en Escocia, con lemas como "Que la pobreza pase a la historia" (Make Poverty History").
Imagen: picture-alliance/dpa/W. Toda
2010: Esperanza para Haití
Tras el devastador terremoto que asoló a Haití en 2010, varios artistas recolectaron dinero para los sobrevivientes organizando conciertos. En República Dominicana se llevó a cabo "Una canción de esperanza para Haití", con Luis Fonzi, entre otros músicos. También en Los Ángeles y Londres actuaron Coldplay, Rihann y Justin Timberlake para reunir dinero y ayudar a las víctimas del terremoto.
Imagen: picture-alliance/dpa/R. Guzman
2018: #wirsindmehr, contra la ultraderecha
En el este de Alemania, luego de los graves sucesos en Chemnitz, donde extremistas de derecha atacaron a inmigrantes, se realizó un concierto masivo para enviar una señal contra la ultraderecha. Bajo el lema #wirsindmehr (#somosmás), bandas como Feine Sahne Fischfilet (foto), Toten Hosen y K.I.Z., entre otros, reunieron a más de 65.000 espectadores que llegaron desde diversos lugares de Alemania.