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Venezuela: "Guaidó puede jugar bien el papel de mediador"

23 de enero de 2019

¿Quién era Juan Guaidó antes de arrogarse las facultades del Ejecutivo venezolano y de justificar esa declaración como un gesto contra la “usurpación” de la jefatura del Estado por parte de Nicolás Maduro? Una semblanza.

Venezuela Juan Guaidó
Imagen: picture-alliance/dpa/R. Pena

Al autoproclamarse “jefe de Estado interino” de Venezuela este miércoles (23.1.2019), Juan Guaidó ha desafiado al hombre fuerte de ese país, Nicolás Maduro, como ningún otro político opositor. Hasta el 4 de enero de 2019, un día antes de que asumiera la presidencia rotatoria del Parlamento local por un año, nada dejaba entrever que el ingeniero industrial de 35 años estuviera dispuesto a llegar a tanto. Su pertenencia a Voluntad Popular –percibido como el más radical de los partidos antichavistas– permitía presagiar una gestión legislativa asertiva, pero su biografía no daba pie para imaginar un escenario como el que ahora protagoniza.

¿Quién era él antes de arrogarse las facultades del Ejecutivo y de justificar esa declaración como un gesto contra la “usurpación” de la jefatura del Estado por parte de Maduro? ¿Quién era él antes de que Washington se apresurara a reconocerlo como el “mandatario legítimo de Venezuela”? Descrito como “centrista” por quienes lo conocen, pese a que su partido es miembro de la Internacional Socialista, Juan Guaidó comenzó su carrera política como dirigente estudiantil en la Universidad Católica Andrés Bello, en la capital venezolana, Caracas. Poco después, su nombre aparecería entre los de quienes fundaron Voluntad Popular en 2009.

Breve vida y obra

Guaidó fue designado diputado suplente para el período 2010-2015. En 2015 participó en una huelga de hambre para demandar que las autoridades electorales –alineadas con el oficialismo– les pusieran fecha a los comicios parlamentarios. En las elecciones legislativas del 6 de diciembre de ese año, la oposición le arrebató al chavismo la mayoría de los escaños en el Parlamento, y Guaidó fue nombrado diputado por el estado Vargas con más de 97.000 votos para el período 2016-2021. En su caso, el resto es historia en pleno desarrollo. “Juan Guaidó llegó a la presidencia del Parlamento por azar”, señala Héctor Briceño.

“En la jerarquía de su partido había dirigentes de mayor rango que se fueron viendo inhabilitados uno por uno”, explica el sociólogo venezolano, actualmente de paso por la Universidad de Rostock. Leopoldo López, el adalid de Voluntad Popular, está preso bajo un régimen de arresto domiciliario; Freddy Guevara, otrora vicepresidente del Parlamento, está refugiado en la residencia del embajador chileno en Caracas desde que se le acusó de orquestar las protestas antigubernamentales de 2017; y Carlos Vecchio, excoordinador del partido, optó por el exilio cuando le fueron endilgadas las muertes ocurridas en las manifestaciones masivas de 2014.

Guaidó fue elegido diputado con más de 97.000 votos para el período 2016-2021.Imagen: Getty Images/AFP/F. Parra

Entre dos oposiciones

Esos sucesos despejaron el camino de Guaidó hacia el puesto que hoy ocupa. Pero, a los ojos de Briceño, él tiene cualidades de líder propias que le permiten ganarse voluntades por doquier. “Como no es una figura dominante, Guaidó puede jugar bien el papel de mediador. Él no tiene posturas inamovibles y está dispuesto a representar a sectores muy disímiles de la oposición. Por otro lado, su juventud y el hecho de que no ha pasado por la administración pública todavía le inspiran confianza a la sociedad civil”, agrega el experto, quien también es profesor en el Centro de Estudios del Desarrollo (CENDES), adscrito a la Universidad Central de Venezuela.

“Además, a Guaidó se le nota que tiene roce con sectores que no son ni de clase media ni de clase alta, y sabe cómo hablarles. Eso lo distingue de quienes lo precedieron en la presidencia del Parlamento”, comenta Briceño, refiriéndose a Henry Ramos Allup, a Julio Borges y a Omar Barboza. Cuando ganaron juntos los últimos comicios legislativos (6.12.2015), los miembros de la Mesa de la Unidad Democrática (MUD) –la alianza electoralista más exitosa del antichavismo– acordaron rotarse en la jefatura del Parlamento: Acción Democrática la asumió en 2016; Primero Justicia, en 2017; y Un Nuevo Tiempo, en 2018, un año memorable.

Enormes presiones

“El año 2018 fue desastroso. Ese fue el momento en que la oposición se atomizó y en que la MUD se disolvió a sí misma”, recuerda el politólogo Fernando Mires, profesor emérito de la Universidad de Oldenburg, atribuyendo la ambigüedad de las primeras alocuciones de Guaidó como presidente del Parlamento a su deseo de no alienar tempranamente a ninguna de las facciones antichavistas en discordia. “En aquel instante, Guaidó se dirigía a la bancada aventurera, que le exigía que se juramentara como jefe de Estado interino e instaurara un Gobierno de transición, y a la bancada más sensata, que le desaconsejaba tomar ese camino”, dice Mires.

Este 23 de enero quedó claro a qué grupo de opositores le hablaba Guaidó con más franqueza. “Al declararse ‘jefe de Estado interino’, yo pienso que Guaidó cede ante la presión interna de Voluntad Popular, un partido propenso a las posturas extremas, y ante la de la Casa Blanca, que dijo reconocerlo como presidente legítimo de la república incluso antes de que el joven se juramentara. Nadie sabe qué puede ocurrir ahora. Si Guaidó está en contacto con las Fuerzas Armadas venezolanas y está convencido de que lo van a apoyar, su movida es correcta. Pero si no tiene esa certeza, él es un gran irresponsable, porque pueden pasar cosas terribles en Venezuela”, esgrime Mires.

(cp)

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