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Venezuela, la gran paradoja de las nacionalizaciones

Mirra Banchón1 de agosto de 2008

La Venezuela del presidente Chávez quiere comprar el Banco de Santander; y éste no ve con malos ojos abandonarla. ¿Todo bien? DW-WORLD consultó a un especialista en política económica latinoamericana.

"No deben temer", dice el gobiernoImagen: AP

El anuncio del presidente venezolano, Hugo Chávez, de que pondrá el Banco de Venezuela “al servicio de los venezolanos” ha llegado a los titulares de la sección económica de varios rotativos y emisoras alemanas. La ola estatizadora le llega ahora a este importante banco, unidad local del español Santander.

En junio se empezó a rumorear acerca de su venta a un inversionista local; la operación fue negada poco después por el Grupo Santander. “Ahora los dueños dicen 'no, no queremos venderlo'; y ahora yo digo 'no, yo se los compro. Cuánto vale, que lo pagamos”, aseveró el presidente venezolano. Desde el año pasado, el mandatario ha estatizado empresas petroleras, de telecomunicaciones, eléctricas, compañías de cemento y de siderurgia. En casi todos los casos, el gobierno venezolano ha logrado acuerdos con las compañías. Según informan agencias, portavoces de Santander en España y en Venezuela no han querido hacer comentarios al respecto.

A Santander no le afecta

El grupo español posee alrededor del 98,4 por ciento del Banco de Venezuela, el tercero más importante del país con más de 300 oficinas, unos tres millones de clientes, y un resultado neto de unos 277 millones de dólares en 2007. Esto, por otra parte, no supone ni un 2,0 por ciento del resultado global de Grupo Santander. Según analistas, la medida no debe alarmar a los inversionistas, puesto que Santander se había mostrado dispuesto a dejar el banco. En la lógica de este gobierno está el expandir su red bancaria; y al Banco de Santander probablemente le beneficiaría abandonar el país latinoamericano.

Santander no ha querido hacer comentariosImagen: AP

¿Le favorece a Venezuela?

El presidente Chávez explicó que la decisión no tenía conexión alguna con su reciente viaje a España; tampoco se trata de una de sus habituales bravatas. Con nacionalizar empresas españolas amenazó cuando el rey Juan Carlos lo mandó públicamente a callar; en otra ocasión, advirtió que si la Unión Europea aprobaba la directiva de migración cortaría el suministro de petróleo a Europa. Pero no, ahora no se trata de nada de eso; “nos hace falta, mucha falta, un banco de esa magnitud", había afirmado Chávez. Aunque durante su década en el poder, el presidente Chávez ha impulsado la banca y la empresa estatal, según analistas, no ha logrado consolidar una red comercial lo suficientemente amplia para competir con el sector privado.

Siga leyendo: Inversión extranjero significa también tecnología

La empresa venezolana puede ser algo más que petróleoImagen: DW/Steffen Leidel

Sobre el significado y las repercusiones de las nacionalizaciones, DW-WORLD consultó con Federico Foders, catedrático y experto del Instituto para Economía Mundial de la Universidad de Kiel . “Venezuela es un importante país exportador de petróleo, uno de los países favorecidos por su precio actual en el mercado internacional”, explica Foders y añade: “Gracias a ello, ha logrado aumentar su producto bruto interno y está implementando una política de nacionalización de empresas con el fin de reducir su dependencia económica de otros países”.

La inversión extranjera significa tecnología y red global

¿Las nacionalizaciones redundarían, entonces, en beneficios para el país? “Una de las consecuencias de esta política ha sido una reducción del flujo de capital privado hacia Venezuela o sea una menor inversión directa extranjera en el país. Teniendo en cuenta que la inversión directa no sólo representa capital foráneo sino también tecnología que en Venezuela no existe, toda reducción de la inversión directa implicaría un empobrecimiento tecnológico del país, ya que la capacidad de Venezuela de generar tecnologías de punta propias es limitada”, analiza el experto.

Aparte de eso, la presencia de empresas extranjeras supone una inclusión en sus redes globales de comercio y producción, algo que ayuda a la empresa local. No hay que olvidar, Venezuela no sólo produce petróleo.

“Por lo tanto”, concluye, “sin empresas extranjeras en el país, la industria venezolana perderá contactos comerciales y se aislará cada vez más de los centros dinámicos de la economía mundial. Esto, a su vez, intensificará la dependencia de Venezuela de una sola industria, la del petróleo, y no ayudaría a fortalecer ni a la industria manufacturera ni a los demás sectores de la economía venezolana. El resultado sería un mayor desempleo y un aumento de la pobreza en Venezuela, una gran paradoja si se tiene en cuenta la riqueza petrolera del país”.

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