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Venezuela: los guardaespaldas de Guaidó, en la mira

4 de abril de 2019

Juan Guaidó, el hombre al que más de cincuenta naciones reconocen como legítimo presidente interino de Venezuela, podría ser arrestado en cualquier momento. ¿Qué reacción cabe esperar de los países que más lo apoyan?

Venezuela Opposition Juan Guaido & Anhänger
Juan Guaidó en medio de una manifestación multitudinaria en Barcelona, Venezuela. (23.03.2019)Imagen: Getty Images/AFP/C. Landaeta

Aunque el segundo mandato de Nicolás Maduro (2019-2025) como presidente de Venezuela es considerado inconstitucional por buena parte de las democracias occidentales debido al amaño con que éste ganó las elecciones del 20 de mayo de 2018, Juan Guaidó, el diputado que más de cincuenta naciones reconocen como legítimo jefe de Gobierno interino, está muy lejos de ejercer control pleno sobre el Estado caribeño.

Este martes (2.4.2019), la Asamblea Nacional Constituyente, integrada completamente por fichas del chavismo, retiró su inmunidad parlamentaria, respondiendo a una petición del Tribunal Supremo de Justicia, también alineado con la Revolución Bolivariana. Esa corte pretende enjuiciarlo por ignorar –en febrero de 2019– una orden que le prohibía abandonar el país mientras era investigado por usurpar las funciones del Ejecutivo.

Al despojar a Guaidó de su fuero legislativo, el entorno de Maduro violó el precepto de la Carta Magna según el cual el Parlamento debe aprobar esa moción antes de que el Tribunal Supremo de Justicia la consume. En teoría, ninguna decisión de la espuria Asamblea Nacional Constituyente, cuya autoridad nunca fue reconocida internacionalmente, es vinculante; pero el Estado de derecho dejó de prevalecer hace mucho en Venezuela.  

De ahí el alto grado de vulnerabilidad que hoy exhibe Guaidó. La élite chavista, que domina todos los poderes estatales menos el Parlamento, puede mandar a arrestar al ingeniero de 35 años y anularlo políticamente de facto, como ya intentó hacerlo el pasado 28 de marzo, cuando la Contraloría General lo inhabilitó para ocupar cargos públicos de aquí al año 2034. Se teme que su detención pueda tener lugar antes del sábado (6.4.2019).

Nicolás Maduro, en el sexto aniversario de la muerte de Chávez.Imagen: Reuters/Handout Miraflores Palace

Guaidó llama a protestar

Guaidó ha convocado para este fin de semana a manifestaciones en todo el país, sabiendo que su llamado tiene a su favor el malestar generalizado de una población sometida a prolongadas interrupciones del servicio de electricidad y agua desde principios de marzo. Esto no le hace gracia a Maduro, que ve en las protestas sociales una amenaza para la supervivencia del régimen, sobre todo ahora que brotan en bastiones chavistas.

¿Se atreverán a ponerle las esposas a Guaidó? De ser así, la otra pregunta de rigor es cómo reaccionarían las instancias internacionales que más visiblemente han respaldado al Ejecutivo interino para propiciar una transición hacia la democracia en Venezuela: Colombia y Estados Unidos, con cuyos Gobiernos Maduro ya rompió relaciones diplomáticas. Bogotá está tan comprometida que hasta recibe advertencias de Moscú.

El martes pasado (2.4.2019), Rusia alertó que una incursión de soldados en territorio venezolano desde Colombia sería vista como una amenaza para la paz y la seguridad global. El canciller colombiano respondió que cualquier apoyo militar del Kremlin al régimen de Maduro sería percibido de la misma manera. Pero, ¿podría el arresto de Guaidó ser el detonante de la intervención marcial sobre la que tanto se ha especulado?

John Bolton, Consejero de Seguridad Nacional de la Casa Blanca, dijo recientemente que cualquier amenaza o acto cometido contra Guaidó recibiría “una respuesta fuerte y significativa”. Y el senador republicano Marco Rubio, figura prominente en la política del presidente Donald Trump para Venezuela, instó a los países que reconocen a Guaidó como mandatario interino a considerar su eventual arresto como un golpe de Estado.

El presidente de Colombia, Iván Duque (izq.), y su homólogo estadounidense, Donald Trump.Imagen: Reuters/C. Barria

“Líneas rojas”

“A estas alturas, Maduro está más preocupado por la reacción interna al arresto de Guaidó. Con el paso del tiempo es cada vez más evidente que la opción militar que Trump puso sobre la mesa era una fanfarronada. Caracas ha venido poniendo a prueba las supuestas ‘líneas rojas’ de Washington y ahora Maduro está más convencido que antes de que no habrá una intervención estadounidense”, dice el analista Juan Carlos Hidalgo.

“Si alguna vez hubo la posibilidad de una injerencia de ese tipo, la sola presencia de personal militar ruso en Venezuela acaba de aumentar su costo considerablemente. Ahora, al estrechar el cerco en torno a Guaidó, después de apresar al jefe de su Gabinete, Maduro prueba las aguas nuevamente para ver hasta dónde puede llegar”, agrega el experto en asuntos latinoamericanos del Instituto CATO, con sede en Washington.

A juicio de Hidalgo, la meta de Maduro es neutralizar a Guaidó sin sufrir consecuencias graves, como lo hizo con su mentor, Leopoldo López, jefe del partido Voluntad Popular, en 2014. Javier Corrales, profesor de Ciencia Política en el Amherst College de Massachusetts, comparte esa opinión, pero está convencido de que, aunque a Estados Unidos se le están acabando las opciones no militares de cara a Venezuela, todavía le quedan recursos.

“No es cierto que Estados Unidos solo pueda elegir entre no hacer nada y orquestar una intervención militar. Incluso antes de llegar a un escenario de ocupación tradicional como el que se vio en Panamá en 1989, por ejemplo, Washington tiene un margen para imaginar otro tipo de actos militares, distintos de la Guerra de Irak o de la Guerra en Afganistán que muchos tienen en mente”, aclara el investigador de Massachusetts.

Hidalgo: “La sola presencia de personal militar ruso en Venezuela aumenta considerablemente el costo de una intervención estadounidense”.Imagen: Getty Images/AFP/Y. Cortez

Esperanzas concretas versus ilusiones vagas

Hidalgo disiente: “Lo que queda en el arsenal de sanciones de Estados Unidos son medidas punitivas como las que se le impusieron a Irán hace algunos años: castigos para las empresas locales o extranjeras que hagan negocios con Venezuela y participen directa o indirectamente en el sistema financiero estadounidense, es decir, entre el 80 y el 90 por ciento de las empresas que existen en el mundo”, arguye.

“Esas medidas tendrían repercusiones más fuertes que la suspensión de la compra de petróleo venezolano por parte de Estados Unidos; Maduro ha sido capaz de burlar ese escollo colocando su crudo en otros mercados. Pero si Guaidó es detenido, se aplica un bloqueo económico más estricto y nada cambia en Venezuela, al Ejecutivo de Trump no le quedarán más cartas para jugar en esta partida de póker”, augura Hidalgo.

“Muchos han dado por cierta la ilusión de que Maduro va a caer bajo la presión de Estados Unidos y eso no es así. Las sanciones económicas sólo catalizan cambios de régimen cuando éstas son aplicadas unánimemente por todos los actores de la comunidad internacional. Esa unanimidad no existe de cara a Venezuela; Maduro cuenta con el apoyo activo de Rusia, China, Turquía y otros Estados”, esgrime el especialista del Instituto CATO.

“Si el régimen chavista va a caer, tendrá que caer bajo presión de los venezolanos dentro de Venezuela”, subraya Hidalgo. “Yo no perdería la fe tan rápidamente”, aconseja, por su parte, Michael McCarthy, profesor adjunto de Ciencia Política en la Universidad George Washington, localizada en Washington D. C.. “Recordemos que la Casa Blanca sólo viene usando su diplomacia coercitiva 2.0 frente a Maduro desde finales de febrero”, dice.

“Las sanciones que el Ejecutivo de Trump está preparando podrían incluir un bloqueo en el mar Caribe para evitar que el petróleo venezolano sea exportado hacia otras regiones”, explica McCarthy. Corrales coincide con el docente de Washington: “La estrategia de cercar económicamente a Venezuela aún no ha sido multilateralizada”, señala.

Evan Romero-Castillo (er)
 

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