Venezuela: los diarios digitales son la última alternativa
José Ospina-Valencia
14 de diciembre de 2018
Este 14 de diciembre circuló la última edición en papel del diario El Nacional. Un diario que empezó informando sobre una dictadura de derecha en Europa y cierra criticando a una de izquierda en América Latina.
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"Hoy publicamos una noticia que le alegrará la vida al señor Nicolás Maduro y a toda su camarilla civil y militar que disfruta del poder sin presentarle cuentas a nadie: El Nacional, ese valiente diario fundado por Miguel Otero Silva el 3 de agosto de 1943, ese periódico que siempre ha sido un luchador incansable por los derechos civiles, que durante el transcurso de 75 años no ha hecho otra cosa que decir la verdad... pues ese diario dejará de imprimirse en papel”, encabezó su columna Miguel Henrique Otero, presidente editor del diario El Nacional.
DW: El tradicional diario venezolano El Nacional dejó de aparecer en su edición impresa, después de 75 años de informar a los venezolanos. Usted es columnista del diario. ¿Qué piensa usted de esta que para algunos es una "catástrofe”?
Luis Alfonso Herrera Orellana: He tenido la fortuna de trabajar desde hace casi dos años en la versión digital de El Nacional, un diario muy importante para el proceso democrático del país. Ya como lector me tocó sufrir su disminución de páginas y amplitud de temas. Yo era fiel seguidor del encartado (suplemento) cultural dominical "Papel literario”.
¿Por qué deja de imprimirse ahora El Nacional?
Este otro ataque a la libertad de expresión en Venezuela apunta a la progresiva agonía, acecho y extinción de los medios. La presunta falta de papel ha hecho parar ahora la rotativa de El Nacional, pero los lectores dentro de Venezuela difícilmente pueden acceder a su página web porque la entidad nacional "cantv” hackea o impide su operación normal.
¿Cómo se llegó a hacer quebrar, colapsar o cerrar los principales medios independientes en Venezuela?
Desde los inicios del gobierno de Hugo Chávez se empezó a erradicar la libertad de expresión con métodos sofisticados. No encarcelando a periodistas ni mandando a policías o soldados a ponerle candados a las redacciones, sino a través de la revocatoria de licencias, de concesiones o diciendo a las radioemisoras que no cumplen con los requisitos para operar. Y en el caso de la prensa escrita, creando una empresa estatal, llamada Corporación Maneiro, para monopolizar la importación del papel. Además, el régimen ofrece la Internet con la capacidad más baja del planeta para que no pueda haber mayor tráfico de información. Esto hace parte de una política sistemática y aplicada rigurosamente desde 2002, que hoy cobra una nueva víctima.
En los últimos cinco años han cerrado casi tres cuartas partes de los periódicos y, según el Instituto Prensa y Sociedad Venezuela (IPYS), solo en 2017, el gobierno cerró 40 estaciones de radio. ¿Por qué ese proceso no ha generado más atención nacional e internacional?
Porque el proceso ha sido lento. Pero fue Hugo Chávez el que comenzó a intimidar, descalificar y ridiculizar a medios y periodistas en público. Chávez amenazaba entre bromas a los medios críticos, y a los que no aceptaban publicidad pagada del Gobierno en sus espacios los hostigaba hasta que perdían sus licencias, o los obligaba a venderle los medios a testaferros.
¿Cuál ha sido el papel de la prensa en la defensa de la democracia en Venezuela?
A El Universal y Globovisión, antes medios independientes, pero que fueron comprados para convertirlos en espacios de propaganda del régimen, se enfrentan a El Nacional y nuevos medios digitales como El Cocuyo, El Estimulo, El Pitazo. Estos medios son ahora la alternativa al oficialismo y reportan profesionalmente sobre lo que ocurre dentro y fuera de Venezuela. Aunque, a mi juicio, algunos medios siguen muy aferrados a los mecanismos del diálogo y la votación que el mismo régimen ha instrumentalizado y desvirtuado, cuando ahora sería importante apostar más por la presión y el castigo de la comunidad internacional. La crisis no es una prueba del fracaso, sino del éxito del chavismo, porque su meta es acabar con los derechos individuales y controlar totalmente el país.
*Luis Alfonso Herrera Orellana es columnista de la edición digital de El Nacional. Herrera es abogado y exprofesor de Derecho de la Universidad Central de Venezuela. El experto en Derecho Constitucional y Administrativo trabaja actualmente en la Universidad Autónoma de Chile.
(er)
El Páramo de Berlín: la montaña de la muerte para los migrantes venezolanos
Pocos comprenden aún las dimensiones del éxodo venezolano. "Su desolación es tal que primero tenemos que regresarles la dignidad", dice a DW Patricia de Puyana, de la ONG Entre dos Tierras, que asiste a los caminantes.
Imagen: Patrícia de Puyana
Frailejones, cardos y romero
El Páramo de Berlín, un paisaje que los colombianos visitan para descansar, acampar, avistar animales silvestres y observar el firmamento en las noches despejadas, pero que los venezolanos cruzan apurados evitando la noche con sus gélidas temperaturas. Una habitante de la zona cuenta que el nombre de Berlín se debe a un ingeniero alemán que comparaba el frío de allí con el de la capital alemana.
Imagen: picture-alliance/dpa/El Tiempo
Páramo de Berlín: fuente de vida, peligro de muerte
El Parámo de Berlín, forma parte de un sistema de siete Parques Naturales, fuentes del agua que provee a más de 30 municipios en faldas y valles de los dos departamentos que en Colombia llevan el nombre de Santander. El Páramo de Berlín está entre 2.800 y 4.290 metros sobre el nivel del mar, entre Cúcuta, en la frontera con Venezuela, y Bucaramanga, en la ruta hacia Bogotá.
Cúcuta, el inicio del recorrido por Colombia
En esta ciudad fronteriza comienza el recorrido para la mayoría de venezolanos. Los que no tienen dinero para un tiquete de bus, guardan sus ahorros y toman la vía esperando llegar a Bogotá, Quito, Lima o Santiago de Chile, a pie. Pero primero tienen que salvar el primer gran obstáculo: el Páramo de Berlín, entre Cúcuta y Bucaramanga. 195 kilómetros de marcha, entre el desconsuelo y la esperanza.
Imagen: Getty Images/AFP/L. Acosta
Una mirada de temor y esperanza
Dos migrantes venezolanos, asistidos por la Fundación Entre dos Tierras, con sede en Bucaramanga. Ellos tuvieron suerte de encontrar en el camino a voluntarios que los proveen de ropa contra el frío. Muchos van solo con vestuario para climas cálidos y se sorprenden de saber que el frío puede matar. Unos 17 caminantes habrían muerto, reporta una líder de la comunidad venezolana en Tunja.
Imagen: Patrícia de Puyana
La ruta del frío
Unos cuentan con suerte de recibir zapatillas para seguir el camino, mientras otros ven frustrado su camino porque las ampollas les impiden continuar. La ONG Entre dos Tierras busca coordinar la ayuda espontánea de lugareños y viajeros, para que no sea solo puntual sino permamente. El sueño de Patricia de Puyana es construir un albergue en Bucaramanga que ofrezca comida y atención médica.
Imagen: Patrícia de Puyana
Caminando y pensando en dónde conseguir un empleo
Los migrantes no siempre tienen un destino fijo. Ellos van de ciudad en ciudad en busca de un trabajo, que difícilmente encuentran. Esto tiene que ver con que ya cientos de miles de sus compatriotas han ocupado las pocas vacantes que el mercado laboral de Colombia ofrece, un país con 9,7% de desempleo, según el Departamento Administrativo Nacional de Estadística (DANE).
Imagen: Patrícia de Puyana
Entre dos Tierras: “Hay que dignificar esta migración”
Para la Fundación Entre dos Tierras es prioritario "devolverle la dignidad a los migrantes". Patricia de Puyana cuenta que el grado de desolación en que muchos salen de su país y emprenden la travesía es aterrador. "No solo necesitan comida, abrigo y techo, sino también recuperar su dignidad", concluye. "Todos los pensamientos en Venezuela rondaban sobre cómo comer", dice un caminante.
Imagen: Patrícia de Puyana
La ruta de la niebla
Migrantes venezolanos cruzan el Páramo de Berlín que durante buena parte del día permanece tras la niebla. La hiportemia y el mal de altura son algo con lo que pocos cuentan. Migración Colombia y delegados de la ONU recorren esta vía para confirmar las muertes reportadas a sus orillas, que no están hechas para peatones. "Después de caminar semanas perdemos la noción del tiempo", dice un migrante.
Imagen: Patrícia de Puyana
Llamado a ayudar
“Colombia y los colombianos tienen que enfrentar esta crisis humanitaria porque quienes la están sufriendo son seres humanos”, independientemente de su nacionalidad o su orientación política. Es el llamado de la Fundación Entre dos Tierras, que insta a hacer mucho más por quienes han tenido que huir del hambre y el futuro truncado en Venezuela. Autor: José Ospina-Valencia (er)