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Venezuela, "un peón en el ajedrez entre Rusia y EE. UU."

7 de febrero de 2020

Los anuncios de Trump fortalecen a Maduro, dividen más a la oposición, y si EE. UU. recrudeciera las sanciones, eso tendría graves consecuencias humanitarias. Solo una salida negociada podría evitarlo, según expertos.

Juan Guaidó, autoproclamado presidente interino de Venezuela, durante un acto en Florida, EE. UU.
Juan Guaidó durante un acto en Florida, EE. UU.Imagen: Reuters/E. Uzcategui

Luego de que el presidente estadounidense, Donald Trump, recibiera al  líder opositor venezolano, Juan Guaidó, con honores de jefe de Estado, aseguró que "el dominio de la tiranía de Maduro será destruido y caerá”. La reacción en Venezuela fue contundente: Maduro dijo que "Donald Trump está encaminando a EE. UU. hacia un conflicto de alto nivel contra Venezuela”.

Un año después de la autoproclamación de Guaidó, la situación en Venezuela está visiblemente estancada. En su gira internacional, desafiando una prohibición de viaje, Guaidó visitó a líderes diplomáticos y a jefes de Estado. Salió de Venezuela en un momento crítico para la oposición, seriamente debilitada luego de que el gobierno de Maduro prácticamente tomara el control de la Asamblea Nacional.

La visita del líder opositor venezolano a EE. UU., este 4 de febrero, parece ser la coronación de una agitada carrera en busca de un impulso que por fin dé nuevos bríos al movimiento opositor. Si la búsqueda del apoyo estadounidense fue su mejor jugada, aún está por verse.

La demostración de fuerza de Trump hacia Venezuela, justamente en este año electoral, da lugar a diversas interpretaciones. "La amenaza de una intervención militar en Venezuela, que ya fue anunciada por Trump desde agosto de 2017, nunca ha sido seria", dijo a DW David Smilde, asesor principal de la Oficina en Washington para Asuntos Latinoamericanos (WOLA). De hecho, el secretario de Estado de EE. UU., Mike Pompeo, aseguró en diciembre de 2019 que su gobierno descartaba una intervención militar debido a los peligros que esta representaba.

Lo dicho por Trump, por un lado, "le da aliento a la coalición de Guaidó, pero esas amenazas también están fortaleciendo la unidad del gobierno de Maduro, que busca consolidar un proyecto autoritario, y eso no es positivo para la situación de los derechos humanos en Venezuela", añade el experto.

Donald Trump recibió a Juan Guaidó el 5.02.2020.Imagen: picture-alliance/abaca/Y. Gripas

Posible recrudecimiento de sanciones

"Lo que es interesante es lo que no se ha dicho", señala, por su parte, Ivan Briscoe, director para América Latina del International Crisis Group, en entrevista con DW. En realidad, Trump no dijo nada nuevo, solo que esta vez no puso sobre la mesa la "opción militar". "Pienso que nos enfrentamos a que EE. UU. cumpla con su compromiso de endurecer más aún sus sanciones contra Venezuela", explica.

Luego de las amenazas de Trump, este 6.02.2020 un alto funcionario estadounidense, que prefirió el anonimato, mencionó en rueda de prensa la posibilidad de tomar medidas contra grandes empresas petroleras como Rosneft, Repsol, Reliance y Chevron, que facilitaron la venta de petróleo venezolano, pero sobre todo contra Rosneft. Todo indicaría que Trump planea recrudecer las sanciones en un lapso no mayor a un año para lograr la caída de Maduro. "Sin embargo", dice Briscoe, "las medidas más fuertes contra Venezuela ya se han aplicado, pero no han logrado su propósito: no han debilitado la lealtad de las FF. AA. hacia el gobierno, no lo han dividido, por el contrario".

"Estrategia fallida" de Guaidó

Al respecto, David Smilde, profesor de la universidad de Tulane, subraya que estas llamadas de atención al régimen "dividen aun más a la oposición, ya que buena parte de ella aboga por una intervención militar para derrocar a Nicolás Maduro".

Según Smilde, "la de Guaidó ha sido una victoria, pero dentro de una estrategia fallida, una estrategia destinada al fracaso. La constelación en la que tuvo lugar es negativa y no cambia el hecho de que el gobierno de Maduro ahora esté más fortalecido que la oposición".

Dado que en este año electoral en EE. UU. es probable que ni demócratas ni republicanos arriesguen una postura extrema hacia Venezuela para no perder votos, habrá que esperar hasta noviembre para evaluar, si hubiera un cambio de gobierno, cuáles serían las alternativas. "El gobierno de EE. UU. está satisfecho con la situación, así como está, con un conflicto estancado, que ayuda a Trump con su propósito electoral en el estado de Florida, para movilizar con su postura al voto latino de la diáspora. Ese tema funciona muy bien para Trump, que cada vez que pude menciona el 'peligro del socialismo', y resalta que eso es lo que quieren los demócratas para EE. UU.: que se convierta en otra Venezuela", añade.

Nicolás Maduro, presidente de Venezuela.Imagen: picture-alliance/AA/Str

La UE, único actor global que podría modificar el tablero

De seguir Trump en el poder, explica el asesor principal de WOLA, Venezuela continuaría siendo "un peón en el ajedrez geopolítico entre Rusia y EE. UU". En su opinión, sería mejor una realineación de fuerzas "que terminara con esta especie de nueva guerra fría entre ambas potencias, y la Unión Europea es el único actor global que podría desafiar esa confrontación geopolítica, por ejemplo, reavivando los esfuerzos del Grupo Internacional de Contacto para negociar una salida diplomática".

En ese contexto, una de las medidas alternativas a corto plazo podría ser, según él, lograr nuevos acuerdos que le permitan a Venezuela vender petróleo para cubrir las necesidades básicas de la población. "Hay que tener en claro que el culpable de ese sufrimiento es el gobierno de Maduro, son ellos los que están violando los derechos humanos", resalta. "El conflicto venezolano parece destinado a ser una repetición del estancamiento de las relaciones a largo plazo, como sucedió con Cuba durante 50 años, lo que proveyó una sólida base de movilización electoral en el sur de Florida, pero hizo muy poco por la democracia y los derechos humanos en Cuba misma", advierte.

Ivan Briscoe, director para América Latina del International Crisis Group.Imagen: International Crisis Group

Ivan Briscoe piensa que "la única opción está en el campo diplomático". Intentar lograr acuerdos, "no solo con los gobiernos de la región y del mundo que apoyen a Guaidó, sino con aquellos países de la comunidad internacional, como Rusia, China y Cuba, que defienden a Maduro". Un proceso muy difícil, sin lugar a dudas. Difícil porque, con el apoyo expreso de EE. UU., Guaidó refuerza su causa, pero, al mismo tiempo, provoca la resistencia de los aliados de Maduro, que, en el tablero geopolítico, se ven en la necesidad de defenderlo para hacer frente a la ofensiva estadounidense.

Para el analista, el Grupo Internacional de Contacto tiene muchas dificultades para hallar una salida aceptable para todas las partes. "Es una excelente iniciativa, pero el momento actual en Venezuela y a nivel internacional no lo favorece", aclara. Y concluye diciendo que "es preocupante que haya en juego estrategias más agresivas, o una falta total de otras estrategias, lo que significaría que la situación en Venezuela siga estancada, que el gobierno siga en el poder, y la situación humanitaria, en consecuencia, se siga deteriorando".

(ers)

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