Venezuela y la Unión Europea: ¿el fin del diálogo?
9 de enero de 2025Ninguna de las delegaciones de la Unión Europea (UE) ha sido invitada a la ceremonia de toma de posesión de Nicolás Maduro en Venezuela, confirman a DW fuentes europeas. Pero de haber sido invitadas, tampoco habrían asistido, agregan. De fondo está la posición consensuada entre los Estados de la UE en cuanto a "no reconocer la legitimidad” del nuevo mandato del gobierno de Nicolás Maduro. El hecho de que no haya presentado los resultados electorales y la aseveración de la oposición de tener las actas que acreditan la derrota del oficialismo llevaron a la UE a tomar (diciembre 2024) esta decisión. Pero la historia empieza mucho antes.
"La UE ha hecho lo posible para que hubiera un diálogo. La misma Misión de Observación Electoral (MOE) de 2021 fue una gran oportunidad. Pero Maduro no la ha aprovechado ni ha estado abierto a una solución política”, dice a DW, desde Portugal, Isabel Santos, analista política y ex jefa de la última MOE a Venezuela.
Una larga historia de (des)invitaciones
Cabe recordar que en 2021 -pasadas las tormentas del reconocimiento internacional del autoproclamado presidente interino Juan Guaidó-, Bruselas apostó fuertemente por reanudar lazos con Caracas y apoyar el proceso de las elecciones regionales en noviembre de 2021. Habían pasado quince años desde la última MOE al país y, además, era la primera vez que una misión internacional tan grande se desplegaba por todo el territorio. Pero las conclusiones del informe sobre el sistema electoral no gustaron en Caracas. Y jamás permitieron que la MOE volviese al país a presentar su versión final.
No obstante, ese mismo informe sirvió de base para los llamados "Diálogos de Barbados” -entre oficialismo y oposición-, durante los cuales Europa volvió a apoyar el diálogo en búsqueda de una salida democrática, liderada por venezolanos, en las urnas. Otra vez, la UE fue invitada a observar las elecciones presidenciales, las de julio de 2024.
Así las cosas, para facilitar los preparativos de esa jornada electoral, el Consejo de la UE decidió prolongar solo por seis meses (no por un año como se hace usualmente) las sanciones que penden desde 2017 sobre, entretanto, 50 miembros y allegados del gobierno de Nicolás Maduro. Este levantamiento únicamente parcial de las sanciones selectivas -congelación de activos y prohibición de entrar a territorio europeo- volvió a desatar la ira en Miraflores. Y la UE fue desinvitada como observadora.
Grave crisis, también de legitimidad
Con este trasfondo, cuando el gobierno de Caracas se negó a presentar las pruebas de su supuesta victoria electoral -mientras la oposición presentaba actas que la negaban-, la UE se negó a reconocerle legitimidad al nuevo mandato presidencial de Nicolás Maduro.
"La negativa de Maduro no ha permitido encontrar una solución y ha llevado a que estemos hoy en esta situación. Si Maduro persiste en ser juramentado, Venezuela va a entrar en una profundísima crisis”, advierte Isabel Santos.
Entretanto, las sanciones han sido prolongadas y aunque hay delegaciones europeas en territorio venezolano, las relaciones diplomáticas están muy resquebrajadas, La asistencia humanitaria europea la tiene muy complicada para acceder al país, los informes de organizaciones de derechos humanos son devastadores y el flujo de emigrantes venezolanos no cesa, tampoco hacia Europa.
¿Se equivocó entonces la diplomacia europea en su insistencia en no cortar los puentes y buscar el diálogo? "Sí y no”, responde Isabel Santos, ex eurodiputada por Portugal. Cabe recordar que una parte del espectro político de la Eurocámara, por ejemplo, calificó el apoyo a las elecciones de 2021 como intento de "blanquear” al régimen.
"Ningún país democrático ni ninguna organización va a tomar una posición de extrema fuerza para resolver una situación como ésta. Hay que intentar con diálogo hasta el final”, sigue Isabel Santos. Sin embargo admite: "Ahora estamos ante una situación de ruptura”.
Por otro lado, si bien el Parlamento Europeo -con su mayoría conservadora- se dio prisa en reconocer ya en septiembre a Edmundo González como presidente electo, en las otras instituciones europeas ha primado hasta ahora la cautela. Aunque se ha insistido en la solidaridad con todas las víctimas de la represión y se ha hecho un llamado a la inmediata liberación de los líderes de la oposición, no ha habido hasta el momento el reconocimiento del líder opositor como presidente electo de Venezuela. ¿Por qué?
"La lección aprendida con el reconocimiento de Juan Guaidó -que no trajo nada- ha llevado a los Estados europeos a no ser tan contundentes. No obstante, si el régimen de Nicolás Maduro persiste, la UE no tendrá otra opción que reconocer a Edmundo González”, prevé Isabel Santos.
Como fuere, a juzgar por la falta de invitación a las delegaciones europeas, al gobierno de Miraflores el reconocimiento de su legitimidad por parte de Bruselas parece no importarle. "No lo creo”, contrapone la política portuguesa.
"Caracas percibe muy bien las señales. Que los representantes de los pueblos europeos hayan concedido elPremio Sájarov a Edmundo González y a María Corina Machado, reconociendo la lucha del pueblo venezolano, le duele al gobierno de Nicolás Maduro -como a todo poder autocrático que busca legitimidad- más que las sanciones. Y Europa lo considera ilegítimo. Nicolás Maduro ha llevado todo esto a un punto de ruptura total”, concluye.
(ers)