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Sociedad

Violencia de género: la paradoja argentina

Eva Usi
8 de marzo de 2017

El feminicidio ha movilizado a activistas y políticas argentinas este 8 de marzo en unas 60 ciudades. Aunque es un país pionero en políticas públicas, ha registrado un aumento en la violencia contra las mujeres.

Argentinien 'Oben-Ohne'-Protestanten  in Buenos Aires.
Imagen: picture-alliance/ZUMAPRESS.com/C. Santisteban

"Una mujer muere cada treinta horas en Argentina, según las estadísticas de distintas organizaciones. El tema de la violencia es uno, pero el de la paridad salarial es otro, paridad en elecciones, en la representación en el Congreso de la Nación, en el ejecutivo y otros cargos políticos", afirma María Rachid, secretaria general de la Asociación Argentina del Colectivo LGBT, que participa en la manifestación "Ni una menos" que este 8 de marzo aglutina a todas las organizaciones del movimiento en pro de los derechos de las mujeres en Argentina.

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La activista señala que también hay demandas por los derechos de las mujeres lesbianas, bisexuales y personas trans. Doce de los 322 feminicidios registrados en 2016 en Argentina, fueron cometidos contra mujeres transexuales.

"Si bien es cierto que en los últimos años hubo avances importantes en la aprobación de significativos derechos, aún hacen falta políticas públicas, sobre todo, la presencia del Estado para garantizar que estas leyes se cumplan. El Estado está cada vez más ausente, hemos registrado problemas muy graves este último año, como la falta de medicamentos, a la par de una violencia creciente contra las mujeres", afirma Rachid.

"Un grito social"

Luiza Carvalho, directora regional de ONU Mujeres para América Latina y el Caribe, explica que Argentina es una paradoja que es común encontrar en la región. Ha marcado pautas en muchos aspectos y a la vez ha experimentado un incremento en la violencia de género. "En 1991 fue el primer país en establecer las cuotas de participación política, y mantuvo tasas de más de 30%, sin embargo las tasas de feminicidio han aumentado últimamente. Lo bueno de Argentina es que tiene una tesitura social muy fuerte, de una alta participación política y de la sociedad civil, lo que se vio con la campaña Ni una menos, vivas nos queremos, surgida el año pasado".

"Fue un grito social. La primera marcha tuvo la participación de un 40% de hombres, lo que es inusual en los temas de mujeres. Era una demostración clara de la sociedad civil que decía: estamos hartos".

Los hombres también protestan contra la violencia de género.Imagen: Getty Images/AFP/E. Abramovich

La experta de Naciones Unidas recapitula sobre la reacción del Estado argentino: "el gobierno argentino aprobó el Primer Plan Integral de Manejo de Violencia contra las mujeres y este primer año destina recursos de un monto considerable para combatir la violencia de género".

A eso se sumó una reacción rápida del sistema de Justicia. "La Suprema Corte comenzó un trabajo de sensibilización en los sectores de Justicia para lidiar con esto a la par de una cooperación con otros países de la región".

ONU Mujeres y el Alto Comisionado de los DD.HH. de la ONU desarrolló el Protocolo Latinoamericano de Investigación de las Muertes Violentas de las Mujeres por Razones de Género. "Lo que llamamos el Protocolo de Feminicidio". 

Brecha salarial y muro de cristal

La inequidad en el mercado laboral es otra injusticia que ha movilizado a las mujeres argentinas. Se estima que la brecha salarial en el país sudamericano alcanza un 27%. Esta brecha se refleja tanto en la participación de las mujeres en el mercado de trabajo como en la distribución de los trabajos domésticos no remunerados: las tareas del hogar, el cuidado de los niños, enfermos y adultos mayores.

Si bien la participación de las mujeres en el mercado de trabajo es relativamente alta, de 47,2% en el primer trimestre de 2016, la tasa de desocupación fue también alta, del 10,5%.

A eso se suma lo que la experta de género de la Organización Internacional del Trabajo (OIT) para América Latina y el Caribe, María José Chamorro, llama "un muro de cristal". "Las mujeres llegan a gerencias medias en áreas como recursos humanos, relaciones públicas y comunicaciones. Y eso es un obstáculo para su ascenso a la alta gerencia. Quienes llegan a esos puestos son mayoritariamente hombres, que se concentran en operaciones, finanzas, investigación y ventas. La dificultad de llegar a la cima y el hecho de que las mujeres con un alto nivel educativo elijan áreas tradicionalmente ocupadas por mujeres contribuye a la dificultad para cerrar la brecha salarial".

La experta destaca la importancia de apoyar a las mujeres con políticas públicas que se orienten en el marco de la Agenda 2030 de la OIT. "Hay tres cuestiones fundamentales para avanzar hacia la igualdad: el combate de los estereotipos de género para que haya más mujeres en áreas no tradicionales, las de mayor productividad y dinamismo. Segundo: la expansión de la infraestructura de cuidado para que las mujeres puedan incorporarse al mercado del trabajo y por último, el combate de la violencia de género en todas sus formas".

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