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SociedadArgentina

Violencia y fútbol en Argentina: ¿falta voluntad política?

25 de agosto de 2025

Entre barrabravas y política hay una red de "intercambio de recursos y favores", denuncian expertos. En consecuencia, afirman, no existe una decisión política de acabar con la violencia en los estadios del país.

Hinchas de fútbol en la cancha patean alambrado, disturbios
Hubo graves incidentes el pasado 20 de agosto en el partido de fútbol Independiente - U de Chile por la Copa Sudamericana.Imagen: Gustavo Garello/AP Photo/dpa/picture alliance

Fútbol y violencia. Violencia y fútbol. Dos fenómenos que en Argentina muchas veces van de la mano. Demasiadas veces. ¿Por qué? ¿Y cuál es el rol de la política al respecto?

Los trágicos acontecimientos ocurridos en la cancha de Independiente días atrás, con ocasión del partido contra la U de Chile, que dejaron decenas de heridos ―algunos de ellos de gravedad― renuevan el interrogante.

"La violencia en los partidos de fútbol en Argentina es el fruto de la falta de decisión política de enfrentar esta problemática", asegura, categórico, el politólogo Luis Zanazzi, en diálogo con DW.

Y no solo eso. Según el experto, existe una connivencia entre varios sectores: "Es una red donde clubes, barras, política, sindicatos y fuerzas de seguridad intercambian recursos y favores", describe el docente de la Universidad del Salvador. "Los barrabravas actúan como brokers ["intermediarios autorizados"] en estas dinámicas: controlan territorio (tribunas, accesos, venta informal), movilizan gente y ofrecen "servicios" a cambio de protección, entradas y contratos", detalla.

"Esto no sería posible sin que la política "haga la vista gorda", concluye. Y suma: "Los barrabravas son funcionales a ciertos intereses de las malas prácticas políticas".

Las vinculaciones de los violentos

Alejandro Wall, periodista especializado en deportes, amplía incluso el listado de involucrados: "Los barrabravas ―los sectores ultra de los equipos―, tienen vinculaciones dirigenciales, políticas, sindicales, empresariales, así como con los sectores de seguridad y las cúpulas policiales", afirma en diálogo con este medio. "También están vinculadas al narcotráfico", indica. Todo lo cual "las hace distintas a las barras que se conocen en otros países, como los hooligans en Inglaterra, por ejemplo", puntualiza, asimismo.

El fútbol como trampolín a la política

En este ida y vuelta de intereses, Zanazzi suma otro aspecto: "Al ser fútbol como una religión para Argentina, todos los partidos políticos intentan hacer pie en el fútbol, también a modo de trampolín hacia la política partidaria y hacia ocupar puestos de poder en distintos estratos nacionales, provinciales y municipales", asegura.

Poder y negocios

"En el caso de las barras argentinas, es muy clara su relación con el dinero", enfatiza el sociólogo y referencia en la materia Pablo Alabarces. "La estructura del fútbol argentino es una estructura totalmente negra, es decir, genera una enorme cantidad de dinero clandestino, y las barras reclaman su parte: se mueven como mercenarios e intervienen en el flujo del dinero clandestino", afirma a DW.

La virilidad en juego

Y esto no es todo. También subyacen aspectos culturales. Para Alabarces, los barrabravas están avalados por una "lógica moral" que los incluye, pero también los excede. De hecho, el autor sostiene que, en el fútbol, la violencia es un "mandato". "En el universo del fútbol, de manera amplia, hay que demostrar que se es macho. Y eso se demuestra teniendo 'aguante' en la pelea, en el combate", grafica.

Hinchas chilenos protestaron este jueves 21 de agosto frente a la Embajada argentina en Santiago.Imagen: Esteban Felix/AP Photo/picture alliance

Así, los hechos de violencia no serían una excepción, sino más bien la regla. Y, por eso, a la hora de evaluar soluciones, "hay que comprender bien el entramado y luego comenzar a desarmarlo". "No hay modo de solucionar, evitar y prevenir la violencia si no se transforma radicalmente la cultura futbolística argentina", sostiene.

Sin filiación de ultraderecha

Con todo, en su relación con la política, hay algunos aspectos de los que las hinchadas argentinas quedan "exculpadas". "No se encuentran hinchadas de ultraderecha en América Latina", asegura Alabarces, investigador del tema. "Mientras que, en cambio, en Europa, especialmente desde Alemania hacia el este, la relación de ciertas hinchadas con los movimientos de ultraderecha y, en consecuencia, con el racismo, es mucho más frecuente", indica. "De manera muy rápida, digámoslo así, en Argentina, son todas peronistas. Y las que no, lo parecen", dispara algo provocador.

A propósito: tras los hechos en la cancha de Avellaneda, la ministra de Seguridad argentina, Patricia Bullrich (de La libertad Avanza), responsabilizó al Gobierno bonaerense. Desde la gobernación de la provincia de Buenos Aires, que alberga al estadio en cuestión, a cargo del peronista Axel Kicillof, la acusaron de mentir y de desconocer los reglamentos deportivos internacionales, al tiempo que responsabilizaron al Club Independiente y a la Conmebol (Confederación Sudamericana de Fútbol).

Así las cosas, habrá que ver si alguien decide "ponerle el cascabel al gato". El fútbol, agradecido.

 (rml)

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