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Represión en Chile: ¿Se necesita una nueva policía?

3 de octubre de 2020

La imagen de un carabinero empujando a un adolescente hacia el lecho del río Mapocho revivió el debate sobre una reestructuración de la policía militarizada chilena. Además, ¿resurgirá por esto el malestar ciudadano?

El momento del rescate del joven desde el lecho del río Mapocho.Imagen: Claudio Abarca Sandoval/NurPhoto/picture-alliance

El video circula por redes sociales y es de una elocuencia estremecedora. Tras las masivas protestas que se registraron la tarde del viernes 2 de octubre en la céntrica Plaza Baquedano de Santiago, Carabineros desplegó sus carros lanzaguas para dispersar a la multitud. Cuando un gran número de manifestantes cruzaba el puente Pío Nono, un agente de la policía militarizada empuja a un muchacho de 16 años, quien cae unos seis metros hasta las aguas del río Mapocho.

Otros jóvenes descendieron al lecho para sacar al herido del curso del río y evitar que se ahogara, ante el aparente desinterés de la policía. Las imágenes provocaron estupor y consternación, porque reviven varios traumas. Primero, el de la violenta represión de las manifestaciones tras el estallido social de octubre de 2019. Y de forma más profunda, la imagen de los cuerpos sin vida que aparecieron flotando en el río tras el golpe de Estado de 1973.

Con el video -captado por la cadena Telesur- ya circulando, el teniente coronel Rodrigo Soto, de la Prefectura Santiago Oriente, dijo a la prensa que "por ningún motivo Carabineros arrojó a esta persona al lecho del río". Unas horas después, el mismo oficial intentó aclarar sus dichos señalando que "lo que Carabineros desmintió es que se haya tomado de los pies a esta persona" para lanzarla al cauce.

¿Quién manda a la policía?

Este sábado (03.10.2020), el general Enrique Monrás volvió a referirse al incidente, señalando que "uno de nuestros carabineros, al tratar de detener a un joven, éste pierde el equilibrio y cae por la baranda del puente al río Mapocho". A estas alturas, las reacciones políticas sumaban por montones. Desde la oposición se exigió la inmediata salida del general director de Carabineros, Mario Rozas. La senadora democratacristiana Ximena Rincón, en tanto, dijo que no se aprobarán recursos para la policía uniformada en el presupuesto 2021 mientras no se aclare lo ocurrido. Incluso la diputada Ximena Ossandón, del partido centroderechista Renovación Nacional, dijo que "hay cosas que superan las posiciones políticas, y lo que pasó con este niño debe ser condenado".

El Gobierno, en cambio, recién se refirió al tema entrada la tarde de este sábado con un escueto comunicado donde condena todo tipo de violencia. Al respecto, Jorge Saavedra, académico del Departamento de Sociología de la Universidad de Cambridge y experto en temas de comunicación política, dijo a DW que le parece grave que primero hable Carabineros y no el Poder Ejecutivo. "Uno se pregunta quién finalmente tiene el control de la policía. Debemos considerar que el general Rozas, manifestó en el marco de las movilizaciones iniciadas en octubre pasado que, bajo su mando, ningún policía sería dado de baja, hiciera lo que hiciera".

Mario Álvarez Fuentes, doctor en Comunicación Política de la Universidad de Leeds y académico de la Universidad Alberto Hurtado, estima que lo ocurrido tendrá efectos a nivel social. "Después de todos los meses de pandemia, esto revive el estallido social en el discurso público. Lo que se suspendió en marzo vuelve con fuerza y rabia, y vuelve también al nivel de sensación, con la indignación contra Carabineros, esa misma institución con la que habíamos convivido en la pandemia aceptando que nos otorgaran salvoconductos". Para el experto, esa renovada relación se ve en peligro "porque el caso de este joven revive la llama de dolor y la rabia por la impunidad con que actúa esta policía".

Este mismo sábado, la Defensoría de la Niñez presentó una querella contra el funcionario que empujó al joven al río. Patricia Muñoz, la encargada de ese ente autónomo, explicó que la querella es "por el delito de homicidio, lo que, desde nuestra perspectiva, ha quedado de manifiesto en las imágenes que hemos ido recibiendo". En tanto, el director del Instituto Nacional de Derechos Humanos, Sergio Micco, instruyó a Carabineros para que entregue todos los antecedentes de este caso, y visitó al menor, que se encuentra internado en la Clínica Santa María.

No habrá cambios, por ahora

Saavedra comparte una idea expresada por distintos actores políticos: se hace necesaria una reestructuración profunda de la policía militarizada. "Quedó de manifiesto un agotamiento del modelo policial chileno, que frente a cada situación de protesta social o descontento, reacciona con una violencia brutal". En todo caso, ve poco probable que eso vaya a ocurrir pronto. "El Gobierno recientemente adquirió nueva maquinaria para Carabineros cuyo fin primario es la represión, como los carros lanzaguas, por un costo superior a los ocho millones de dólares. El actual gobierno, y la derecha chilena en general, no va a hacer un cambio importante en Carabineros". 

Mario Álvarez lo ve del mismo modo. "Este presidente se la ha jugado por defender a Carabineros y, por lo que se ve, Carabineros se la ha jugado por defender a este presidente. Piñera iba mejorando en las encuestas y este problema ahora le pone un lastre que tiene que volver a asumir para defender a la policía. Después del abandono que sufrió de las Fuerzas Armadas, que le dijeron que ellas no estaban en guerra con la ciudadanía, Carabineros es lo que le queda para reprimir. Es poco probable que Piñera deje caer a la institución".

Jorge Saavedra, en tanto, piensa que lo ocurrido reactivará el malestar social. "No solo por esto del joven, sino por el resentimiento que existe contra un gobierno que desde octubre a la fecha no ha cambiado sustancialmente su imagen ni manera de obrar. Y a nivel internacional, la imagen que queda es que Chile tiene un problema crónico con los derechos humanos y no sabe cómo resolverlo, y la razón tiene que ver con una forma de relacionarse con el otro desde la violencia bruta y la sumisión, de entender la desigualdad como algo normal y deseable, y de recibir los reclamos ciudadanos por justicia social con ánimo de represión antes que de diálogo".

(ju)

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