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''Vivimos tres crisis que se refuerzan mutuamente''

mk/el/jo24 de febrero de 2009

El gobierno alemán comisionó a un grupo de expertos para que evalúe la crisis financiera internacional de cara a la cumbre del G20. Deutsche Welle habló con uno de ellos: Otmar Issing.

Otmar Issing, experto en la ''nueva arquitectura financiera''.Imagen: DW-TV

En la pasada cumbre de países europeos que forman parte del G20, evento que se llevó a cabo el fin de semana pasado en Berlín, Alemania propuso la conformación de una “nueva arquitectura financiera” para hacer frente a los efectos de la crisis financiera internacional. El gobierno germano comisionó a un grupo de expertos para que evalúe la situación y haga propuestas que podrían ser presentadas durante la próxima cumbre del G20, a celebrarse en abril en Londres. Uno de estos expertos es Otmar Issing, con quien Deutsche Welle habló sobre la situación actual.

Deutsche Welle: Señor Issing, los tiempos lucen dramáticos. Vemos bancos en quiebra o salvados por el Estado. Millones de personas han perdido su empleo. Países enteros están en bancarrota. ¿Había usted vivido algo así?

Otmar Issing: No, y no sólo yo, sino toda mi generación. Sólo conocíamos tal situación en libros de historia y en los informes sobre la Gran Depresión de 1929 a 1932. No hay otra cosa parecida a lo que vemos en el presente.

Cada día se multiplican las malas nuevas. ¿Qué piensa usted cuando las escucha?

Comparto la percepción de muchas personas –básicamente todos- que temen aún lo peor. La confianza en el sistema financiero ha desaparecido. Restablecerla es la tarea más urgente.

Trabajadores de Opel temen por su trabajo.Imagen: picture-alliance/ dpa

¿También a usted se le ha ido la confianza?

En general, no. Primero, porque como economista uno sabe lo que resultó mal y en dónde pueden aplicarse una mejor política; y además, por qué hay buenas razones para confiar en que la crisis será superada.

Usted dice que “uno sabe”, pero da la impresión de que los economistas no saben tanto. Muy pocos previeron la crisis. Usted evalúa datos y analiza estrategias. ¿Por qué cree que fueron tan pocos los que anticiparon los sucesos que ahora ocurren?

Creo que nadie anticipó la dimensión del problema. Tampoco me parece acertado que ahora sean festejados los nostradamuses de nuestro tiempo, que siempre se dedican a pronosticar la catástrofe. Eso no ayuda a nadie. Los pronósticos deben tener fundamento. Y no fueron tan pocos los que lanzaron advertencias. Por ejemplo, el hecho de que prácticamente hubieran desaparecido las primas de riesgo entre tipos muy distintos de valores; de que los bonos de un Estado como el alemán o el estadounidense hayan sido evaluados con un riesgo igual al de países en los cuales no hay tanta solvencia, constituía una situación anormal. Ninguno de nosotros anticipó la medida en la que se presentaría la crisis. Pero puedo citar al Banco Internacional de Pagos, que año con año en su informe correspondiente advirtió de manera clara sobre los crecientes riesgos. Riesgos que nacieron de factores como las bajas tasas de interés sobre todo en Estados Unidos. Así que en general hubo llamados de atención que debieron ser atendidos. Pero no conozco a nadie que haya anticipado de modo verdaderamente fundado lo que por desgracia hoy vivimos.

Saab se declaró en insolvencia.Imagen: picture-alliance/Bildfunk

¿Significa esto que ni siquiera las cifras disponibles eran suficientes para evaluar la situación?

No fueron suficientes para dejar en claro que se había llegado un punto en el cual uno debía negociar dado que los riesgos estaban cuantificados. Ésta es una de las razones por las cuales la comisión en la que participo y de la cual fui presidente, promovió ante la canciller la elaboración de un mapa de riesgo para establecer muy claramente dónde se acumulan los riesgos. Esto no existía. Para poder actuar oportunamente, uno necesita datos confiables que permitan reconocer los riesgos en su fase temprana. Aquí hubo fallas de principio a fin.

¿De dónde pretende sacar los datos para dicho mapa de riesgo?

No será fácil. Para ello se necesitan leyes, obligaciones contractuales que deben ser adoptadas a nivel internacional y europeo. Sólo entonces se podrá obligar a los países e instituciones a que entreguen dicha información, como los bancos lo hacen con las autoridades que los supervisan.

''Nadie anticipó la dimensión de la crisis''.Imagen: AP

Se oye como un proceso muy largo. ¿Lo será?

Esto es de temerse, pero no lo podemos permitir. El momento de la crisis debe ser utilizado para seguir avanzando cuanto antes. La crisis será superada sólo cuando las cosas puedan volver a andar por sí mismas.

¿Qué significa “rápido” para usted? ¿Diría usted que en un año deben estar listas las nuevas regulaciones, por ejemplo?

Puede que sea útil decir ‘necesitamos tal cosa en tanto tiempo', pero por lo pronto los jefes de Estado y de Gobierno del G20 deben pronunciarse a favor de tales programas. El primer paso consiste en decisiones políticas fundamentales.

¿Existe la voluntad política? Uno escucha, por ejemplo, que los británicos no quieren demasiadas reglas nuevas.

La profundidad de la crisis obligará a todos los países a aceptar reglas nuevas. Y ello no será sólo un posicionamiento moral, sino fáctico. Nadie puede asumir la responsabilidad de que una crisis de tales dimensiones no sea la última.

Cumbre de Berlín, el pasado fin de semana.Imagen: AP

¿Qué papel puede jugar Alemania en esta crisis, sobre todo en lo que respecta a las nuevas reglas a aplicar?

Uno muy importante. No por nada el gobierno alemán propuso hace ya mucho tiempo una mayor supervisión a los fondos de inversión de riesgo. No sólo éstos desataron la crisis, pero el gobierno alemán ha llevado una larga lucha internacional por un mejor sistema financiero, en la que por desgracia no encontró mucho apoyo.

¿Cuánto más durará la crisis? ¿Con qué debemos contar aún, desde su punto de vista?

Por el momento buscamos indicios para saber si hemos tocado fondo. El problema con esta crisis es que implica a muchos fenómenos distintos. Por el momento lo que parece haber es una recesión coyuntural totalmente normal. Luego de años de crecimiento en todo el mundo, no se esperaba que las cosas continuaran así. El descenso coyuntural estaba previso, por decirlo así. Tenemos problemas estructurales. Las familias estadounidenses no habían ahorrado desde hace décadas y se encuentran altamente endeudadas. Esto no podía seguir así. También tenemos un problema sectorial en la industria automovilística. Las capacidades están sobradas en todo el mundo. Encima de todas ellas, tenemos a la crisis del sector financiero. Y estas tres crisis se refuerzan mutuamente, lo que hace muy problemático combatirlas. Tampoco permite hacer un pronóstico definitivo acerca de cuánto durará esta situación. Como decía, buscamos indicios que pudieran señalarnos si ya tocamos fondo. Hay algunas pistas, pero nada definitivo.

Entrevista: Manuela Kasper-Claridge

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