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Sociedad

“Vivir en Alemania me ha abierto los ojos”

Laura Vázquez
5 de abril de 2017

Alemania siempre ha sido una fuente de aspiraciones para la bloguera mexicana Laura. Tras varias estancias en tierras germanas, asegura que “su óptica de México se ha revolucionado de raíz”.

La Puerta de Brandeburgo.
Imagen: picture-alliance/dpa/P. Zinken

Alemania me ha recibido con los brazos abiertos todas y cada una de las veces que la he visitado, sin importar la duración o el propósito de mi estancia. Me ha regalado las experiencias más inconcebibles y puesto al alcance de mis manos realidades que alguna vez parecieron posibles sólo en el terreno de la fantasía.

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Afortunadamente la fantasía no acaba cuando la realidad la supera, no hace falta más que una fuente de aspiraciones para motivarnos a seguir imaginando y deseando, y eso ha sido Alemania para mí a través del tiempo.

Mis aspiraciones comenzaron hace década y media cuando era yo una niña y los libros de historia universal despertaron mi interés por Alemania. En esos días era suficiente para mí el fantasear con alguna vez poder poner los pies en suelo germano y posar mis sentidos alrededor de los lugares sobre los que leía. Algunas cosas cambiaron al pasar los años pero, afortunadamente, aquel impacto original me marcó permanentemente y en el fondo siempre me ha acompañado.

Comparaciones entre una nación y la otra

Lo sé porque esas ganas de hacer realidad mi fantasía encontraron la manera de mezclarse con lo que ocurría en la superficie y fue bajo su influencia que elegí programas académicos, el destino de mi semestre en el extranjero, el tema de mi segundo trabajo de grado, mi tercer idioma a aprender, entre otras cosas. En el camino me he encontrado en territorio alemán una y otra vez, recogiendo lecciones en cada ocasión y permitiéndoles transformarme en otra versión de mí para cuando el momento de partir llega.

Laura escribe un blog para #MEX_MANIA.Imagen: Privat

Regresar a México también es diferente cada vez. En un primer momento, volví llena de comparaciones entre una nación y la otra, de historias que contar sobre la insospechada cantidad de cosas cotidianas descubiertas, y cuya existencia había vivido ignorando, y de momentos que guardé para mí. De personas, lugares y experiencias que me conmovieron por su enorme valor sentimental porque fueron fantasías que se volvieron realidad ante mis incrédulos ojos. 

Pero el tiempo, esa moneda con la que pagamos todo aquello que poseemos y nos posee, no ha pasado en vano. Y la perspectiva y profundidad con la que aprecio las diferencias entre los dos países ha cambiado, para bien, tengo la esperanza. Las comparaciones de hace años se han transformado en análisis; las críticas, en ideas; las quejas, en aspiraciones. Y lo más importante: mi óptica de México se ha revolucionado de raíz. 

"El potencial de México es ilimitado"

Para alguien que no se considera patriota ha sido una revelación el asimilar que, no importa lo lejos que se esté del país de origen, éste siempre será base de la definición más elemental de una persona. Suena obvio, y sin embargo, no es más que un concepto abstracto hasta que se convierte en una realidad que se vive todos los días. Extraño, pero hube de vivir en Alemania por un cierto periodo para adquirir plena conciencia de que México es parte de mí y yo soy parte de él. De facto, sin sentimentalismos. Una vez que asimilé esta verdad, mi modo de ver a México cambió y también empecé a albergar aspiraciones para él, para mi país.

Vivir en Alemania ha abierto mis ojos a cosas que tal vez tenía demasiado cerca como para apreciarlas pero que, en la distancia, toman forma. Quizá porque cuando me encuentro en México no pienso en él de manera consciente, pero estando lejos cambia la perspectiva. Encontrándome fuera lo veo como un todo. Como si hubiese dado cinco pasos atrás para descubrir que todo el tiempo estuve de pie frente a un mosaico del que antes yo misma sólo me permitía ver un detalle.

Estando en México se bromea al respecto de su situación, se encuentran excusas para su condición, se justifican las bajas expectativas que se tienen y nos convencemos de que eso está bien. Lejos de México he llegado a la conclusión de que su potencial es ilimitado y que lo que le hace falta es inspiración.

"Los alemanes transpiran fuerza de voluntad"

Alemania es un país que se ha reconstruido y reinventado a sí mismo en incontables ocasiones gracias al espíritu de su gente. Puede sonar trillado pero es irrefutablemente cierto: el empuje de la mente colectiva alemana es el motor detrás de  su fascinante historia y actual autonomía, liderazgo e influencia; el pueblo germano transpira fuerza de voluntad, perseverancia y, a menudo, tozudez.

Decir que lo encuentro admirable es poco, lo considero una fuente de inspiración a la que me gustaría que México se acercara más. Estar en Alemania y ser testigo de su historia viva trabajando de la mano con su presente me emociona. Me hace desear que tal fuerza fuese contagiosa. Me hace aspirar a un México donde su gente encuentre puntos de unión por encima de todas sus diferencias para dedicarse a trabajar por el bien común al margen de los problemas particulares. Es una fantasía con todo el potencial de convertirse en realidad. Alemania me ha convencido de ello.

Autora: Laura Vázquez (CP)

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