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Voluntarios europeos: ayuda humanitaria para América Latina

6 de diciembre de 2018

El programa de voluntariado europeo se presentó en Bruselas. De dos a doce meses puede un voluntario, sin recibir paga, poner el hombro para asistir a poblaciones necesitadas en Colombia, Venezuela, Perú, Ecuador y Cuba.

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Imagen: picture-alliance/dpa

"Salí de Haití cuando tenía dos años. Volver a trabajar ahí como voluntario fue como devolverle algo a mi país”, cuenta a DW Eric Adrien. En 2016 fue de los primeros en participar en el recién estrenado programa de voluntariado europeo. Fue a trabajar en un proyecto de comercialización de café, en la frontera con República Dominicana.

Como Adrien, otros 400 voluntarios han participado en los proyectos de ayuda humanitaria, de adaptación al cambio climático, de políticas de género en África, Asia y América Latina.

En Colombia, asistieron en 2018 a las comunidades de la región de Ituango, cuando las inundaciones forzaron a la población a desplazarse.

En las costas del sur de Ecuador y el norte del Perú, en 2017, apoyaron los esfuerzos de las organizaciones internacionales para atender a las víctimas del fenómeno de El Niño.

En las fronteras entre Colombia y Venezuela, los voluntarios europeos se encargan del día a día de la ayuda humanitaria prevista para los migrantes venezolanos.

Voluntarios y organizaciones

El programa de voluntariado de la Unión Europea está anclado en el Tratado de Lisboa, de 2009. En ese documento se prevé la creación de un mecanismo de este tipo como parte de la asistencia humanitaria por parte del bloque europeo. Cinco años más tarde, en 2014, comenzó a fraguarse, y en 2016 se puso en marcha.

Son las organizaciones acreditadas las que deciden los proyectos y el perfil de los voluntarios que necesitan.Imagen: European Union/N. Mazars

Entretanto, hay 208 organizaciones que integran esta red. Son las organizaciones europeas las que identifican las necesidades y, junto con sus socios en el terreno, definen el perfil de los voluntarios requeridos.

Las cualidades que se solicitan pueden ir desde saber sobre el cultivo del café y hablar inglés, como en el caso de Adrien, hasta ser médico y hablar español para trabajar en salud reproductiva, como lo pide una vacante que está abierta actualmente en El Salvador.

Un voluntario también puede ser un comunicador experimentado que quiera trabajar seis meses con la organización Acción contra el Hambre en Guatemala.

"Son las organizaciones con las que trabajamos las que deciden los proyectos que quieren hacer y dónde quieren desplegar voluntarios”, explica a DW Rubén Sánchez, de Protección Civil y Operaciones de Ayuda Humanitaria Europeas (ECHO).

Presupuesto europeo

Para los programas de reducción de riesgo de desastres en Bolivia, Colombia, Ecuador, Paraguay, Perú y Venezuela, entre 2016 y 2018, la Unión Europea destinó 13 millones de euros.

Para la preparación para desastres, 93,1 millones de euros. En el presupuesto se incluyen los costos de los voluntarios: pasajes, albergue, seguro médico y dinero de bolsillo. Paga no reciben.

"Un voluntario debe estar seguro de querer hacer una tarea como ésta. Y tiene que querer poner a disposición su tiempo para ayudar”, explica a DW Caterine Eba-Mousa, directora del programa de voluntarios.

Muchos proyectos se destinan a preparar a las poblaciones al cambio climático. Imagen: AFP/Getty Images/O. Sierra

Los voluntarios, a partir de los 18 años y sin límite de edad, son emplazados entre 2 y 12 meses en el lugar del proyecto. En este programa, la seguridad del personal es prioritaria: no van a zonas de conflicto.

Ante la pregunta de si Colombia no es un país en conflicto, Sánchez explica que "tenemos especialistas en ECHO que evalúan la situación cada cierto tiempo. No se puede decir que Colombia es peligrosa. Depende del proyecto, de la zona, del caso. De ninguna manera vamos a desplegar voluntarios si no es seguro”, agrega.

En el caso de Adrien - en un proyecto cafetero en la conflictiva frontera entre Haití y República Dominicana-, los voluntarios estaban siempre conscientes de que no debían movilizarse solos.

"En la zona de frontera muchos haitianos hablan español y tienen relaciones y familia al otro lado de la frontera. Aunque oficialmente hay problemas, inoficialmente son regiones amigas”, cuenta Adrien.

"Mirando hacia atrás”, dice Adrien, "esa experiencia fue valiosa personalmente. También laboralmente, pues ahora sé cómo se ve ese trabajo en la vida real. No lo sé a través de una computadora, sentado en Bruselas”, añade. Su experiencia como voluntario fue un aporte para conseguir su empleo actual.

(CP)

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