Finales de abril. Yuri Kosin parte de Polonia rumbo a casa. Desconoce qué le espera en Irpín, pero sabe que la situación en su ciudad natal ha cambiado radicalmente. La región en torno a Kiev se considera de nuevo segura. Las tropas rusas han abandonado el norte de Ucrania. En su retirada han dejado un reguero de destrucción. Junto a Irpín se encuentra Bucha, donde se han hallado víctimas de supuestos crímenes de guerra. Amigos, vecinos y otros artistas le cuentan a Yuri lo que han vivido. El fotógrafo plasma con su cámara los horrores de la guerra en su país. Sus instantáneas dan fe de la brutal destrucción, del interminable sufrimiento y de cómo la gente trata de retornar a una suerte de cotidianidad en medio de esta pesadilla. En esta guerra, las imágenes tienen un papel determinante, como nunca antes en otros conflictos anteriores. Las imágenes del curso de la guerra, y sobre todo de los crímenes de guerra han demostrado ser capaces de influir en la toma de decisiones políticas. Yuri Kosin reflexiona sobre las posibilidades y también sobre los riesgos que esto conlleva, y habla de ello con otros artistas. El cineasta Andrzej Klamt acompaña a Yuri en su difícil regreso a Ucrania.