La vestimenta indígena más conocida del Ecuador procedía, hasta ahora, de la ciudad de Otavalo. Sus blusas amplias de manga ancha se extendieron en las últimas décadas entre la población indígena de todo el país en detrimento de las distintas tradiciones textiles locales. En los últimos años, sin embargo, los nuevos diseñadores de la provincia de Chimborazo, en el centro del país, empezaron a frenar esa tendencia. Comenzaron a rescatar prendas y ornamentos de su cultura puruhá dándo cortes más modernos a las prendas. Se trata de diseñadores como Juana Chicaiza, que decidió fundar su propia agencia de modelos, Awkis y ñustas (Príncipes y princesas en lengua Kichwa), cuando en 2012 se sintió discriminada en un certamen de belleza por no saber maquillarse o llevar zapato plano, como Franklin Janeta, fundador de Vispu (Vistete puruhá) que ahora exporta sus prendas de diseño indígena, o como Lucía Guillín, creadora de la vestimenta que llevó a su sobrina Jenny Guillín a convertirse, en 2015, en la primera reina indígena del Ecuador. Los puruháes han dejado atrás los años en los que preferían vestirse como mestizos para ser más aceptados y tener más oportunidades cuando llegaban a la ciudad desde las zonas rurales. Ahora, en las calles, las pasarelas y oficinas de Riobamba, capital de la provincia de Chimborazo, cada vez son más los que se "visten puruhá" con orgullo, tanto en ocasiones especiales, como en el día a día.