Washington-Caracas, acercamiento con pies de plomo
Evan Romero-Castillo (ER)27 de junio de 2016
Caracas pone a Washington frente a problemas distintos de los abordados cuando EE. UU. restableció relaciones con Cuba. La Casa Blanca procura que haya estabilidad en Venezuela, pero sus pasos los da con pies de plomo.
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Quienes celebraron el acercamiento de Estados Unidos y Cuba en 2015 anticipando cambios políticos significativos a corto plazo en la isla, hoy miran con escepticismo el esfuerzo del país norteamericano por restaurar sus vínculos con Venezuela y mediar en su conflicto interno. Las relaciones entre Washington y Caracas han sido tan tensas que ambos se han abstenido de intercambiar embajadores desde 2010.
Los críticos de la política cubana de Estados Unidos ahora acusan a sus artífices de querer replicar sus efectos en Venezuela. Su argumento: así como le dio oxígeno al estamento castrista cuando éste estaba debilitado, la aproximación de Washington a Caracas le dará tiempo al Gobierno chavista de encontrar una manera de aferrarse al poder en lugar de apoyar el clamor popular por un referendo que interrumpa su gestión.
De poco sirvió que el secretario de Estado, John Kerry, le pidiera al Ejecutivo venezolano que permitiera la realización de ese plebiscito. Desde que se pronunció contra la activación de los mecanismos punitivos de la Organización de Estados Americanos (OEA) –previendo que éstos harían colapsar al Estado sudamericano antes que su crisis política– a Kerry se le echa en cara el haber dado un espaldarazo al mandatario Nicolás Maduro.
“Por ahora, la prioridad de Estados Unidos es volver a tener una misión diplomática completa y permanente en Venezuela. No contar con un embajador en Caracas equivale a estar fuera del juego político venezolano y eso restringe la influencia de Washington en el continente”, observa Víctor Mijares, profesor de Relaciones Internacionales en la Universidad Simón Bolívar de Caracas, desestimando los reproches a Kerry.
Cuba y Venezuela, muy diferentes
Thomas Fischer, director del Instituto Central de Estudios Latinoamericanos (ZILAS), adscrito a la Universidad Católica de Eichstätt, concede que Maduro ha ganado tiempo, pero atribuye la aparente parsimonia del diálogo Washington-Caracas a las deficiencias de la élite política venezolana. “Al contrario de lo que ocurre en Cuba, los que tienen el poder formalmente en Venezuela no ejercen el control por completo”, señala Fischer.
“La negociación con el chavismo es dificultada por las contradicciones en su seno. ¿Con quién se puede dialogar? ¿Con Maduro, que es rehén de las distintas corrientes del chavismo? Dentro y fuera del partido de Gobierno hay fuerzas presionando para que la ‘revolución socialista' se profundice y hasta para suspender los elementos democráticos de la misma, como lo son las elecciones”, apunta Mijares, secundando a Fischer.
“La cuestión venezolana pone a la comunidad interamericana frente a varios dilemas: a Washington le interesa que Maduro deje de ser presidente, pero no quiere que eso ocurra de golpe, porque eso desequilibraría a Venezuela y a casi todas las economías del Caribe”, explica Mijares. Y ni Estados Unidos ni sus vecinos quieren verse obligados a financiar intervenciones humanitarias o a acoger a refugiados en el futuro cercano.
“Por otro lado, a Washington también le conviene que Maduro deje de ser presidente este mismo año porque su salida sería una válvula de escape para el malestar de la población venezolana. Creo que Kerry le teme más a la inminencia de una explosión social –como el ‘Caracazo' de 1989– que a la pugna entre Gobierno y oposición. A esos intereses contradictorios se debe la cautela de la Casa Blanca”, agrega el politólogo de Caracas.
El palo y la zanahoria
Aunque algunos analistas están convencidos de que Estados Unidos recurrirá a la táctica del palo y la zanahoria para conseguir que el Gobierno de Maduro llegue a un arreglo con el antichavismo para estabilizar al país, no está claro qué incentivos puede emplear. “Con Estados débiles como el venezolano es difícil negociar. La Casa Blanca debe estar sopesando qué recursos persuasivos tiene a la mano”, acota Fischer.
Mijares le arroga al Departamento de Estado estadounidense un exceso de optimismo en relación con los pactos que éste cree poder auspiciar entre Maduro y sus adversarios. “Ni el gobernante Partido Socialista Unido de Venezuela (PSUV) ni la alianza de partidos antichavistas están en condiciones de acordar una transición política o una alternancia en el poder”, asegura el investigador de la Universidad Simón Bolívar.
“Kerry va a seguir presionando; pero no apelando a la activación de la Carta Democrática Interamericana. Los miembros de la OEA desean la estabilización de Venezuela, pero no quieren sentar un precedente que les permita a las oposiciones de la región iniciar mociones contra los Gobiernos”, aclara Mijares. ¿Es la oferta de respaldo económico para una Venezuela empobrecida lo único que Washington puede usar como aliciente?
“No lo creo. Estados Unidos también puede convencer al estamento chavista de colaborar, prometiendo perdonar o seguir persiguiendo individualmente a los civiles y militares en sus filas que estén involucrados en el tráfico de drogas”, comenta Mijares.
La Embajada de Estados Unidos en Cuba: 54 años después
Imagen: Rafael Vilches
Renovación
La Embajada de los Estados Unidos estará en el mismo edificio que desde 1977 es sede de la Sección de Intereses de Washington en La Habana. Construido por los arquitectos Harrison-Abramovitz fue inaugurado en 1953, reabierto en 1977 y renovado en 1997. Como ya se anunció, se impone otra renovación para el óptimo funcionamiento de la primera embajada norteamericana en Cuba luego de 54 años.
Imagen: Claudio Fuentes Madan
Marineros muertos
La Embajada está ubicada en la Avenida del Malecón, en una zona de gran simbolismo para la Revolución: el Monumento a las Víctimas del Maine, construido en 1926 en honor a los marineros muertos en la explosión del buque estadounidense Maine en 1898, pretexto de Estados Unidos para entrar en la "Guerra Hispano-Cubano-Norteamericana" y apoderarse de Cuba, Puerto Rico, Filipinas y Guam.
Imagen: Rafael Vilches
De águilas e intervenciones
El monumento a las víctimas del Maine estaba coronado por un águila americana. Tenía tres bustos de políticos estadounidenses: William McKinley, quien declarara la guerra a España; Leonard Wood, primer interventor en la Isla, y Theodore Roosevelt, presidente en ese momento. Considerado un símbolo intervencionista, el 18 de enero de 1961, Fidel Castro ordena retirar el águila y las estatuas.
Imagen: Rafael Vilches
La Habana - Washington vía Praga y Berna
Luego de años sin relaciones directas desde 1961, en 1977 James Carter anunció la apertura de oficinas de intereses en La Habana y Washington. La cubana funcionaría como parte de la embajada de Checoslovaquia y la norteamericana, de la misión suiza en La Habana, radicando en el edificio donde había estado la embajada de Estados Unidos hasta 1961. El 1 de septiembre se inauguraban ambas oficinas.
Imagen: Alina-Sardina
Legales e ilegales
Cubanos esperan por su turno para visas: Desde 1961 hasta el 2012 han emigrado 1,38 millones de personas a Estados Unidos, aunque las entradas ilegales acercan esta cifra a los dos millones. Cifras recientes indican que el 74% de estos emigrantes posee ciudadanía norteamericana y el 48% vive en Miami Dade.
Imagen: Alina-Sardina
Entradas: éxitos y fracasos
Ante el lento flujo migratorio de las visas concedidas por la actual Sección de Intereses en La Habana, más de 20.300 cubanos arribaron a los Estados Unidos durante el año fiscal 2014, ya sea atravesando el mar hacia las costas de la Florida o a través de la frontera con México. La segunda cifra más alta en la última década fue en el 2007, cuando 18.200 entraron a los EEUU o intentaron hacerlo.
Imagen: Alina-Sardina
Avenida de seis carriles...
La Embajada está ubicada en el famoso Malecón, amplia avenida de seis carriles y un larguísimo muro que se extiende sobre toda la costa norte de la ciudad a lo largo de ocho kilómetros, que comenzó a construirse en 1901, durante el primer gobierno provisional norteamericano en la isla, y se concluyó en 1952, con el tramo hasta la desembocadura del río Almendares.
Imagen: Claudio Fuentes Madan
El Muro de la Vida
Niños lanzándose al mar desde el muro, vendedores de maní, músicos callejeros, viejos pidiendo dinero a los turistas de paso, muchachas que prostituyen su cuerpo (las conocidas "jineteras"), amantes furtivos, pescadores que intentan sacar a la profunda costa algún pescado con el que saciar la carencia de sus mesas, o simples caminantes, acuden al muro cada día.
Imagen: Rafael Vilches
Un niño en medio de dos mundos
En 1999 el niño Elián González sobrevivió al naufragio de una embarcación en la que su madre lo sacaba ilegalmente de Cuba rumbo a los Estados Unidos. Su padre, que desconocía la salida de su hijo, solicitó de inmediato su repatriación, con el apoyo de Fidel Castro. El presidente William Clinton aceptó devolver al niño, pero los parientes y los grupos anticubanos de Miami apelaron la decisión.
Imagen: Claudio Fuentes Madan
"Tribuna antiimperialista"
Un pionero cubano ideó organizar una protesta frente a la Sección de Intereses para pedir la devolución de Elián el 5 de diciembre de 1999. Al siguiente día, fecha del cumpleaños de Elián, se levantó una tribuna allí y Fidel Castro planteó la idea de construir una tribuna abierta permanente. El 13 de abril del 2000 quedó inaugurada frente al edificio la Tribuna Antimperialista José Martí.
Imagen: Claudio Fuentes Madan
Al Malecón lo llaman "El gran sofá"
Generaciones enteras de cubanos se han sentado allí noche y día para contarse sus sueños, sus esperanzas, sus penas, o simplemente para mirar la belleza de ese mar que baña los arrecifes, al otro lado del muro. El único tramo donde es raro encontrar a alguien sentado es justamente allí, frente al edificio de la Sección de Intereses de Estados Unidos.
Imagen: Rafael Vilches
"Símbolo de la lucha contra el terrrorismo"
Tras 80 días de trabajo con jornadas de 24 horas y del esfuerzo de cerca de dos mil obreros, técnicos, arquitectos e ingenieros, el majestuoso monumento quedó listo. Desde el 6 de febrero del 2006 incluyó varios arcos de acero y un monte de 138 banderas negras con una estrella blanca que son un símbolo de la lucha de Cuba contra el terrorismo.
Imagen: Alina-Sardina
Martí y otras esculturas
José Martí, Héroe Nacional de Cuba, apunta su dedo de condena hacia el edificio donde estará la Embajada: El 19 de mayo de 2000, en el 105 aniversario de la caída en combate de Martí, se colocó en la Tribuna Antimperialista esta escultura, que carga en un brazo a un niño. El autor es Andrés González, artista cubano que también esculpiera el busto al Ché del Palacio de Gobierno en Brasilia.
Imagen: Alina Sardina
La caída de un mito
Aunque aún hoy los cubanos se quejan de la lentitud de los cambios económicos y sociales que supone la nueva era, la apertura de la embajada es uno de los hitos más importantes en la política exterior estadounidense y la caída del mito de Estados Unidos como posible invasor de la isla. Quizás por eso los cubanos miran hacia el edificio, esta vez sin ver al enemigo, por primera vez en décadas.
Imagen: Claudio Fuentes Madan
El anuncio de la apertura de las embajadas ocurre cuando aun quedan asuntos importantes que discutir: los derechos humanos, la compensación por la confiscación de propiedades norteamericanas en Cuba y por los daños que a la isla causa el embargo, más el levantamiento del embargo. ¿Recuperará este edificio el protagonismo político que tuvo para los cubanos y los norteamericanos antes de 1961?